La economía también juega en las elecciones

Analistas políticos y economistas hablan acerca de los dilemas que se les presentan a las principales fuerzas políticas para las elecciones de medio término que se realizarán en octubre. Unos quieren postergar el debate económico; otros tratan de polarizar los comicios.

02 Julio 2017

Técnicamente, la economía muestra signos de leve recuperación; prácticamente, la actividad no ha tenido la fuerza para apuntalar, tal vez, una de las principales herramientas de acción electoral de los políticos: el consumo. En eso coinciden los analistas consultados por DINERO.

Sergio Berensztein afirma que, aquel dilema muestra un problema de concepto en su abordaje, porque la idea de recuperación económica se asienta más en la inversión que en el consumo. En otras palabras, el escenario macro, de mediano y largo plazo, tendrá sus réditos, pero el micro, el del bolsillo del votante, aún no evidenciará grandes cambios. “Hay segmentos económicos que están creciendo, pero hay otros, como el consumo masivo, que siguen deprimidos. Por caso, la zona núcleo del país muestra un impacto positivo con la compra de maquinarias agrícolas; pero si vas más adentro, a las economías regionales, la percepción es completamente diferente”, dice el consultor político.

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Otro problema económico con efectos electorales es la inflación. Según Berensztein, en el promedio con otros períodos, la inflación viene en baja; “por lo tanto, la gente le da cierto crédito al gobierno”, sostiene. En suma, el politólogo indica que, en la Argentina electoral, “hay cierta desilusión monetaria de los desencantados por la política monetaria que instrumenta el Banco Central, que les enfrió el consumo”. “Sin embargo -advierte-, el consumo previo fue artificial, el de una ilusión monetaria de comprar, vender y consumir. Hoy la economía se mueve con menos plata”.

Según el analista político, Diego Reynoso, actualmente se percibe cierto predominio del “voto económico” en las banderas que hacen flamear los sectores opositores al gobierno de Mauricio Macri. “El motivo es la situación económica presente”, explica. El investigador del Conicet, además, dice que el Gobierno, mientras tanto, apunta su estrategia electoral a una mirada de tipo retrospectiva, vinculada con temas de la corrupción y la percepción del votante respecto de la gestión anterior, encarnada en Cristina Fernández. “En otros términos, el Ejecutivo tratará de desenganchar la discusión económica de la cuestión electoral”, puntualiza.

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Reynoso señala que las variables económicas de la Argentina, sin embargo, no contribuyen del todo a la estrategia de la Casa Rosada. “Una porción de la sociedad indica que su situación económica es mala, mientras otra franja social insiste, en general, con la idea que a la actual gestión hay que darle más tiempo, porque debe madurar”, remarca. “Todo voto es político, pero también muestra una dosis de impacto de las variables económicas del momento”, finaliza.

Las declaraciones públicas del oficialismo y de la oposición que se multiplicaron esta semana apuntan a un solo objetivo: confrontar, atraer la atención del electorado, ganarse el voto de la ciudadanía. Tan simple como eso, explica el analista de la agencia DyN Walter Schmidt. Y, tal vez, un piquete como el llevado a cabo hoy por la agrupación Quebracho, sea también parte de esta campaña. Los piqueteros -otra vez encapuchados y con palos- sin ánimo de “negociar” con el Ministerio de Desarrollo Social absolutamente nada; la cartera de Carolina Stanley describiendo la protesta como una actividad de “campaña política” con la participación de ex funcionarios kirchneristas; y finalmente la Policía de la Ciudad desalojando a los manifestantes, sin que los incidentes pasen a mayores, alimentando al electorado de Cambiemos que reclama poner coto a las protestas sociales, mas allá del complejo contexto económico que atraviesa el país, indica Schmidt.

Los pronósticos económicos de 2018 en adelante estarán condicionados por el resultado de las elecciones legislativas nacionales de octubre próximo. Y hasta se puede hablar que el mercado está expectante respecto del resultado. En ese sentido, la consultora de Federico Muñoz & Asociados planteó escenarios binarios.

Si gana Cambiemos

Una hipotética victoria oficialista debiera allanar el terreno para que la recuperación cíclica para este 2017 y se extienda a 2018. Para empezar, se despejaría la incertidumbre que se cierne sobre el clima de gobernabilidad y sobre la capacidad del gobierno de llevar adelante el proceso de reformas económicas. Este escenario extendería el horizonte de decisiones y ayudaría a tonificar la inversión, indica la consultora.

Un efecto más concreto sería la reducción del costo de financiamiento externo; contingencia que preservaría la viabilidad del gradualismo fiscal y reforzaría además el ingreso de capitales privados. Asimismo, con la inflación en baja, el Banco Central (BCRA) tendría algún margen para relajar la política monetaria. De todos modos, tampoco estarían dadas las condiciones para que se desate un boom económico. En 2018, el déficit primario debe bajar de 4,2% del PBI a 3,2% del PBI y el gobierno ya no contará con el aporte del blanqueo para alcanzar la meta. El consecuente ajuste fiscal pondrá techo al vigor del avance del nivel de actividad. Además, el proceso de recuperación de la competitividad seguirá siendo muy gradual. Mientras el “costo argentino” siga operando como fuerte disuasivo, es impensable la concreción de una avalancha de inversiones. Por todo ello, 2017 cerraría con un crecimiento del PBI del 2,7% .

En el frente inflacionario, continuará la progresiva desaceleración de los precios, aunque probablemente el BCRA vuelva a tener problemas para acertar la meta inflacionaria de 2018.

Por otra parte, no se esperaría una apreciación real ulterior del Peso, ya que bajará marginalmente la emisión de deuda externa y la menor tasa de interés local reducirá el apetito por el carry trade. En definitiva, si las elecciones deparan un resultado favorable para el oficialismo, se sentarían las bases para que la recuperación cíclica en curso se extienda a 2018. De todos modos, tampoco se cifrarían esperanzas en la potencia política de este escenario económico. Será un crecimiento magro, probablemente con baja tasa de creación de empleo y con escasa pujanza del consumo.

Si gana el kirchnerismo

Probablemente, la derivación más inmediata y significativa de una hipotética victoria de Cristina en la elección bonaerense de senadores sería el deterioro abrupto y agudo de la situación financiera, advierte Federico Muñoz. La consecuente salida masiva de capitales elevaría de manera drástica el costo de financiamiento, forzando al gobierno a acelerar sensiblemente el ajuste fiscal y/o a volver a confiar en el BCRA como financista del Tesoro. Además, se observaría un salto del tipo de cambio que podría traer algún alivio a los productores de bienes transables, pero ciertamente conspiraría contra la vocación oficial de recuperar un escenario de estabilidad macro y mayor previsibilidad.

Al efecto financiero de corto plazo, habría que sumar un marcado deterioro de las expectativas económicas de mediano y largo plazos: el resurgir política de Cristina implicaría el retorno de un escenario de incertidumbre y volatilidad, que tendría como correlato una fuerte contracción ulterior de la inversión.

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