“El flagelo de la droga está inserto en la sociedad mundial y la cárcel no es un satélite”

El director de Institutos Penales, Guillermo Snaider, aseguró que no más del 20% de los presos que ingresan padecen adicciones. “No todos los problemas que hay en la cárcel, que son muchos, precisamente están relacionados con la droga”, aclaró.

EN SU DESPACHO. Guillermo Snaider asumió como director de Institutos Penales en marzo de 2015, durante el gobierno de José Alperovich. LA GACETA/FOTO DE FRANCO VERA EN SU DESPACHO. Guillermo Snaider asumió como director de Institutos Penales en marzo de 2015, durante el gobierno de José Alperovich. LA GACETA/FOTO DE FRANCO VERA
21 Enero 2017
Un homicidio y un secuestro de drogas pusieron el foco sobre el penal de Villa Urquiza en la última semana. El miércoles al mediodía, un preso asesinó a otro con dos puntas carcelarias durante una pelea y la familia del recluso fallecido aseguró que se trató de un enfrentamiento por drogas. Al día siguiente se conoció la noticia de que un guardiacárcel les vendía marihuana a los internos.

Al respecto, LA GACETA entrevistó al director de Institutos Penales, Guillermo Snaider, quien aclaró que no existió ninguna relación entre ambos hechos. “No voy a contradecir ninguna opinión de los familiares del interno difunto, pero es de conocimiento público que los dos presos involucrados ya tenían una diferencia personal de su vida privada, de cuando estaban en libertad y de antigua data, y buscaron la circunstancia para poder encontrarse. Cuando nosotros tuvimos la posibilidad de intervenir, ya fue tarde”, lamentó.

- ¿O sea que esa pelea no tuvo nada que ver con la droga?

- No, nada que ver. No todos los problemas que hay en la cárcel, que son muchos, precisamente están relacionados con la droga. No olvidemos que son personas que tienen problemas con la sociedad y con la Justicia, y que los conflictos están a flor de piel.

- ¿Cómo descubrieron al efectivo que ingresaba la marihuana?

- Teníamos información de que eso se podría haber estado concretando y a través de nuestra Dirección de Inteligencia planificamos un seguimiento y una vigilancia para ver si era así. El resultado fue positivo y hemos logrado detectar su modus operandi (a tres internos que salían a realizar tareas de limpieza les encargaba el ingreso de la sustancia prohibida, dándoles protección para que el personal penitenciario no los requisara. Una vez adentro, él se hacía cargo de la comercialización). A partir de ahí, hicimos una requisa específica y así se detectó la droga en un interno. Cuando se le preguntó, dijo que fue por orden de este señor. Teníamos información de que esta persona utilizaba su rango para tratar de burlar los controles ordinarios diciendo que eran internos a su cargo y evitando así las requisas.

- ¿O sea que no hay cómplices?

- En este caso en particular, no. Por eso se detecta la novedad.

- ¿Qué medida se tomó con ese empleado?

- Se inició el sumario administrativo, más allá de la intervención de la Justicia Federal, y la suspensión preventiva.

- El último mes hubo tres hechos violentos en el penal (un femicidio, un homicidio y un motín). ¿Pasó algo en particular?

- Más que en los incidentes, yo haría hincapié en los resultados. Hubo un motín, pero fue profesionalmente sofocado en tiempo y forma por el personal. Tan es así que cuatro empleados resultaron con heridas leves y un solo interno sufrió un corte en el cuero cabelludo. No nos olvidemos del contexto: es una cárcel, un espacio reducido, donde habitan personas con problemas de conducta, con problemas con la Ley y en algunos casos es inevitable el conflicto o las riñas.

- ¿Es habitual que encuentren drogas dentro del penal?

- Sería iluso de mi parte tratar de desmentir una situación como esa. El flagelo de la droga está inserto en la sociedad mundial y la cárcel no es un satélite, es una parte de la sociedad donde hay gente y no escapa a ese flagelo. No puedo decir que no hay secuestros de drogas porque los internos buscan acceder a estas sustancias prohibidas. Las formas que nosotros conocemos y denunciamos son: utilizando todo tipo de ardid para ingresarlas a través de los familiares que los visitan y también por medio de los famosos “voleos”, cuando pasan en motos o en autos y desde el perímetro de la cárcel les arrojan distintos envoltorios con psicofármacos, teléfonos o bebidas alcohólicas. Generalmente detectamos esta práctica, pero como el predio tiene 13 hectáreas no podemos cubrir humanamente todo.

- ¿Manejan estadísticas sobre cuántos presos sufren adicciones?

- Tenemos una estadística pero a nivel institucional, en el sentido de que cuando ingresa un interno al sistema penitenciario es observado por profesionales (asistentes sociales, psicólogos y psiquiatras) y a partir de ahí se trata de establecer un perfil de adicción a sustancias. Siempre son voluntarias las declaraciones de los internos y, en caso de que ellos lo acepten, los hacemos ingresar a un programa de rehabilitación del Siprosa. Pero no más del 20% de los ingresos denuncian tener adicciones.

- Un fallo judicial prohibió las requisas invasivas sobre las visitas. ¿Eso incidió negativamente en los controles?

- No, para nada. Los controles igual se hacen y en los casos en los que tenemos sospechas de que hay alguna anormalidad se invita a la persona que denuncie su situación o deponga la actitud. Todos estos fallos de la Justicia tienen una razón de ser y estamos a la altura de las circunstancias.

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