Perros de pelea: condenados a morir por apuestas en el circuito clandestino de Tucumán

Existe un circuito de riñas de animales de raza que mueve grandes sumas de dinero entre dueños y testigos.

07 Septiembre 2017

En el patio de una casa no muy grande, con las paredes de color celeste sucias, hay cerca de 25 personas alrededor de un corral en él que hay dos pitbulls. Los dueños pactan la apuesta mientras los espectadores beben cerveza esperando que inicie el “espectáculo”. Los dueños luchan por contener a los animales que saltan y se arrojan tarascones. El organizador grita “suéltenlos” y los perros salen corriendo uno contra el otro. Esta es una escena de la película mexicana “Amores Perros”, que mostró el mundo de las peleas de perros en ese país. Un mundo que parecía lejano para los tucumanos pero que hoy sabemos que es una realidad en la provincia.

“Aquí en Tucumán hay peleas de perros. Yo fui y vi cómo es su funcionamiento”, sostiene A., quien pidió que, por seguridad, se reservara su identidad.

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En barrios como Villa Angelina, Los Vázquez y El Salvador, entre otros, se suelen realizar peleas clandestinas de perros. No tienen un día ni un horario pactado y la invitación sólo circula entre un grupo selecto de personas. “Toda la gente que invitan y que va es porque está involucrada. Incluso la Policía está en todo eso. Ellos saben que esas son cosas que no se pueden hacer pero ahí corre mucha plata”, manifestó el testigo. Las apuestas llegarían a $ 10.000 por cada “casa” (es decir, por cada dueño de un perro de combate), y además hay apuestas de quienes asisten en calidad de espectadores.

En estos eventos, los perros son colocados en un lugar que se llama brete: “clavan unos fierros en cuatro esquinas y a la vuelta le ponen carpas de la altura de un metro y algo para que no salgan los perros”, describe A. Alrededor de la estructura se ubican los espectadores y comienza el show. Estos eventos tienen diversos rounds, al estilo del boxeo, y una pelea puede durar segundos, minutos u horas dependiendo de cuanto gámenes (resistencia al dolor) tengan los perros. “Algunas veces duran horas los perros peleando y no se mata ninguno. Son hasta matarse las peleas de los perros”, cuenta A.

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Una de las abogadas de la Comisión de Derechos de los Animales del Colegio de Abogados, Vanesa Orellana, explicó que los dueños de estos perros, con la intención de no dejar rastros, suelen despellejar al animal para que no se reconozcan las heridas de una pelea de perros. “Los mismos dueños, enojados si están perdiendo mucha plata, empiezan a decir ‘ya vas a ver si no ganas perro hijo de puta te voy a cagar matando’”, relató A. “Cuando pierde, lo sacrifican. Algunos le meten un tiro en la cabeza, otros los ahorcan, cosas así…”, relata el testigo.

Peleas sin apuestas

Fuera del mundo de las peleas pagas hay personas que fomentan la agresividad en los animales y que creen en la funcionalidad de determinadas razas, como ser el pitbull o el dogo. Cergio Morfil (h), un criador de bull terrier, tiene 12 perros y todos pelean en pequeños combates que él organiza. “Cada parchazo que tiene es una historia de una pelea que termina siendo más despareja. Nunca he visto un perro como este (Filipo, bull terrier). Aquí hubo rottweiler, bullmastiff, pampa, pitbull y no hay perro superior en combate a ese perro, de ninguna raza. Tiene más de 50 peleas”, relató Morfil sobre Filipo.

Afirmó que no está a favor de las peleas pagas porque son “irresponsables con el animal”, ya que a veces los perros pierden la vida en el enfrentamiento. “Hay tanta plata en juego que puede llegar a morir el perro, y eso a mí no me gusta”, sostuvo. Pero el criador de bull terrier entiende que los perros tienen la necesidad de pelear, por lo que al menos una vez al mes genera su propios combates.

El carácter de la raza

Morfil no es el único que ponderó la “naturaleza” de determinados animales. Diego Juárez, tesorero de la asociación Tucumán Canes (entidad afiliada a la Federación Cinológica Argentina) y criador de pitbull, destacó que hay ciertas razas que manifiestan mayor agresividad. En una entrevista con “Panorama Tucumano”, sostuvo que al perro se lo debe criar respetando la funcionalidad y el carácter de la raza. “Si vamos a un pitbull, el propósito original de la raza era la pelea de perros… Los que amamos la raza pitbull no podemos negar su origen”, declaró.

“Mantenerse fiel a lo que es el carácter de la raza no implica que estés a favor de las peleas”, aclaró él criador, quien puntualizó la necesidad de que un ejemplar que está registrado con el pedigree correspondiente tenga él carácter que identifica a su raza. “Yo hago hincapié en lo que es la estructura del perro pero siempre conservando el carácter. Vas a ver perros muy lindos en estructura y belleza pero no han perdido el carácter. No te digo que van a pelear dos horas como esos grandes campeones de la historia, pero si se cruzan dos machos o dos hembras sí, se prenden y eso está bien. Hay que fomentar eso”, afirmó.

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