Desde que Netflix subió a su plataforma su primera serie original “Lilyhammer” (2012), la compañía ha construido una de las operaciones de contenido televisivo más valiosas a través de la compra de series y películas creadas por otros. Ahora, con un presupuesto de U$S 16.000 millones, Netflix aspira a convertirse en el creador de entretenimiento más grande del mundo.
Su nueva torre de 14 pisos es visible a kilómetros de distancia en Los Ángeles, donde se puede ver el ya popular logotipo.
Allí, Ted Sarandos, se dedica a reclutar a algunos de los productores y escritores más exitosos de la televisión.
No hace mucho, la empresa firmó un contrato a largo plazo con Shonda Rhimes, creadora de series como “Grey’s Anatomy” (“Anatomía según Grey”) y “Scandal” del canal estadounidense ABC), reclutó a un ejecutivo para desarrollar programas infantiles originales y compró una editorial de novelas gráficas. Así, Netflix Studios está produciendo alrededor de 75% de los nuevos proyectos de la compañía, según Sarandos, el arquitecto clave de un número de proyectos este año que incluye 200 comedias, dramas, shows infantiles y largometrajes.
Sarandos, de 53 años, que está en la compañía desde 2000, pasa gran parte de su tiempo recorriendo el mundo para hablar con productores de diferentes países.
A lo largo de los años, el trabajo de Sarandos se ha hecho más fácil. Al principio, ningún creador o actor se hubiese animado a trabajar para un servicio de streaming cuando podían ganar premios en HBO o millones en una cadena de televisión. Así fue que Netflix hizo ofertas que parecían absurdas, pero que no podían rechazarse, como U$S 100 millones por dos temporadas del drama político de David Fincher “House of Cards”, protagonizada por Kevin Spacey. Pocas cadenas de televisión piden incluso una temporada completa antes de rodar un piloto. La serie ha sido un gran éxito, al igual que el drama sobre una cárcel de mujeres “Orange Is the New Black”.
La compañía no revela cuántas personas ven sus programas, una métrica clave en las negociaciones de TV, y Netflix también exige derechos a perpetuidad, limitando el valor de las repeticiones.
Los éxitos y los elogios continúan sin pausa, para convertirse en la mayor empresa del rubro.