Atlético jamás pone la otra mejilla

De los últimos 63 partidos oficiales que jugó Atlético (sin contar la Copa Argentina), apenas perdió 11. Desde noviembre de 2014, en coincidencia con la llegada de Juan Manuel Azconzábal, los hinchas “Decanos” no necesitan una calculadora para sumar las tristezas que padecieron en los torneos que representaban el mayor interés, tanto para ellos como para los jugadores y el cuerpo técnico. Cada uno de esos traspiés está identificado y hasta es recordado por todos.

Difícil que no sea así teniendo en cuenta que las derrotas representan sólo el 17% de todos los partidos disputados. De más está decir que ese andar le permitió ascender a Primera y mantenerse en la categoría con mucha clase, rozando la clasificación a la Copa Libertadores de 2017.

En ese lapso que incluye la derrota ante Estudiantes del fin de semana pasado -entre otros datos interesantes-, las caídas están espaciadas. Ninguna de ellas llegó detrás de la otra en los torneos oficiales. Es decir: Atlético no pierde dos partidos consecutivos desde hace casi dos años.

Las únicas derrotas que hiló fueron las de Gimnasia de Jujuy y Lanús entre el 24 y el 27 de mayo, aunque la última fue por Copa Argentina. Lo mismo sucedió con la de Newell’s, el torneo pasado en la última fecha y los 32vos. de final de la Copa, en julio, ante Defensores de Belgrano.

Hecha la salvedad y partiendo desde las tres derrotas que encajó en el Torneo de Transición de la B Nacional en 2014 (1-2 con Temperley, 1-2 con Huracán y 2-3 con Sarmiento) en estos dos años siempre reaccionó positivamente.

“Lo importante es recuperarse rápido porque hay equipo para hacerlo. Tenemos que seguir con la misma intención con la que conseguimos todo esto”, analizó Nery Leyes, que llegó a Atlético el año pasado pero sabe de la sana costumbre del equipo tras un marcador adverso.

Si contamos las últimas nueve caídas, fueron ocho triunfos y solo un empate los que las siguieron en la línea del tiempo del torneo y eso esperanza a todos de cara al partido de hoy en Rosario.

En marzo de 2015 perdió con Santamarina 1-0 y se repuso con un 2 a 1 a Chacarita; en mayo, cayó con Gimnasia de Jujuy y luego le ganó 1 a 0 a Estudiantes de San Luis; en junio, 0-1 con Los Andes seguido de un 3-1 contra Boca Unidos; en julio perdió 2-3 ante Central Córdoba en Santiago y se despertó con un 3-0 contra Ferro; y en agosto sonrió ante Santamarina 2-1 luego del 0-1 ante Instituto.

Ya en 2016, en febrero: 0-1 con Lanús y 3-0 ante Rafaela; en marzo cayó 0-5 ante Tigre y salvó el empate ante Aldosivi 1-1; y en abril, se levantó con el 3 a 1 a Defensa y Justicia después de un polémico 2-3 frente a Estudiantes. En mayo, perdió con su rival de hoy 2-1 y en la primera fecha del siguiente torneo le ganó a Rafaela 1-0. En el medio, cayó ante Defensores de Belgrano pero en el marco de otro torneo, la Copa Argentina.

“Duele perder, a nadie le gusta perder”, explica lo obvio Azconzábal, pero viene al caso por la intolerancia justamente a perder que adquirió su equipo en este último tiempo. Tanto que no lo hace seguido.

La charla entre jugadores y entrenador del lunes por la mañana antes del entrenamiento pos 0-2 con el “Pincha” fue como cualquiera de las otras que tuvieron luego de cada marcador adverso en estos últimos años: autocrítica y la marcación de errores que al menos en el futuro inmediato (en este caso el duelo de hoy, por la cuarta fecha) no pueden cometerse.