Maristella Svampa: “Para la democracia es tan mala la concentración de poder económico como la de poder político”

La socióloga analiza en su último libro los gobiernos progresistas y los movimientos sociales en América Latina. En esta entrevista opina sobre el kirchnerismo, el macrismo, el híperpresidencialismo, Trump y las mujeres en el poder

05 Noviembre 2017

Por Dolores Caviglia - Para LA GACETA - Buenos Aires

América Latina ya no es lo que era tiempo atrás. Luego de años de gobiernos liberales en la mayoría de sus países, uno a uno los pueblos del continente dijeron basta a un modelo que no prosperó y apostaron por proyectos que tenían en agenda la ampliación de los derechos sociales, el fortalecimiento del rol estatal, el reconocimiento de las minorías, en Argentina con los Kirchner, en Brasil con Lula da Silva, en Uruguay con Pepe Mujica.

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Tampoco duró. En su último libro, Del cambio de época al fin del ciclo, la socióloga y escritora Maristella Svampa, nacida en Río Negro, intenta responder por qué. En un análisis minucioso, la doctora en Ciencias Sociales por la l’Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de París habla de avances, populismo, corrupción, crecimiento, descrédito y de un legado próspero que se vio maltratado por aquellos que lo impulsaron.

- ¿Cómo nació este libro?

- En 2008 publiqué Cambio de época. Movimientos sociales y Poder político. Allí analizaba cómo a partir del 2000, las movilizaciones antineoliberales habían abierto un nuevo ciclo en América Latina. Después, se habló de los gobiernos progresistas, de una expectativa de cambio. Ahora estamos en condiciones de hacer un balance, sin caer en simplificaciones, apologías o demonizaciones; subrayando aportes pero también déficits y limitaciones. El problema fue que los gobiernos progresistas evolucionaron hacia formas de dominación tradicional, marcadas por la concentración de poder y la expansión de modelos de desarrollo destructivos de bienes naturales y territorios. De ahí nace Del cambio de época al fin de ciclo, de la necesidad de realizar tal balance.

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- ¿Por qué cree que la unión latinoamericana no prosperó?

- En el 2005 la cumbre de Mar del Plata, que dijo “no” al ALCA, podría haber sido el punto de partida para la construcción de un regionalismo desafiante. Pero luego la Unasur se convirtió en la plataforma discursiva de los nuevos líderes y las otras instituciones que se crearon no funcionaron. Faltó voluntad política. Entre otros, Brasil no estuvo interesado porque jugaba en las ligas mayores. Y luego está China. El gran error de los gobiernos fue cómo negociaron con esta potencia en ascenso. Todos lo hicieron de forma bilateral. Hoy estamos frente a la emergencia de fuertes asimetrías económicas y ecológicas. Y los gobiernos conservadores, como el de Mauricio Macri, además de potenciar las desigualdades, están acentuando tal dependencia.

- ¿Son un problema para la democracia los mandatarios que se instalan tanto tiempo?

- Para la democracia es tan mala la concentración de poder económico como la concentración de poder político. El híper-presidencialismo es un problema. Necesitamos dispositivos de participación desde abajo, más parlamentarismo, pero sobre todo, pensar en visiones colegiadas del ejecutivo para evitar estos desplazamientos cuando la sociedad exige alternancia. Si no, sucede lo de Argentina, donde mucha gente que votó por Macri confundió alternancia electoral con alternativa política. Y no es lo mismo.

- ¿Por qué está etapa abrió un espacio para las mujeres en el poder?

- La mayor participación de las mujeres en los tres poderes da cuenta de una tendencia global de la época. Algunos dicen que el hecho marca una tendencia irreversible en términos de participación política. Pero que haya habido seis mandatarias en la región no quiere decir que eso se tradujo en una feminización del poder y en la adopción de una agenda feminista. Lo más específico de América Latina es el empoderamiento social de las mujeres, por su participación cada vez mayor en los movimientos sociales.

- Después del 2001, ¿cualquier gobierno hubiera conseguido la mística del kirchnerismo?

- No lo creo. El kirchnerismo emergió en un período especial. A nivel global, había un boom en el precio de los commodities; a nivel regional, una emergencia de progresismos y la posibilidad de construir un espacio de izquierda o centro-izquierda; y a nivel nacional, un período de fuertes movilizaciones sociales y una crisis de partidos. Y el peronismo siempre tuvo mucha versatilidad. En ese contexto, el kirchnerismo retomó varios de los temas que constituían el clima de época y actualizó la mística populista/progresista.

- ¿Cómo puede afectar a la región la llegada de Donald Trump?

- La política xenófoba y proteccionista de Trump tendrá impactos regionales, ya que son varios los países que dependen de las remesas de los inmigrantes. Otro tema será la puja con China, inesperada defensora del librecambio y la globalización. La transición hegemónica, que se había asentado sobre una relación pacífica, hoy entra a una nueva etapa. La salida de Trump del Tratado Trans Pacífico dio vía libre a China en América Latina, donde está mejor posicionada y donde va consolidando los marcos de una nueva dependencia.

© LA GACETA

PERFIL

Maristella Svampa es socióloga, escritora e investigadora. Licenciada en Filosofía y Doctora en Sociología. Es investigadora principal del Conicet y profesora titular de la Universidad Nacional de La Plata. Es Coordinadora del Grupo de Estudios Críticos del Desarrollo (GECD) y miembro del colectivo de intelectuales Plataforma 2012. En 2006 recibió la Beca Guggenheim y el premio Kónex.

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