12 Septiembre 2016
“Me dijeron: ‘vas a tomar una buena siesta’. Me desnudaron totalmente. Me ataron. Me ponían la pinza chica (de la picana) en la lengua. Por mi fe, no podía creer lo que pasaba. Se reían cuando yo gritaba. Me tiraban agua en la boca para ahogarme. ‘Paremos la mano que este se nos va’, dijeron una vez”. A 41 años de los hechos, pero aún incrédulo, Rolando Camuñas relató las torturas que sufrió en La Escuelita de Famaillá. Para reforzar su testimonio, mostró las cicatrices que le dejaron las descargas eléctricas en las muñecas.
El hombre es una de las 271 víctimas de la megacausa “Operativo Independencia” y declaró durante la semana en el Tribunal Oral Federal (TOF). En ese entonces tenía 28 años y trabajaba como obrero en la fábrica NorWinco (Bella Vista). Recordó que otros trabajadores de la empresa fueron víctimas del terrorismo de Estado y que, cuando lo interrogaban, le preguntaban por algunos de ellos. Recordó que ese año había cambiado el gerente de la fábrica y mencionó que, por versiones, supo que el nuevo era un ex militar de apellido Menéndez. Al ser consultado por el defensor oficial Adolfo Bertini -representa, junto a Vanessa Lucero y Martín Galliano, a 15 de los acusados- sobre las características del individuo, afirmó que era un hombre “de edad”, pero que todo lo que supo era por trascendidos.
Camuñas fue secuestrado de su casa el 4 de agosto de 1975, cuando estaba saliendo para el trabajo. De acuerdo a su relato, un grupo de fuerzas parapoliciales irrumpió en su casa de Bella Vista y los golpeó a él y a sus padres. “Mi señora cubrió a mi hija de cuatro años para que no le pegaran”, narró. Durante todo el trayecto hasta Famaillá permaneció vendado. No sabía dónde había estado hasta que años después volvió a La Escuelita y pudo contar los 18 pasos que separaban el aula en la que permanecía del lugar que funcionaba como sala de tortura. En ese sitio afirmó haber escuchado gritos de hombres y mujeres. Luego fue trasladado a la Jefatura de Policía, donde pudo ver que estaba cautivo junto a otros empleados de la fábrica: Raúl Cabrera, Juan Carlos Baer, José Gaccioppo y Oscar González. “Un día nos hicieron bañarnos y afeitarnos, y nos llevaron al Juzgado”, recordó. Añadió que no le permitieron que explicara nada, y que la acusación era por “tenencia de armas y actividades subversivas”. Fueron trasladados al penal de Villa Urquiza; luego, al de Trelew. Fue liberado en 1978.
Subrayó el rol de su abogado defensor Ángel Pisarello (secuestrado y asesinado en 1976). “Se ha jugado la vida. Viajó tres veces a verme. Defendía a todos. ‘Me vienen persiguiendo, en cualquier momento me van a boletear’, me dijo la última vez”, lamentó Camuñas. Aseguró que aún no podía entender por lo que pasó. “¡¿Cuál era la razón?! Hay gente que no puede declarar porque está muerta”, aseguró llorando. Las audiencias se celebran los jueves y viernes en la sala del TOF, de Chacabuco y Crisóstomo. Los jueces Gabriel Casas, Carlos Jiménez Montilla y Juan Reynaga determinarán las responsabilidades de 19 imputados en delitos cometidos contra 271 víctimas en 1975, durante la vigencia del Operativo Independencia en el Gobierno de María Estela Martínez de Perón.
El hombre es una de las 271 víctimas de la megacausa “Operativo Independencia” y declaró durante la semana en el Tribunal Oral Federal (TOF). En ese entonces tenía 28 años y trabajaba como obrero en la fábrica NorWinco (Bella Vista). Recordó que otros trabajadores de la empresa fueron víctimas del terrorismo de Estado y que, cuando lo interrogaban, le preguntaban por algunos de ellos. Recordó que ese año había cambiado el gerente de la fábrica y mencionó que, por versiones, supo que el nuevo era un ex militar de apellido Menéndez. Al ser consultado por el defensor oficial Adolfo Bertini -representa, junto a Vanessa Lucero y Martín Galliano, a 15 de los acusados- sobre las características del individuo, afirmó que era un hombre “de edad”, pero que todo lo que supo era por trascendidos.
Camuñas fue secuestrado de su casa el 4 de agosto de 1975, cuando estaba saliendo para el trabajo. De acuerdo a su relato, un grupo de fuerzas parapoliciales irrumpió en su casa de Bella Vista y los golpeó a él y a sus padres. “Mi señora cubrió a mi hija de cuatro años para que no le pegaran”, narró. Durante todo el trayecto hasta Famaillá permaneció vendado. No sabía dónde había estado hasta que años después volvió a La Escuelita y pudo contar los 18 pasos que separaban el aula en la que permanecía del lugar que funcionaba como sala de tortura. En ese sitio afirmó haber escuchado gritos de hombres y mujeres. Luego fue trasladado a la Jefatura de Policía, donde pudo ver que estaba cautivo junto a otros empleados de la fábrica: Raúl Cabrera, Juan Carlos Baer, José Gaccioppo y Oscar González. “Un día nos hicieron bañarnos y afeitarnos, y nos llevaron al Juzgado”, recordó. Añadió que no le permitieron que explicara nada, y que la acusación era por “tenencia de armas y actividades subversivas”. Fueron trasladados al penal de Villa Urquiza; luego, al de Trelew. Fue liberado en 1978.
Subrayó el rol de su abogado defensor Ángel Pisarello (secuestrado y asesinado en 1976). “Se ha jugado la vida. Viajó tres veces a verme. Defendía a todos. ‘Me vienen persiguiendo, en cualquier momento me van a boletear’, me dijo la última vez”, lamentó Camuñas. Aseguró que aún no podía entender por lo que pasó. “¡¿Cuál era la razón?! Hay gente que no puede declarar porque está muerta”, aseguró llorando. Las audiencias se celebran los jueves y viernes en la sala del TOF, de Chacabuco y Crisóstomo. Los jueces Gabriel Casas, Carlos Jiménez Montilla y Juan Reynaga determinarán las responsabilidades de 19 imputados en delitos cometidos contra 271 víctimas en 1975, durante la vigencia del Operativo Independencia en el Gobierno de María Estela Martínez de Perón.