07 Octubre 2016
“Las escuelas con problemas de disciplina escolar deben entender que las transgresiones a las normas son parte de los procesos educativos, del aprender a convivir con los de afuera. Y del aprender a convivir cotidiano de estudiantes, docentes, directivos y familias de los alumnos”. Este concepto del licenciado Fernando Onetto, coordinador del Programa Nacional de Convivencia Escolar, es fundamental para comenzar a desterrar la violencia de las escuelas. Onetto será uno de los disertantes en el 4° Congreso Internacional sobre Violencia en las Escuelas que se desarrollará hoy, desde las 9, y mañana, en el campus del colegio Santa Rosa. El encuentro fue organizado por esa institución y por la fundación Sociedades Complejas, bajo el lema “Los adultos y la autoridad: construir vínculos con niños y adolescentes”.
Consultado por LA GACETA, Onetto recomendó a las escuelas con casos de violencia que recolecten buena información y evidencias sobre cuántos y cuáles son los problemas de convivencia que se dan en la institución. “La gravedad del problema hay que constatarla. No se pueden valorar los problemas por ‘versiones’ que pueden estar atadas a ‘prejuicios’ implícitos”, dijo. También es importante encuadrar las transgresiones en normas. “Las transgresiones no pueden generar aprendizajes si hay anomia en la escuela -dice-. Además habrá que implicar a toda la comunidad educativa en la construcción y aplicación de las normas de convivencia. La escuela sola no puede”.
¿Qué opina sobre la expulsión de un alumno? “Si pensamos que la ley es un lazo y un nexo institucional comprenderemos que las transgresiones a las normas en la escuela son un paso hacia la desvinculación con los otros. La transgresión es un gesto de autoexclusión de la comunidad educativa. Un no reconocerse como parte de la escuela. La sanción reintegra a la norma y al lazo social. Pero la transgresión como toda conducta contiene también un mensaje a la institución educativa que hay que saber descifrar. Para que la sanción sea educativa tiene que partir de una comprensión del mensaje, la demanda, el pedido de ayuda, la queja o la angustia que expresa una conducta transgresora”, dice.
La primera conferencia versará sobre “Consumo de drogas y conductas de riesgo. Prevención, cuidado del otro y claves para entender las problemáticas actuales”. Estará a cargo de Sergio Canals Lambarri, de Chile.
Consultado por LA GACETA, Onetto recomendó a las escuelas con casos de violencia que recolecten buena información y evidencias sobre cuántos y cuáles son los problemas de convivencia que se dan en la institución. “La gravedad del problema hay que constatarla. No se pueden valorar los problemas por ‘versiones’ que pueden estar atadas a ‘prejuicios’ implícitos”, dijo. También es importante encuadrar las transgresiones en normas. “Las transgresiones no pueden generar aprendizajes si hay anomia en la escuela -dice-. Además habrá que implicar a toda la comunidad educativa en la construcción y aplicación de las normas de convivencia. La escuela sola no puede”.
¿Qué opina sobre la expulsión de un alumno? “Si pensamos que la ley es un lazo y un nexo institucional comprenderemos que las transgresiones a las normas en la escuela son un paso hacia la desvinculación con los otros. La transgresión es un gesto de autoexclusión de la comunidad educativa. Un no reconocerse como parte de la escuela. La sanción reintegra a la norma y al lazo social. Pero la transgresión como toda conducta contiene también un mensaje a la institución educativa que hay que saber descifrar. Para que la sanción sea educativa tiene que partir de una comprensión del mensaje, la demanda, el pedido de ayuda, la queja o la angustia que expresa una conducta transgresora”, dice.
La primera conferencia versará sobre “Consumo de drogas y conductas de riesgo. Prevención, cuidado del otro y claves para entender las problemáticas actuales”. Estará a cargo de Sergio Canals Lambarri, de Chile.