No hace falta que sea una muerte. Las personas sufrimos pérdidas dolorosas (un amigo, una pareja, un lugar en el mundo) con mucha frecuencia. Hacer el duelo de esas pérdidas es tarea indispensable pero dura, y también puede ser compleja. La psicóloga Florencia Mazzeo y la actriz Ashley Matheus decidieron crear un espacio que permita enfrentar y conducir los duelos por medio del hecho teatral.
“La cultura actual tiende a desmentir el proceso de duelo: se muere alguien importante de tu vida ¡y te dan tres días de licencia...! -advierte Florencia-. Somos empujados a la satisfacción inmediata y no nos permitimos frenar para abordar el dolor”.
“Incluso hay cierta reticencia a aceptar que uno está de duelo”, señala Ashley. “Y si no lo hacemos, corremos el riesgo de que este se transforme en otros padecimientos, adicciones, autolesiones, violencia, bullying...”, advierte Florencia.
Así como se complementan en la entrevista, ambas han trabajado durante meses para gestar este proyecto, que describen como “un espacio de construcción colectiva que utiliza el teatro como herramienta para detenernos y abordar un proceso de duelo en compañía de otros. Un espacio de ritual y cobijo frente al vacío que queda luego de la pérdida”.
Prehistoria
Florencia es especialista en adicciones y tiene gran experiencia en trabajo en el hospital Avellaneda con dispositivos grupales por medio de la música, la escritura o la producción audiovisual. Y fue para Ashley la persona ideal cuando regresó de una etapa de formación en Estados Unidos con una idea persistente: “era mi deseo”, cuenta.
En Washington ella había sido testigo de un proceso de creación teatral con un grupo de adolescentes (entre 13 y 17 años) que habían sufrido pérdidas muy dolorosas. “Tengo mucha experiencia de hacer y ver teatro, pero esto fue diferente. Me impactó hasta las lágrimas... ¡las dos veces que los vi!” -cuenta-. Más allá de lo doloroso de la historia que habían armado entre todos, vi personitas enteras, serenas, capaces de entregar una producción colectiva hermosa. Y me dije: ‘quiero lograr esto’”.
Juntas, Florecia y Ashley se pusieron a estudiar, a imaginar y aceitar un dispositivo que, saben, no depende sólo de ellas (serán cruciales las interacciones), pero que piensan como generador de efectos de transformación.
“Estamos convencidas de que permitirá transformar el dolor en algo nuevo”, dice Florencia. “Me lo imagino como la posibilidad de que los participantes puedan ocuparse de sí mismos, de su dolor. Puedan saldar una deuda consigo y, por qué no, homenajear al ser querido que ya no está”.
Las entrevistas y los contactos
La primera etapa del trabajo ya empezó, pero aún es posible sumarse: los lunes a las 20.30 y los jueves a las 20 Florencia lleva a cabo entrevistas individuales con los interesados, que deben tener como mínimo 17 años.
El 2 de octubre arrancará el taller propiamente dicho. “A partir de técnicas de juego teatral buscaremos soltar el cuerpo, la voz, la mirada... Ir creando el grupo, el lazo, la confianza -explica Ashley-. Y dar lugar y tiempo a las historias personales, hasta donde cada uno quiera compartirla”.
“Para este proceso destinamos octubre y noviembre. Y si los participantes quieren, al final podrán mostrar a la comunidad lo que hayan construido juntos”, informa Florencia, que durante todo el proceso estará lista para apoyar y contener. Por más información se puede llamar al (0381) 153-048036 o al (0381) 155-719846.