Insólito cambio de nombre de un título en Artes

Nació en 1924 en Francia bajo la inspiración del poeta francés André Breton. El movimiento artístico y literario se llamó Surrealismo. Sus cultores intentaban sobrepasar lo real impulsando lo irracional y onírico mediante la expresión automática del pensamiento o del subconsciente. Por derivación se empleó la palabra surrealista como sinónimo de irracional o absurdo. Muchas veces se ha tildado con sorna a nuestra provincia de surrealista por las cosas insólitas o extravagantes que suceden y escapan a la lógica. Por ejemplo, inscribirse en una carrera universitaria para obtener un título y enterarse súbitamente, luego de haber culminado los estudios, que recibirá otro título.

Algo similar ha sucedido en el seno de la Universidad Nacional de Tucumán. En la última sesión de su Consejo Superior, la rectora les anunció a los egresados de la Facultad de Artes, que aguardan desde hace años su título, que ya tenía “resolución ministerial la carrera de Artes Visuales, que es como se llama ahora Artes Plásticas”. Por un lado, la autoridad reconocía que la carrera en la que se habían graduado miles de estudiantes a lo largo de los años, acababa de obtener validez nacional, y que el título que otorga esa casa de estudios, es otro. La secretaria académica dijo que el cambio de denominación obedecía “a una visión más amplia del fenómeno artístico” y señaló que los egresados que aún no habían recibido la certificación lo harían con la nueva designación. Agregó que la fecha de la resolución con la validez nacional era del 8 de marzo.

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“¿De qué carrera somos? ¿En qué momento se cambió el nombre? ¿Por qué no nos enteramos? ¿Esto nos va a perjudicar? ¿Por qué la Universidad no salió a explicar el cambio de nombre, la validez y qué va a suceder con los egresados que no tienen su título y con los que recién van a comenzar a gestionarlo?”, se preguntaron los egresados.

El Ministerio de Educación de la Nación había observado días atrás que había varias carreras de grado y posgrado de universidades (públicas y privadas) que no contaban con resolución ministerial, razón por la que sus títulos carecían de validez nacional; una de las observadas fue la Licenciatura en Artes Plásticas, ahora “Artes Visuales”. Las autoridades de la Facultad de Artes responsabilizaron a la UNT por esta anormalidad y afirmaron que en 2013 presentaron los papeles para recibir la validez de Artes Plásticas.

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Desde hace años, Artes arrastra problemas en el otorgamiento de los títulos, que están lejos de haberse solucionado. En nuestras páginas hemos publicado casos penosos, como el de María Elena Acuña, que esperó más de 17 años para que la Facultad le diera su título de Intérprete Dramática en abril pasado o de Lila Ghiglione de Benud que murió a los 86 años en 2010 sin que le dieran el diploma, pese a haberse recibido 21 años atrás. A estos habría que agregar los cientos de casos de graduados que no han podido trabajar durante años por carecer del certificado habilitante.

¿Qué respuestas les brinda la UNT a los damnificados? ¿Que la culpa la tiene el otro? ¿Que deben seguir esperando? ¿Cuántos años más? ¿Qué sentirían y se responderían las actuales autoridades universitarias si les informaran mañana que sus títulos carecen de validez nacional? El manoseo, la falta de respeto y de seriedad y el surrealismo van ganando espacio en nuestra sociedad. Lo preocupante es que también se lo haga en la UNT.

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