11 Diciembre 2016
LA REVERENCIA. Así agradeció Santos el Nobel. Recibió una ovación. reuters
ESTOCOLMO.- Ponerle fin al interminable conflicto con las FARC es una de las obsesiones de Juan Manuel Santos, y por eso la jornada que protagonizó ayer en Suecia será inolvidable para él. El presidente colombiano recibió el Premio Nobel de la Paz y durante la ceremonia se emocionó hasta las lágrimas. No se olvidó de rendirles homenaje a las ocho millones de víctimas que provocó la guerra civil durante 50 años y declaró el fin de las hostilidades.
“Para la gran mayoría de nosotros, la paz parecía un sueño imposible pues muy pocos -casi nadie- recordaban cómo era vivir en un país en paz”, sostuvo el mandatario de 65 años durante el emotivo discurso que pronunció en el ayuntamiento de la capital sueca. “El sol de la paz brilla, por fin, en el cielo de Colombia. ¡Que su luz ilumine al mundo entero!”, exclamó.
Santos pidió un aplauso para la delegación de siete víctimas del conflicto que lo acompañaron a recibir el galardón. Pastora Mira García, Leyner Palacios, Liliana Pechené, Fabiola Perdomo, Ingrid Betancourt, Clara Rojas y Héctor Abad Faciolince se mantuvieron de pie durante buena parte de la ceremonia, en algunos momentos con las manos entrelazadas.
Palacios es un sobreviviente de la matanza de Bojayá, en cuya iglesia una bomba lanzada por las FARC mató a 74 personas en 2002. De ellos, 32 eran familiares de Palacios. “Las FARC han pedido perdón por este hecho atroz, y Leyner, que ahora es un líder comunitario, los ha perdonado. Esta es la gran paradoja con la que me he encontrado: mientras muchos que no han sufrido en carne propia el conflicto se resisten a la paz, son las víctimas las más dispuestas a perdonar”, apuntó Santos.
El presidente dijo que a lo largo del proceso de paz fue crucial dejar de ver a los guerrilleros como enemigos para considerarlos simplemente como adversarios.
Por un mundo distinto
“Humanizar la guerra no es sólo limitar su crueldad, sino también reconocer en el contrincante a un semejante, a un ser humano -enfatizó-. “¡Cuántas muertes más serán necesarias hasta que comprendamos que han muerto demasiados!”, exclamó, citando la popular canción “Blowin’ in the wind” del Nobel de Literatura, Bob Dylan.
“Termina el conflicto armado más antiguo, y el último del hemisferio occidental -advirtió Santos-. América, desde Alaska hasta la Patagonia, es una zona de paz. Tal vez, hoy más que nunca, podemos atrevernos a imaginar un mundo sin guerra. Lo imposible puede ser posible”.
Santos recibió el prestigioso galardón en nombre de los cerca de 50 millones de colombianos (“que ven, por fin, terminar una pesadilla que sólo trajo dolor, miseria y atraso”, recalcó). Recordó especialmente a los más de ocho millones de víctimas y desplazados. “Y a los más de 220.000 mujeres, hombres y niños que, para nuestra vergüenza, han sido asesinados en esta guerra”, indicó. Para todos ellos pidió un aplauso.
Dedicatorias y final
Además, tuvo palabras de agradecimiento para su familia, recordó a Gabriel García Márquez y dedicó el galardón a los héroes de las Fuerzas Armadas de Colombia. “Ellos nunca han dejado de proteger al pueblo y entendieron muy bien que la verdadera victoria del soldado y del policía es la paz”, expresó Santos.
“Señoras y señores: Hay una guerra menos en el mundo, ¡y es la de Colombia!”, enfatizó, y aprovechó la ocasión para reiterar la urgente necesidad de replantear la guerra mundial contra las drogas, en la que Colombia ha sido el país que más muertos y sacrificios ha experimentado. El acuerdo con las FARC incluye el compromiso de la guerrilla de romper cualquier vínculo con ese negocio.
