México 1970: Pelé, el mejor de la historia, devolvió la alegría

Un Brasil lleno de buen fútbol, que será recordado a lo largo de todos los tiempos, ganó el torneo de punta a punta e hizo sonreír a un pueblo que la pasaba muy mal

IMPOSIBLE DE FRENAR. Pelé y compañía armaron un equipo sensacional que hizo estragos en México 1970, hasta alzarse con la tercera Copa del Mundo de su historia y devolverle la alegría a su país.                     fifa.com IMPOSIBLE DE FRENAR. Pelé y compañía armaron un equipo sensacional que hizo estragos en México 1970, hasta alzarse con la tercera Copa del Mundo de su historia y devolverle la alegría a su país. fifa.com

Para muchos fue el mejor equipo jamás visto en la historia de los mundiales, un equipo forjado en base a buen fútbol y a contundencia. México 1970 fue el salto a la fama de un Brasil todopoderoso, que se subió a lo más alto del mundo por tercera vez en su historia, llevándose para siempre el trofeo “Jules Rimet” a sus vitrinas.

Brasil arribó a México con el mote de candidato, y no defraudó para nada. Entre Eliminatorias y Copa del Mundo, la “Canarinha” disputó doce partidos y el resultado fue contundente: no perdió ni un solo punto.

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Brasil ganó todo; marcó 44 goles -19 de ellos durante el Mundial- y sólo recibió nueve. Pero eso no fue todo; los brasileños se cargaron sobre sus hombros tres ex campeones del mundo (Inglaterra, Uruguay e Italia) y se sacó fácil de encima a un subcampeón (Checoslovaquia).

Brasil había llegado a tierra azteca con la “sangre en el ojo” por la temprana eliminación en Inglaterra 1966. Con eso, un seleccionado lleno de jugadores brillantes comenzó a prepararse con la única intención de dar el golpe en México.

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Por eso, el Brasil de 1970 se transformó en casi una referencia para los amantes del fútbol; una referencia ineludible a la hora de medir otros grandes equipos. De la mano de un Pelé magnífico, agrandó la leyenda del jogo bonito creado 12 años atrás, en el certamen de Suecia 1958, donde logró su primera corona.

Brasil fue la síntesis del fútbol total. “O Rei”, Gerson, Tostao, Jairzinho, Clodoaldo, Rivelino y Carlos Alberto fueron demasiado para sus rivales que sucumbieron ante cada demostración de buen fútbol. Quedó en claro así que el equipo era la mixtura exacta entre la gran técnica individual y un juego colectivo que quedará grabado a fuego en la historia.

Brasil no sólo ganó todos los juegos. Mostró una contundencia fuera de serie, que sólo faltó a la cita en uno de los duelos. Sólo Inglaterra pudo hacerle algo de fuerza durante el choque por la fase de grupos. Fue 1 a 0 a favor de los sudamericanos, un mérito del último campeón que, aunque más no sea, no pasó un papelón ante el gran “Scratch”.

Mario Zagallo, que tomó el mando dejado por Joao Saldanha pocos meses antes de iniciar el torneo, no anduvo con vueltas. Revolucionó el fútbol armando un medio con cinco volantes creativos. Pelé, Gerson, Tostao, Rivelino y Jairzinho se repartieron la misión de generar juego. Pero fueron mucho más que eso. Todos aportaron goles para que el título pasara a ser una hermosa realidad.

Los verdeamarelos fueron amos y señores de un torneo que será recordado como uno de los de mejor juego en la historia. Allí no sólo Pelé regó los campos de buen fútbol. Franz Beckenbauer, Bobby Charlton, Teófilo Cubillas, Gianni Rivera, Bobby Moore y Gerd Müller fueron otros cracks que aportaron pinceladas para deleitar al mundillo futbolero.

México se rindió a los pies del fútbol desplegado por un equipo que hasta ahora nadie pudo ni siquiera intentar igualarlo. Toque, triangulación, rotación, goles y éxtasis fue el combo fantástico de un seleccionado genial.

Nada ni nadie pudo ni siquiera hacerle sombras a un Brasil fuera de serie, que cumplió casi con un mero trámite al alzarse con el trofeo; pero sobre todas las cosas, que cambió tristezas por alegrías en un país que no la pasaba nada bien durante ese tiempo.

La corona en ese Mundial sirvió para que Pelé y compañía hicieran olvidar, aunque más no sea por un rato, las atrocidades que se producían en su país. Era la época de la dictadura militar en el país vecino y fue su combinado el que tapó con un manto bien confeccionado por buen fútbol y alegrías todas las miserias humanas.

Sí, el Brasil del ‘70 fue una verdadera obra de arte que hizo olvidar tristezas y que dejó alegría por el resto de sus días.

La segunda de la historia

“Juanito”, fue el nombre de un niño con el típico sombrero mexicano que se transformó en la segunda mascota en la historia de los mundiales.

Un Mundial con “altura”

Por primera vez se disputaron cotejos mundialistas por encima de los 2.000 metros sobre el nivel del mar. Los partidos jugados en el Distrito Federal tuvieron concurrencias que superaron los 100.000 espectadores.

El “partido del siglo”

Italia y Alemania se cruzaron en semifinales en un juego tan memorable, que se lo recuerda como el ‘partido del siglo’. Hubo numerosas ocasiones de gol, siete tantos, gran fútbol y muchísima intensidad. Los “Tanos” triunfaron 4 a 3 en la prórroga y se clasificaron a la gran final.

Un torneo “a puro color”

México 1970 fue el primer Mundial en televisarse a color. Además, este torneo se transmitió a todo el planeta. Eso sí, en muchos países debieron conformarse con ver los duelos en blanco y negro.

Una marca registrada

Italia hizo bien conocido su tradicional “catenaccio”. Sólo logró un tanto durante la primera fase, pero eso le bastó para pasar a la siguiente ronda. Ganó un partido y el resto empató cero a cero. Así, también logró sortear las eliminatorias hasta toparse, en la final, con un Brasil brillante que rompió con el candado italiano con un contundente 4-1.

Cambios, por primera vez

En México se autorizaron por primera vez las dos sustituciones. Hasta Inglaterra 1966, únicamente podía ser sustituido el portero en caso de lesión. La Unión Soviética fue la primera selección que cambió un jugador en un Mundial: la primera sustitución de la historia fue la de Anatoli Punzach, en reemplazo de Víctor Serebrjanikov.

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