“Necesitamos un renacimiento”, afirma Abel Posse

El escritor presenta hoy “Vivir Venecia” y mañana el libro sobre el Bicentenario que editó la Iglesia

EL BICENTENARIO Y DESPUÉS. Posse presentará la obra que editó la Iglesia. la gaceta / foto de hector peralta EL BICENTENARIO Y DESPUÉS. Posse presentará la obra que editó la Iglesia. la gaceta / foto de hector peralta
14 Noviembre 2016
“El libro del Bicentenario me brindó la posibilidad de expresar, con lenguaje poético, la aventura fundacional que culminó en el Congreso de 1816”, afirma Abel Posse, a propósito de su intervención en “Pensar la patria desde el umbral de la Tercera Centuria”. Mañana, a las 20, el autor de “El largo atardecer del caminante” presentará en el Hilton Garden Inn el libro con el que la Comisión Arquidiocesana para el Bicentenario de la Independencia cierra el ciclo para el cual fue creada un año artrás. Posse compartirá la presentación con Pedro Barcia y con el economista tucumano Hugo Ferullo. Además de los presentadores, en “Pensar la patria...” también escriben Alieto Guadagni, Abel Albino, Agustín Salvia, Miguel Schiavone, monseñor Melitón Chávez y Graciela Assaf, entre otros.

“Narré la odisea de esos viajeros que soportaban viajes a través de desiertos hostiles y postas precarias, durante semanas, para dar el paso decisivo de la Independencia. Esos apasionados héroes pensaban en una gran nación y se sentían capaces de transformar el vacío en vida”, reflexionó Posse, antes de su llegada a Tucumán.

“Ese coraje hoy no lo tenemos. Y debemos recuperarlo en esta estrepitosa caída. Me pareció que la celebración del Bicentenario, más que un festejo, debería ser la oportunidad de una conciencia de movilización nacional para salir de la mediocridad política. Necesitamos un renacimiento, en vez del conformismo con la mediocridad”, enfatizó.

Durante su estadía en esta provincia, el diplomático y autor de “El viajero de Agartha” también presentará su libro “Vivir Venecia”. Será hoy, a las 19, en el patio del shopping Portal.

- A propósito de “Vivir Venecia”, ¿cómo convivieron en usted el placer estético de vivir en una ciudad como Venecia con su rol como diplomático?

- Después de haberme desempeñado en Moscú y en Perú, que fueron los primeros puestos de mi carrera diplomática, el Consulado en Venecia fue una buena opción que la Cancillería me facilitó casi como un refugio ante los años de estupidez y plomo. Vivir Venecia es una crónica de seis años como cónsul y, al mismo tiempo significó para mí adentrarme en esa ciudad que sigue siendo un ejemplo de voluntad de grandeza estética, política y hasta de organización democrática. Todos los personajes y hechos son reales: la presencia de Borges, los diálogos con él, su trato con los venecianos del poder y de la cultura y hasta su viaje en góndola. Andy Warhol, Sábato, Moravia, el amor apasionado del poeta Josef Brodsky, expulsado de la cárcel soviética, con una espléndida aristócrata veneciana, del “comunismo-caviar”. Los pintores Macció, González del Real, De Chirico, en su final, etcétera. Venecia recibe un continuo homenaje, es el doloroso espejo de la actual decadencia de la cultura occidental. En Vivir Venecia soy el cronista más o menos objetivo de los personajes interesantes. La condición humana repite pasiones y errores. Venecia con sus siglos superpuestos (contiene todos sus tiempos y personajes en su laberinto de calles y palacios de mármol flotante).Me gustó narrar estos seis años de Venecia, la ciudad a la que llegan viajeros refinados e incesantes cardúmenes de turistas con sus zapatillas calientes, asombrados de la posibilidad de una grandeza perdida.

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