12 Septiembre 2016
CONCEJAL. Durrieu (FR) ocupa una banca en el Concejo de San Isidro.
“Nosotras no estamos en contra de los hombres del siglo XXI. Luchamos contra los dinosaurios, contra los que siguen pensando que las mujeres no están capacitadas para lugares de poder por el simple hecho de ser mujeres”. De esta manera explicó la concejal Marcela Durrieu (Frente Renovador, FR), del partido bonaerense de San Isidro, el proyecto para instituir la paridad de género en el armado electoral.
La madre de Malena Galmarini -y suegra de Sergio Massa- visitó la provincia junto a la senadora porteña Micaela Ferraro, en el marco de la campaña del FR en las diferentes provincias con la iniciativa de que el 50% de los lugares en las listas sean para mujeres. Para garantizar el acceso a los cargos, proponen además que las candidatas estén intercaladas. Acompañadas por la dirigente local del FR, Mariela Martín Domenichelli, las referentes massistas solicitaron que el proyecto de paridad de género sea incluido en la reforma electoral de Tucumán.
- ¿Por qué impulsan esta propuesta?
- No es sólo una cuestión de cargos. Cuando uno mira la situación de las mujeres en el país es como si hubiera dos sociedades superpuestas. Indicador por indicador, las mujeres estamos en una situación angustiante. Ganamos entre un 25% y un 30% menos que los hombres. Triplicamos a los hombres en empleo en negro y duplicamos el desempleo. Si miramos indicadores de salud tenemos cinco veces más embarazos adolescentes que las sociedades -llamémosle- desarrolladas, y siete veces más muertes maternas. Esto debe verse como un conjunto. Es curioso, porque nuestro país fue pionero: en el 55 tuvimos la representación parlamentaria femenina más alta del mundo. Países latinoamericanos como Bolivia y Ecuador cuentan con leyes de paridad. Pero en Argentina el debate está retrasado y hay puntos del país, como Tucumán, en los que pareciera que las mujeres somos ciudadanas de segunda. Aquí ni siquiera se alcanza a cumplir con el mínimo de la ley de cupos, porque no se llega al tercio y además hay trampas en el sistema: de mujeres puestas para ocupar espacios pero sólo para renunciar luego. Por ejemplo no sé a qué otro cargo más puede ser candidata la senadora Silvia Elías, que ocupa cargos para después renunciar y que asuman hombres. No tengo nada personal, pero es un ejemplo de una metodología.
- ¿A qué aspira el planteo?
- Buscamos que todas las provincias tengan una ley de paridad de representación de género, en razón del simple planteo de justicia: la mitad de la población somos mujeres. Buscamos potenciar y abrir la discusión para que la paridad llegue a las Cortes judiciales, a los cargos de organismos públicos jerárquicos y hasta las conducciones de empresas. Buscamos que, en el marco de la reforma política planteada en Tucumán, además de se limiten los miles de “lemas” y de “acoples” para que la gente sepa qué se vota, y además se garantice la paridad de las mujeres en los cargos electivos.
- ¿Con qué argumentos en contra de esta idea se han topado?
- Está lleno de lugares comunes. Siempre los reclamos son por la capacidad para estar al frente del cargo. Pero nosotros lo que buscamos es representación. Siempre se pone en tela de juicio si las mujeres son capaces para el cargo. ¿Y nadie les pregunta eso a los hombres? Tan buenos y capaces políticamente no son porque llevamos décadas con mayoría de hombres en cargos de poder. No es un concurso de antecedentes. Ahí se ve claramente el prejuicio machista: somos más las mujeres universitarias en el país, sacamos mejores calificaciones educativas. Se habla mucho de las esposas de tal o cual político, pero con la conformación de la sociedad hoy es difícil que las mujeres políticas tengan una pareja que no participe en la vida política. La capacidad o la formación política no depende del género.
- ¿Cuál es el estado de situación que se observa en Tucumán?
- Tucumán resultó última en 2014 en un estudio de representación legislativa. Ese año la oposición no tenía representación legislativa femenina y en la actualidad hay concejos deliberantes, como el de Yerba Buena, en el que no hay ninguna mujer. Intendentas y delegadas hay muy pocas. La “compañera” Domenichelli busca que, en línea con los proyectos nacionales, se presente un proyecto en el marco de la reforma política en nombre del Frente Renovador para incluir la paridad de género electoral. El prejuicio machista está a flor de piel. Debemos avanzar hacia la paridad, uno y uno secuencial a lo largo de toda la lista.
