Lo arrinconaron contra un garage, lo acribillaron a balazos y se escaparon
“Esa porquería está destruyendo familias enteras”, dijo la ex esposa de la víctima, en referencia a la pasta base. Los investigadores estiman que fue un ajuste de cuentas. La víctima es un hombre de 32 años, que tenía problemas de adicción y registraba antecedentes por robo
De los siete disparos que se escucharon ayer a la madrugada en Barrio Victoria, cinco pegaron en el cuerpo de Walter Oscar Figueroa (32). Los pocos vecinos que decidieron asomarse por las ventanas en el pasaje Cabildo al 1.800 no vieron a los asesinos ni tampoco el cuerpo de la víctima, que quedó tirado en la entrada del garage de un hotel que se encuentra cerrado. Ya de día, lo vio un muchacho que volvía a su casa y llamó a la Policía. Los investigadores de la causa estiman que podría haber sido un ajuste de cuentas, pese a que la familia aseguró que el hombre no tenía ningún enemigo.
El homicidio ocurrió a unos 100 metros al sur de la Quinta Agronómica, y Figueroa fue reconocido pocos minutos después por su madre. Según la información que maneja la policía, el hombre tenía problemas de adicción y antecedentes por robo.
“Lo hemos llevado a todos lados para que se curara, pero no logró hacerlo. Él consumía pasta base. Esa porquería está destruyendo familias enteras. Y ha tenido una vida muy difícil; incluso se le murió una hija”, le dijo a LA GACETA Claudia González, ex pareja y madre de la hija de seis años de la víctima. Figueroa también tenía un hijo de 10 años que estaría viviendo en Buenos Aires y nadie sabía cómo hacer para contactarse con él.
La droga, una hipótesis
Según comentó la familia a los investigadores, cuando el hombre asesinado consumía, podía desaparecer algunos días de la casa. “Nosotros nos separamos por esa situación, pero cuando estaba sano era una muy buena persona. Siempre le llevaba a su hija lo que ella necesitaba y jamás nos faltó el respeto. Lo han matado con saña y queremos justicia”, anticipó la madre de su hija. También agregó que Figueroa se dedicaba a hacer “changuitas”, fundamentalmente vinculadas con la jardinería.
A partir de su adicción y de los comentarios de algunos vecinos del barrio, la Policía no descarta que el crimen haya tenido un móvil relacionado a la droga. Por el momento, no hubo pruebas que indicaran que se haya tratado de un robo o de un enfrentamiento. Además, la cantidad de balazos que le dispararon estando indefenso robustece la teoría del presunto ajuste de cuentas.
Según comentaron los vecinos, temerosos de sufrir represalias y con la condición de que no se difundan sus nombres, el crimen ocurrió a unos pocos metros de la esquina del pasaje con la calle Frías Silva, donde se juntarían un grupo de jóvenes a consumir drogas y bebidas alcohólicas durante la noche, debajo de dos árboles. “Aquí hay tiros todos los fines de semana”, explicó una mujer que vive en la otra cuadra y observaba el trabajo de la Policía junto con su hija.
Por el momento, no hubo aprehendidos. El caso es investigado por la división Homicidios, a cargo de Hugo Cabezas y Daniel Cuellar, y la fiscalía III°.