El Nobel de la Paz está dotado con un premio de 877.000 dólares, que Santos donará a las víctimas del conflicto. Además recibió una medalla realizada en oro cien por ciento colombiano y un diploma diseñado por el artista Willibald Stron. (Especial)
“Para la gran mayoría de nosotros, la paz parecía un sueño imposible pues muy pocos -casi nadie- recordaban cómo era vivir en un país en paz”, sostuvo el mandatario de 65 años durante el emotivo discurso que pronunció en el ayuntamiento de la capital sueca. “El sol de la paz brilla, por fin, en el cielo de Colombia. ¡Que su luz ilumine al mundo entero!”, exclamó.
Santos pidió un aplauso para la delegación de siete víctimas del conflicto que lo acompañaron a recibir el galardón. Pastora Mira García, Leyner Palacios, Liliana Pechené, Fabiola Perdomo, Ingrid Betancourt, Clara Rojas y Héctor Abad Faciolince se mantuvieron de pie durante buena parte de la ceremonia, en algunos momentos con las manos entrelazadas.
Palacios es un sobreviviente de la matanza de Bojayá, en cuya iglesia una bomba lanzada por las FARC mató a 74 personas en 2002. De ellos, 32 eran familiares de Palacios. “Las FARC han pedido perdón por este hecho atroz, y Leyner, que ahora es un líder comunitario, los ha perdonado. Esta es la gran paradoja con la que me he encontrado: mientras muchos que no han sufrido en carne propia el conflicto se resisten a la paz, son las víctimas las más dispuestas a perdonar”, apuntó Santos.
El presidente dijo que a lo largo del proceso de paz fue crucial dejar de ver a los guerrilleros como enemigos para considerarlos simplemente como adversarios.
Por un mundo distinto
“Humanizar la guerra no es sólo limitar su crueldad, sino también reconocer en el contrincante a un semejante, a un ser humano -enfatizó-. “¡Cuántas muertes más serán necesarias hasta que comprendamos que han muerto demasiados!”, exclamó, citando la popular canción “Blowin’ in the wind” del Nobel de Literatura, Bob Dylan.
“Termina el conflicto armado más antiguo, y el último del hemisferio occidental -advirtió Santos-. América, desde Alaska hasta la Patagonia, es una zona de paz. Tal vez, hoy más que nunca, podemos atrevernos a imaginar un mundo sin guerra. Lo imposible puede ser posible”.
Santos recibió el prestigioso galardón en nombre de los cerca de 50 millones de colombianos (“que ven, por fin, terminar una pesadilla que sólo trajo dolor, miseria y atraso”, recalcó). Recordó especialmente a los más de ocho millones de víctimas y desplazados. “Y a los más de 220.000 mujeres, hombres y niños que, para nuestra vergüenza, han sido asesinados en esta guerra”, indicó. Para todos ellos pidió un aplauso.
Dedicatorias y final
Además, tuvo palabras de agradecimiento para su familia, recordó a Gabriel García Márquez y dedicó el galardón a los héroes de las Fuerzas Armadas de Colombia. “Ellos nunca han dejado de proteger al pueblo y entendieron muy bien que la verdadera victoria del soldado y del policía es la paz”, expresó Santos.
“Señoras y señores: Hay una guerra menos en el mundo, ¡y es la de Colombia!”, enfatizó, y aprovechó la ocasión para reiterar la urgente necesidad de replantear la guerra mundial contra las drogas, en la que Colombia ha sido el país que más muertos y sacrificios ha experimentado. El acuerdo con las FARC incluye el compromiso de la guerrilla de romper cualquier vínculo con ese negocio.
El Nobel de la Paz está dotado con un premio de 877.000 dólares, que Santos donará a las víctimas del conflicto. Además recibió una medalla realizada en oro cien por ciento colombiano y un diploma diseñado por el artista Willibald Stron. (Especial)
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