La frutihorticultura luleña necesita auxilio

La zona productora de Lules, una de las más antiguas de Tucumán donde la agroindustria hace pie desde hace varios años, las producciones de frutilla y hortalizas vienen atravesando situaciones complicadas que, con el paso del tiempo, se van agudizando. Quienes peor la están pasando son los industriales que congelan frutilla.

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La provincia de Tucumán, desde hace muchos años, tiene un fuerte perfil en la producción frutihortícola con productores, técnicos y dirigentes agropecuarios decididos a crecer con la aplicación de última tecnología para lograr ubicar a nuestra producción en un lugar importante a nivel regional, nacional y mundial. El ejemplo más representativo es la citricultura, donde la provincia ocupa un gran lugar que es el resultado del esfuerzo empresario y dirigencial, acompañado por el Estado, que logró, con el trabajo mancomunado, ubicarse como una agroindustria de gran jerarquía.

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Otra actividad que creció fuertemente los últimos años es la del arándano, que actualmente está teniendo algunos vaivenes productivos y económicos debido a que las condiciones climáticas a veces no acompañan, con la ocurrencia de algunas heladas, y a la aparición de otros competidores sudamericanos, hicieron que los precios en los momentos de cosecha en algunos años no acompañaron como se esperaba.

Una actividad que se considera como otra gran agroindustria que se está realizando desde hace bastante tiempo atrás, principalmente en la zona productora de Lules, es la producción de frutilla y hortalizas, que como frutillera en un momento fue considerada como la zona más importante del país.

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Para tener una idea, en algunos años, en Argentina se llegaron a plantar cerca de 1.400 hectáreas de las cuales en la Provincia de Tucumán llegó a plantarse un poco mas de la mitad de esos valores. Según como se presentan las campañas y en números de producción, se estima también que se maneja un 50% de lo producido en todo el país. Hoy solo se llega a unas 280 hectáreas. Sí debe decirse que los frutilleros tucumanos trabajaron y trabajan con un gran nivel tecnológico, por lo que las producciones por hectárea son bastante superiores a lo que se obtiene en las otras zonas productoras de frutilla.

La producción local es realizada por productores grandes, medianos y pequeños, encontrándose entre los grandes y medianos, con respecto a los pequeños, grandes diferencias productivas y tecnológicas. Los grandes y medianos son productores que disponen de superficies relativamente grandes con la incorporación de última tecnología en lo referido a plantación, destacándose el uso de plantas proveniente generalmente de viveros propios, el uso de riego localizado, aplicación de fertilizantes de última generación para fertirriego, y en cosecha se dispone de instalaciones de frío y congelado.

Los productores chicos, que son generalmente producciones familiares de entre 1 a 4 hectáreas, utilizan menos tecnología, y el mercado al que ellos llegan es el local de fruta fresca o venden a compradores en la tranquera. Este es un sector muy susceptible, y es muy apto a todo tipo de mejoras que se pueda incorporar.

En lo referente a la producción de hortalizas, son muy pocos los que trabajan en sistemas de invernáculos y con alta tecnología, y existe un número mayor de pequeños productores que trabajan con normas productivas más tradicionales y de antaño para el mercado fresco local y regional.

La producción de tomate, pimiento, zapallito de tronco y hortalizas de hoja, que se ven sembradas al lado de las plantaciones de frutilla, dan una idea de la diversidad productiva y de la necesidad de mano de obra que requieren, a las que se suman otras explotaciones como las cañeras y citrícolas de la zona.

En Lules, la realidad es diferente según la escala productiva en la que esté inserto un productor, que muchas veces debe trabajar en una gran cantidad de aspectos técnicos, económicos y sociales para lograr que toda la franja productiva pueda acceder a diversos beneficios. Hoy, en la zona de Lules se ven campos plantados con frutilla para acceder a fruta primicia, que en el mercado fresco nacional tiene, generalmente, buenos precios, y a lo largo del otoño en el que estamos inmersos y todo el invierno que debe venir, con fruta fresca. Sin embargo, la incógnita es el mercado internacional y el volumen de congelado que se pueda manejar para la industria nacional, ya que al mercado de EEUU es actualmente imposible de acceder.

Hoy, el productor de frutilla espera que los problemas comerciales en el mercado internacional se arreglen lo más rápido posible, para lograr tener un mejor futuro y lograr crecer en plantación a los valores que los productores estaban acostumbrados antes de que se complique el mercado con EEUU, en 2012, para sacar los saldos exportables a buenos precios y descomprimir un mercado de fresco interno muy sensible.

En lo referente a la producción de hortalizas, el camino a seguir es más largo ya que se deben dar diversos factores para lograr crecer, sobre todo en el agregado de valor.

En este sentido, la función del Estado, para lograr dar a los productores mecanismos y reglas claras de producción y la apertura de nuevos mercados, son determinantes para que esta pequeña porción de territorio vuelva a tener el potencial productivo de antaño. Es necesario que el productor se dedique a producir y a vender como lo sabe hacer, y que el Estado se dedique a abrir más puertas comerciales, financieras y arancelarias, para lograr el resurgimiento productivo de esta importante zona productora.  

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