25 Enero 2017
Lo único sorpresivo en los anuncios de las candidaturas a los Oscar de las producciones 2016 fue la forma de hacerlo: ya no hubo ceremonia, sino que las redes sociales reemplazaron al acto formal. Fue la novedad; luego, todos esperaban que “La La Land” arrase como lo hizo (quizás sea mucho 14 candidaturas, pero se lo sabrá desde mañana, cuando se la estrene en Tucumán). Le sacó un año luz de ventaja al resto de los contendientes, que aparecen como nombres de reparto sin protagonismo.
Si en los últimos años América Latina fue protagonista con sus directores mexicanos triunfadores, sus escenarios, sus técnicos y sus producciones locales (como la chilena “Historia de un oso”, ganadora del mejor corto animado en 2016), la no escrita ley de la compensación giró hacia la comunidad negra de los Estados Unidos.
Gran ausente el año pasado, cuando no hubo ni un solo candidato de color en ninguna categoría, en la próxima ceremonia volverá con fuerza. En algo tuvo que ver la presidenta de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos, Cheryl Boone Isaacs (miembro de esa minoría) quien se comprometió a incidir para que no se repita el papelón. De las nueve candidatas a mejor película, tres argumentos abordan historias de superación de personajes negros: “Luz de luna”, “Fences” y “Talentos ocultos”. Y hay seis postulantes de color en los rubros de actuación, con dos récords en cantidad de candidaturas de artistas negros, como los de Viola Davis (tercera postulación a una estatuilla) y de Denzel Washington (en su novena nominación), ambos por “Fences”.
Los hispanohablantes quedan relegados: las excepciones son el mexicano Rodrigo Prieto, postulado por su fotografía en “Silence”, de Martin Scorsese; y el español Juanjo Giménez, con “Timecode”, que aspira a ser el mejor cortometraje de ficción.
Entre las sorpresas, resaltan cuatro ausencias: el filme récord de público en el año pasado, “Buscando a Dory”, no figura entre las candidatas a mejor animación; Amy Adams se quedó sin su sexta nominación (nunca ganó la estatuilla); el humor negro y grosero de “Deadpoll” fue demasiado para la Academia; y “Sully” no recibió ninguna candidatura, quizás como un inmerecido castigo a la militancia republicana de su director, el gran Clint Eastwood, y más injusto todavía con su protagonista, Tom Hanks. Es que Hollywood cava trincheras para resistir a Donald Trump como se vio en la entrega de los Globos de Oro y se volverá a ver el 26 de febrero, con la edición 89 de los Oscar.
Si en los últimos años América Latina fue protagonista con sus directores mexicanos triunfadores, sus escenarios, sus técnicos y sus producciones locales (como la chilena “Historia de un oso”, ganadora del mejor corto animado en 2016), la no escrita ley de la compensación giró hacia la comunidad negra de los Estados Unidos.
Gran ausente el año pasado, cuando no hubo ni un solo candidato de color en ninguna categoría, en la próxima ceremonia volverá con fuerza. En algo tuvo que ver la presidenta de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos, Cheryl Boone Isaacs (miembro de esa minoría) quien se comprometió a incidir para que no se repita el papelón. De las nueve candidatas a mejor película, tres argumentos abordan historias de superación de personajes negros: “Luz de luna”, “Fences” y “Talentos ocultos”. Y hay seis postulantes de color en los rubros de actuación, con dos récords en cantidad de candidaturas de artistas negros, como los de Viola Davis (tercera postulación a una estatuilla) y de Denzel Washington (en su novena nominación), ambos por “Fences”.
Los hispanohablantes quedan relegados: las excepciones son el mexicano Rodrigo Prieto, postulado por su fotografía en “Silence”, de Martin Scorsese; y el español Juanjo Giménez, con “Timecode”, que aspira a ser el mejor cortometraje de ficción.
Entre las sorpresas, resaltan cuatro ausencias: el filme récord de público en el año pasado, “Buscando a Dory”, no figura entre las candidatas a mejor animación; Amy Adams se quedó sin su sexta nominación (nunca ganó la estatuilla); el humor negro y grosero de “Deadpoll” fue demasiado para la Academia; y “Sully” no recibió ninguna candidatura, quizás como un inmerecido castigo a la militancia republicana de su director, el gran Clint Eastwood, y más injusto todavía con su protagonista, Tom Hanks. Es que Hollywood cava trincheras para resistir a Donald Trump como se vio en la entrega de los Globos de Oro y se volverá a ver el 26 de febrero, con la edición 89 de los Oscar.
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