Que las lluvias no frenen tus ganas de salir a la montaña

Hay que evitar senderos que crucen ríos o pendientes por donde desciende agua. Planificar la excursión es la base del éxito.

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02 Diciembre 2016
Clima subtropical con estación seca es la manera técnica de definir lo que los tucumanos conocemos bien sobre nuestra tierra: en verano llueve. Mucho. Los ríos crecen y muchos caminos de montaña -al menos, en la zona baja- se vuelven intransitables (¡justo para la época de vacaciones!).

La época ideal para salir de trekking, en Tucumán, es de marzo a octubre o noviembre, pero no es un obstáculo insalvable ni los únicos caminos son los senderos de yungas, donde se siente más el impacto de las lluvias.

Se pueden buscar caminos en la zona del Valle de Tafí o en el mismo San Javier, tan cerca de la capital tucumana, donde lo peor que puede pasar es sufrir un resbalón, siempre que se siga los senderos marcados.

Es necesario consultar el estado del tiempo y el pronóstico y las rutas por las que se va a transitar. Hacer un itinerario implica elegir los lugares que se quiere visitar, situarlos en el mapa, buscar información en la web a través de buscadores y en sitios especializados. Los blogs de viajeros sirven para ver fotos y tener algunas recomendaciones, pero la información precisa hay que buscarla en los mapas y en las asociaciones y grupos de montañistas experimentados.

"Hay que andar con mucho cuidado si está lloviendo o si llovió recientemente, y evitar salidas donde haya que cruzar ríos -aconseja el guía de montaña Andrés Suárez-. Es desaconsejable, por ejemplo, el ascenso a Anfama en esta época del año, o Aguas Chiquitas si estuvo lloviendo mucho o hay pronóstico desfavorable".

Los cerros que rodean a Tafí del Valle son accesibles en verano, porque allí llueve menos que en la zona de llanura, pero -al planear una excursión- hay que tomar en cuenta que suelen cubrirse pasado el mediodía.

El ascenso a las Cumbres Calchaquíes permite dejar atrás la capa de nubes, que usualmente queda abajo de los 4.200 metros, pero para llegar hay que tener el entrenamiento adecuado e ir equipado con calzado con suela gruesa y que sujete bien los tobillos, un abrigo por si cambia el tiempo y un rompevientos para enfrentar las lluvias típicas de la época, suficiente agua (una recomendación muy general es un litro de agua cada dos horas de trayecto), comida "de marcha" (sándwiches, turrones, frutas secas o nueces). La miel es muy útil para recuperar energía pronto.

Es muy importante salir acompañado con alguien que conozca el terreno o -al menos- hacer una buena investigación previa para calcular cuántos kilómetros hay que recorrer y cuánto se tarda, cuál es el nivel de dificultad y si está en buenas condiciones.

Llevar un mapa en papel nunca está de más, por si se termina la batería del celular o se "muere" el GPS.

El uso del bastón de trekking, que muchos creen una precaución excesiva, en realidad es casi imprescindible para mantener el equilibrio y reducir el impacto de la caminata en las piernas. Además, sirve para apartar la maleza en zonas muy tupidas.

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