Cómo dimensionar la pobreza en la Argentina

Los analistas consideran que la medición del cuadro social debería tener otros componentes complementarios a los ingresos del grupo familiar para focalizar las políticas de reducción paulatina del indicador. Las claves de la disminución de la tasa en el Gran San Miguel de Tucumán.

LOS MÁS VULNERABLES. Si bien los indicadores han mostrado signos de recuperación, los niños son los más expuestos a estar en situación de pobreza.  la gaceta / foto de diego aráoz LOS MÁS VULNERABLES. Si bien los indicadores han mostrado signos de recuperación, los niños son los más expuestos a estar en situación de pobreza. la gaceta / foto de diego aráoz

El fluctuante comportamiento de los precios en la Argentina, ha llevado a que los analistas económicos y hasta los mismos funcionarios promuevan un debate acerca de cómo dimensionar la pobreza y si es posible medirla más allá de los ingresos de cada habitante o de su grupo familiar. Y la discusión se plantea a partir de la reducción de la tasa, al 25,7%, registrada en el segundo semestre de 2017 y la posibilidad de un incremento para la primera mitad de este año, debido al impacto en los ingresos familiares de la actualización tarifaria y del rebrote inflacionario.

La discusión sobre la pobreza, en el corto plazo, se enfoca en la dificultad (falta de recursos económicos) que tienen los hogares para acceder a un consumo mínimo de bienes que se considera indispensable para la subsistencia (Canasta Básica Alimentaria o CBA) o bien a un conjunto de bienes más amplio que incluye vivienda, educación, asistencia sanitaria, servicio de agua potable y electricidad (Canasta Básica Total o CBT), plantea a LA GACETA Raúl García, director de Estadística de Tucumán.

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El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) había informado que en el área metropolitana tucumana hay 192.500 personas en situación de pobreza, mientras que 27.000 habitantes viven en la indigencia.

Desde 2016, el porcentaje de hogares que no pueden acceder a la CBA en el Gran San Miguel de Tucumán tiene una tendencia decreciente. Pasó del 3,8% en el primer trimestre 2016 al 2,6% en el segundo semestre 2017. Con respecto al porcentaje de hogares que no pueden acceder a la CBT se puede decir que también presenta una tendencia descendente. Pasó del 26,5% en el primer trimestre 2016 al 16,5% en el segundo trimestre 2017, explica el funcionario.

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El costo monetario de la CBA aumentó en ese período un 40% mientras que la inflación en el mismo período fue de 45%. Esto significa que los alimentos que componen la CBA aumentaron 5% menos que el resto de los bienes y servicios. De modo que en términos reales la CBA fue 5% más barata en diciembre 2017 que en abril de 2016, puntualiza el economista.

Por otra parte, “en el mercado laboral del Gran San Miguel de Tucumán se advierte que el desempleo muestra bajos niveles, con una tendencia constante, en el período 2016-2017 y que recién en el cuarto trimestre de 2017 se registra una sustancial baja (5%)”, recalca el titular de Estadística. La contracara de este indicador -advierte- es la informalidad laboral que muestra altos niveles, con una tendencia constante, en el período bajo análisis (43,5% promedio entre segundo trimestre 2016 y cuarto trimestre 2017).

A su vez, el índice de empleo en el período bajo análisis viene con una tendencia constante (alrededor de 40,3) hasta el tercer trimestre de 2017. En el cuarto trimestre de 2017 aumenta considerablemente a 43,8%. Todo esto se da en un contexto en el que el Indicador de Actividad de Tucumán, elaborado por el Observatorio de Empleo, Producción y Empresas de Tucumán, muestra un crecimiento sostenido desde el tercer trimestre de 2016 (5,8% acumulado desde octubre 2016 hasta setiembre 2017).

“Finalmente, para hacer un análisis riguroso de la pobreza no se puede estudiar una única dimensión (ingresos). Por eso los académicos que estudian este tema reconocen la necesidad de medir otras (múltiples) dimensiones”, finaliza García.

Desde el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad Nacional de La Plata, el investigador Leopoldo Tornarolli considera que la baja en la tasa de pobreza, anunciada por el Indec, en menor o mayor medida es un resultado esperable partiendo de la situación de 2016. “Las estadísticas más recientes de mercado laboral muestran una clara mejora entre 2016 y 2017; la todavía alta tasa de inflación disminuyó bastante entre esos años; y las políticas sociales que transfieren ingresos a los sectores más vulnerables se mantuvieron sin mayores cambio en dicho período”, enumera el Magister en Economía.

Pero la serie comparable provee otro resultado que explica en igual o mayor medida el valor mínimo de las serie. Si bien las medidas de “normalización” de la economía que se implementaron entre fines de 2015 y comienzos de 2016 tuvieron un esperado efecto negativo a corto plazo en la tasa de pobreza, la magnitud de ese efecto no fue demasiado grande. Esto, según Tornarolli, permitió que una vez que se retomó la senda de recuperación de la actividad económica, el punto de partida no estaba muy alejado del punto anterior a la aplicación de esas medidas.

“A futuro la evolución de la tasa de pobreza va a estar ligada a la evolución de la actividad económica y a la capacidad de reducir la inflación que tenga el gobierno, como lo ha estado en los últimos semestres”, señala. Dado que en ambos frentes se esperan mejoras graduales en el corto plazo, no debería esperarse algo distinto respecto a la tasa de pobreza en los semestres venideros, remarca el investigador. Incluso, y dado que es bastante probable que la tasa de inflación no se reduzca tanto en 2017-2018 como lo hizo en 2016-2017, no sería de extrañar que los resultados de las próximas mediciones muestren una mejora más lenta que la que ha mostrado la estimación que presentó el Indec.

"Detrás de las estadísticas hay personas"

El obispo auxiliar de la ciudad de Buenos Aires e integrante del Equipo de Sacerdotes de Villas de Emergencia, Gustavo Carrara, llamó ayer, al referirse a las cifras de la pobreza, a recordar que “detrás de las estadísticas hay personas, rostros e historias”, y sostuvo que el Estado debe poder “leer los territorios y descubrir los caminos a transitar para que la gente viva mejor”. “Nunca hay que olvidar que detrás de las estadísticas hay personas, hay rostros, hay historias”, aseveró Carrara, quien, tras diez años de trabajo como cura párroco en la villa 1-11-14, fue designado en diciembre último obispo auxiliar de la Ciudad de Buenos Aires. En declaraciones formuladas a la radio FM Delta, dijo que si bien “uno se alegra de que la pobreza baje”, a la vez se espera que “el Estado pueda leer los territorios y descubrir los caminos a transitar para que la gente viva mejor”. Así respondió cuando fue consultado sobre las últimas cifras del Indec, que dieron cuenta de una baja de la indigencia y de la pobreza. (Télam)

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