Los transas terminaron de desmantelar un Centro Preventivo de Adicciones

Vecinos aseguraron que los vendedores de droga habrían enviado a los adictos a saquear la estructura de la obra, paralizada desde 2016

ARRASADO. La obra paralizó en enero de 2016 con un avance del 43%. la gaceta / foto de héctor peralta ARRASADO. La obra paralizó en enero de 2016 con un avance del 43%. la gaceta / foto de héctor peralta
09 Septiembre 2017

Un contrapiso de cemento y algunos perfiles de aluminio doblados. Ángel Villagrán arqueó las cejas mientras unos chicos se llevaban algunos parantes de la obra abandonada: un Centro Preventivo Local de las Adicciones (Cepla). Hace un año, con otros vecinos del barrio, habían tomado la construcción para exigir que se la finalice. Temían que fuera saqueada porque llevaba meses sin avances. Un año después casi no queda nada. Los vecinos de La Costanera afirman que los transas mandaron a los chicos adictos a llevarse todo para conseguir más droga.

La obra había sido anunciada en 2014 por la ex presidenta Cristina Fernández. En los tres años siguientes, funcionarios provinciales y nacionales aseguraron en todas sus visitas que la obra se finalizaría. “No le importamos a nadie. A nadie le interesan los pobres y los adictos”, soltó resignado Villagrán.

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La construcción había comenzado en julio de 2015 y se paralizó en diciembre de ese año, porque la Nación no abonó los certificados de obra durante el final del kirchnerismo y el comienzo del macrismo. La Provincia rescindió el contrato a comienzos de este año. La obra (presupuestada en $12,5 millones), estaba a cargo de la firma ByM SRL. Alcanzó un avance del 43%. El Cepla de Costanera forma parte de los 210 centros prometidos, como parte del programa “Recuperar Inclusión”. Del total de centros anunciados se proyectaron 91 y se inauguraron 11, había informado la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar).

“Está destruido. Nuestra esperanza se fue con esto. ¿Dónde está el Estado? No les interesa la salud de los chicos. Construyeron en tres meses la pista del aeropuerto pero en tres años no pudieron hacer un centro para los chicos del barrio”, continuó Villagrán, que integra La Hermandad de los Barrios, un colectivo de vecinos de siete villas que reclaman una política de Estado en adicciones. Recordó que en octubre del año pasado el titular de la Sedronar, Roberto Moro, visitó la obra y prometió que estaría finalizada a comienzos de este año. “Moro es un embustero, un falso y un hipócrita. Se robaron la esperanza de las madres de los chicos que quieren recuperarse. ¿Quién se hace responsable por las muertes de los chicos del paco?”, rezongó.

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LA GACETA intentó comunicarse telefónicamente con Moro y con Lidia Saya, subsecretaria de Abordaje Integral de la Sedronar, pero no respondieron los llamados. Desde la oficina de prensa de la secretaría nacional informaron que no brindarían declaraciones. Este diario también intentó comunicarse con la secretaria de Obras Públicas, Cristina Boscarino, pero la funcionaria no respondió los llamados ni los mensajes. El titular de la Dirección de Arquitectura y Urbanismo (DAU), Alfredo Quinteros, explicó que su dirección elaboró un proyecto de construcción alternativo del Cepla, con fondos provinciales. “Ya presentamos un proyecto de construcción del Cepla de construcción tradicional, con ladrillos y cemento, con el mismo diseño. Fue presupuestado en $ 12 millones, los ministerios de Economía y de Desarrollo Social deben definir si lo construirán”, detalló Quinteros.

“Da impotencia. Dejé la droga, me capacité para trabajar en el Cepla y ayudar a otros chicos, trabajamos como talleristas en el equipo de profesionales de Sedronar, nos despidieron y ahora tampoco se construyó. Nos dejaron tirados. Es un bajón, porque uno puso tanto para que se empiece a construir y queda en nada. ¿Y los chicos que se murieron de paco no importan?”, expresó Pablo Pérez desde la vereda de la casa de su mamá, Blanca Ledesma, una de las Madres del Pañuelo Negro.

“Dijeron que a fin de año estaría terminado, al revés: ahora no queda nada. Tengo dos hijos adictos. El Estado nos mintió”, protestó Liliana Silva, otra vecina del barrio.

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