Entre marzo y julio de este año se produjeron 697 accidentes en la capital -un 11% menos que el año pasado en el mismo período de tiempo-. En la subsecretaría de Tránsito y Transporte de la Municipalidad capitalina afirmaron que -del total- el 77% ocurrió fuera de las cuatro avenidas y más del 60% de las personas que protagonizaron estos hechos tienen entre 18 y 39 años.
En la ciudad circulan 300.000 autos, 100.000 motos y 1.200 ómnibus. La mayoría de los accidentes se produce fuera del centro tucumano. Sólo un 6% ocurren en el microcentro (Santiago a General Paz y Salta hasta Balcarce), un 17% en el macrocentro (desde el microcentro hasta las cuatro avenidas) y el 77% restante se da fuera de las cuatro avenidas. Estas cuatro avenidas forman el cuadrante que va desde Sarmiento hasta Roca y desde Mitre hasta Avellaneda –cada una con sus respectivas continuaciones-.
El subdirector de Tránsito de la Municipalidad capitalina, Enrique Romero, afirma que los siniestros que se producen en este último sector de la ciudad son consecuencia de:
- Mayor velocidad.
- Menor infraestructura vial.
- Menos cartelería.
- Construcción ilegal de reductores de velocidad (lomos de burro).
El funcionario afirma que al año se producen 330 muertes en la provincia, únicamente, causadas por accidentes de tránsito. Además asegura que el número de siniestros aumenta desde el jueves a la tarde hasta la madrugada del lunes: “se ve potenciado por la mayor cantidad de fiestas”.
“En la noche son más violentos los impactos y están asociados a la falta de atención”, afirmó Pedro Katz, miembro del Comité Consultivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial. El mismo explicó que en la ciudad, las víctimas suelen ser los peatones y en las rutas, los conductores.
Los principales motivos de este significativo aumento de siniestros durante los fines de semana son: exceso de velocidad, alcohol al volante, falta de elementos de seguridad, violación de luz roja y uso del celular.
Tras un relevamiento de los siniestros, desde Tránsito informaron que el 62% fueron producidos personas de entre 18 a 39 años. “Las conductas comunes entre estos infractores son la menor dimensión del peligro, el desapego a la vida y la inconsciencia”, comentó Romero. Y agregó que a este grupo le siguen: conductores de 40 a 59 años en un 18%; de 60 o más, un 9%; de 13 a 17, 6% y de 0 a 12, un 5%.
“La gente perdió el respeto por la vida. Como digo siempre: le tienen más miedo a una multa que a la muerte”, comentó el subdirector.
Katz aseguró que la problemática tiene origen en la educación y que, para él, los funcionarios son los que deberían actuar con el ejemplo: “empecemos a sancionar a los jefes”.
Por otra parte, Gustavo Grambatti, responsable de la organización “Luchemos Por la Vida”, enumeró una serie de medidas que debería tomar la Municipalidad capitalina para tratar de resolver el problema o por lo menos disminuirlo:
- Detectar el problema que más impacta en la siniestralidad vial.
- Plantear políticas de corto y mediano plazo.
- Ya que no hay recursos infinitos, implementar las acciones que contribuyan a la resolución del problema central.
- Realizar campañas y controles en base a esa problemática.