La madre de Malena Galmarini -y suegra de Sergio Massa- visitó la provincia junto a la senadora porteña Micaela Ferraro, en el marco de la campaña del FR en las diferentes provincias con la iniciativa de que el 50% de los lugares en las listas sean para mujeres. Para garantizar el acceso a los cargos, proponen además que las candidatas estén intercaladas. Acompañadas por la dirigente local del FR, Mariela Martín Domenichelli, las referentes massistas solicitaron que el proyecto de paridad de género sea incluido en la reforma electoral de Tucumán.
- ¿Por qué impulsan esta propuesta?
- No es sólo una cuestión de cargos. Cuando uno mira la situación de las mujeres en el país es como si hubiera dos sociedades superpuestas. Indicador por indicador, las mujeres estamos en una situación angustiante. Ganamos entre un 25% y un 30% menos que los hombres. Triplicamos a los hombres en empleo en negro y duplicamos el desempleo. Si miramos indicadores de salud tenemos cinco veces más embarazos adolescentes que las sociedades -llamémosle- desarrolladas, y siete veces más muertes maternas. Esto debe verse como un conjunto. Es curioso, porque nuestro país fue pionero: en el 55 tuvimos la representación parlamentaria femenina más alta del mundo. Países latinoamericanos como Bolivia y Ecuador cuentan con leyes de paridad. Pero en Argentina el debate está retrasado y hay puntos del país, como Tucumán, en los que pareciera que las mujeres somos ciudadanas de segunda. Aquí ni siquiera se alcanza a cumplir con el mínimo de la ley de cupos, porque no se llega al tercio y además hay trampas en el sistema: de mujeres puestas para ocupar espacios pero sólo para renunciar luego. Por ejemplo no sé a qué otro cargo más puede ser candidata la senadora Silvia Elías, que ocupa cargos para después renunciar y que asuman hombres. No tengo nada personal, pero es un ejemplo de una metodología.
- ¿A qué aspira el planteo?
- Buscamos que todas las provincias tengan una ley de paridad de representación de género, en razón del simple planteo de justicia: la mitad de la población somos mujeres. Buscamos potenciar y abrir la discusión para que la paridad llegue a las Cortes judiciales, a los cargos de organismos públicos jerárquicos y hasta las conducciones de empresas. Buscamos que, en el marco de la reforma política planteada en Tucumán, además de se limiten los miles de “lemas” y de “acoples” para que la gente sepa qué se vota, y además se garantice la paridad de las mujeres en los cargos electivos.
- ¿Con qué argumentos en contra de esta idea se han topado?
- Está lleno de lugares comunes. Siempre los reclamos son por la capacidad para estar al frente del cargo. Pero nosotros lo que buscamos es representación. Siempre se pone en tela de juicio si las mujeres son capaces para el cargo. ¿Y nadie les pregunta eso a los hombres? Tan buenos y capaces políticamente no son porque llevamos décadas con mayoría de hombres en cargos de poder. No es un concurso de antecedentes. Ahí se ve claramente el prejuicio machista: somos más las mujeres universitarias en el país, sacamos mejores calificaciones educativas. Se habla mucho de las esposas de tal o cual político, pero con la conformación de la sociedad hoy es difícil que las mujeres políticas tengan una pareja que no participe en la vida política. La capacidad o la formación política no depende del género.
- ¿Cuál es el estado de situación que se observa en Tucumán?
- Tucumán resultó última en 2014 en un estudio de representación legislativa. Ese año la oposición no tenía representación legislativa femenina y en la actualidad hay concejos deliberantes, como el de Yerba Buena, en el que no hay ninguna mujer. Intendentas y delegadas hay muy pocas. La “compañera” Domenichelli busca que, en línea con los proyectos nacionales, se presente un proyecto en el marco de la reforma política en nombre del Frente Renovador para incluir la paridad de género electoral. El prejuicio machista está a flor de piel. Debemos avanzar hacia la paridad, uno y uno secuencial a lo largo de toda la lista.