Llevan más de un año viviendo como evacuados en un CIC

PADECER. Coronel y Madrid posaron juntas en una sala del CIC de Niogasta.  PADECER. Coronel y Madrid posaron juntas en una sala del CIC de Niogasta.
06 Abril 2017
Soportar el dolor de perder todas las pertenencias y quedarse sin hogar no eran experiencias nuevas en el Centro Integrador Comunitario (CIC) de Niogasta. Hace más de un año que tres familias viven en la dependencia pública, víctimas de las inundaciones que a comienzos del año pasado afectaron a Sud de Lazarte.

“Estamos viviendo acá desde el 6 de enero de 2016, cuando fue la última inundación de mi pueblo, de mi Sud de Lazarte”, soltó con desesperanza Sandra Coronel. Al poblado abandonado se accede por el mismo camino que conecta Niogasta con la ruta 157. Sud de Lazarte y Esquina quedaron devastados con las crecidas del dique Frontal y ahora son pueblos fantasmas.

La mujer, que vive con su esposo y siete hijos en una prefabricada atrás del CIC, aclaró que tiene una casa a medio construir en Monteagudo pero que no le alcanza el dinero para terminarla. “Es muy poca la ayuda que me dieron. Perdí todo y mi pueblo ya no existe”, relató.

A su lado, Mercedes Madrid cargaba a un bebé. Ella y su familia duermen en camas ubicadas en uno de los salones del centro vecinal. “No tengo dónde vivir. Soy pensionada y mi esposo trabaja en la comuna de Monteagudo. No nos alcanza para llegar a fin de mes, imaginate que no tenemos para un terrenito. Estamos a la espera de la ayuda”, dijo Madrid, con la voz hecha un hilo de lamento.

En abril del año pasado, una nota de LA GACETA daba cuenta de que el 80% de la población había sido arrasada por la crecida del río Chico, y luego afectada por el barro. En ese momento, en el CIC se evacuaron 35 familias. El ministro de Interior, Miguel Acevedo, había prometido casillas a los afectados. En ese momento, los evacuados lamentaban que Sud de Lazarte estuviera a punto de desaparecer, siguiendo el destino de Esquina. Gran parte de los habitantes de esos poblados se trasladaron a localidades cercanas (La Madrid, Monteagudo y Graneros), mientras que otros edificaron sus viviendas sobre la ruta.

“¿Sabés lo que fue pasar año nuevo acá en el CIC, sin hogar, sin nada tuyo? Llorábamos todos de la pena”, recordó Madrid, y puso fin a la entrevista haciendo un gesto duro con su rostro.

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