Alessandra Rampolla: “al hombre le cuesta consultar sobre sexo”

De visita en Tucumán habló de todo: tabúes, feminismo, aborto y las recomendaciones para disfrutar la sexualidad a pleno.

06 Mayo 2018

En apenas un par de semanas dos huracanes arrasaron a Puerto Rico en septiembre del año pasado. En ese momento, Alessandra Rampolla estaba acompañando a su padre, de 82 años, que había sido operado en una rodilla. “Fue devastador -recuerda ella-; pero me ayudó mucho en lo personal, me hizo ver las cosas desde otro punto. Me cambió la vida porque pasé dos meses encerrada en casa, sin electricidad y en medio de un escenario de destrucción total. Puerto Rico es bello, con mucho verde, y después del huracán todo se convirtió en un lodo marrón por donde mirabas era todo desolación”.

Una semana después del segundo huracán, Alessandra logró sacar a su padre de la isla. También partieron otros familiares. Ella, sin embargo, decidió quedarse en su casa para ayudar. “Si me iba era para salvarme sola, pero atrás quedaba mucha gente sin nada y me alegro de haberme quedado, porque aprendí mucho, me dio mucha perspectiva de lo que es importante y lo que no es tanto”, afirma. Aunque no le gusta hacerlo público, Alessandra colaboró con los afectados por el tragedia. “Con amigas armábamos paquetes de alimentos, llenábamos vagones con agua potable y hacíamos bolsas de comida enlatada y salíamos a recorrer; eso te hacen crecer de otro manera”, insiste.

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Visitó por primera vez Tucumán en 2014 y desde entonces se siente cómoda en la provincia. Dice que tiene una deuda: escaparse para conocer a fondo. Esta noche volverá a entrar en contaco con los tucumanos para hablar de los temas de siempre, relaciones humanas y sexualidad.

- ¿Cómo marcha esta gira por Argentina?

-Está inspirada en mi más reciente libro, “Alessandra te lo cuenta todo”, que es una revisión de mi bibliografía. Me di cuenta de que había contextos que habían quedado afuera para encarar la sexualidad, es necesario que el público lo escuche desde un lugar más actualizado, porque en América Latina, por fin, hoy contamos con matrimonio igualitario, adopción homoparental, identidad de género...

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-Hay públicos más tímidos y otros más efusivos; ¿eso de qué depende?

- Depende de la región. Por ejemplo, en Argentina, un público que siempre se destaca por ser escandaloso es Rosario, donde generalmente es una fiesta. Hay muchos grupos de mujeres que están en despedidas de solteras y tienen mucha energía. Otro público es más conservador, como Mendoza. Creo que el público que me conoce entiende cuál es mi tono; entonces se dejan llevar por la onda que le pongo al material que estoy presentando. No dramatizo con mi tema y siento que el público se contagia de eso y la actitud tiende a ser bastante relajada, aunque sean tímidos. Están abiertos y eso es importante.

- ¿Y los hombres?

- Igual. Muchas veces he tenido presentaciones en las que hay más mujeres que hombres en el salón. Pero no me sorprende porque mis programas han sido dirigidos a mujeres en canales de mujeres. Es más natural. Además vengo hablando hace mucho tiempo sobre la importancia del placer femenino y muchas mujeres han entendido el mensaje y se han sentido empoderadas por ese mensaje. Pero me sorprende la cantidad de hombres que hay en cada presentación. Para el hombre es más difícil consultar sobre sexo a una mujer joven y en público. Pero aún así lo hacen y lo celebro y les doy las gracias por la valentía, porque hay que tener valentía para hacer algunas preguntas en público. Igual tengo el recurso del papelito y que puedan hacer la pregunta de manera anónima, porque por más abierto que sea el público, siempre hay personas tímidas y que tal vez tengan cuestionamientos que en verdad les impactan mucho y quieren preguntar, pero se mueren de vergüenza.

- ¿Recordás alguna pregunta que te haya sorprendido o impactado alguna vez?

- Recuerdo que no es de sorpresa, pero sí de espanto. Hubo una vez un show que hicimos en un teatro de Mendoza, donde una señora estaba arriba y no la veía bien desde el escenario. Escuchaba su voz, pero no la veía. Empezó a hablar de la disfunción eréctil de su esposo y lo hizo desde un lugar muy gracioso. Todos se reían y el murmullo en el teatro seguía creciendo. De pronto le pusieron una luz y pude ver que el señor estaba sentado al lado de ella y se moría de la vergüenza. Eso me dio como vergüencita por él, pero me dio risa más que nada y a la vez, me dio alegría e ilusión. Se animaron y se discutió y estuvimos un buen rato hablando del tema. Me divierto, lo rescato, celebro la valentía de la señora y celebro la pequeña humillación del señor y digo ¿a quién no le ha pasado? No es la única pareja que está en esta situación.

- Tenés un buda en la muñeca, ¿practicás yoga?

-Sí. Hago yoga desde hace dos años. Hago un yoga muy buena onda para mi espíritu, que no pasa tanto por el físico, sino más de meditación espiritual. Me seduce el yoga, porque me ayuda mucho con mi cabeza, con mi vida, con silenciar. Soy muy acelerada, me cuesta dormir, soy muy intensa con mi trabajo y con el yoga tengo este espacio de real paz y como que me escucho y me conecto. En mi presentación hablaré de yoga, porque es una práctica que tiene herramientas que ayudan al sexo: desde la flexiblidad, el fortalecimiento, la respiración, la concentración... Cuando las traducís a la sexualidad te favorecen y te facilitan todo. El sexo es una actividad tan espiritual como física, donde se mezclan todas las dimensiones del ser humano.

- ¿El sexo acerca la felicidad?

- Yo siento que sí. Creo que cualquier cosa en la que uno se puede sentir liberado se acerca a la felicidad; que expresa amor, que conecta. Hay cosas que comunica el cuerpo a través del sexo, que no hay palabras que comuniquen. Alguien entra dentro tuyo y hay una transmisión de energía de parte y parte, que es muy tremenda. Eso se vive mucho en una sexualidad bien llevada, una sexualidad que se sale del lugar del miedo. Aspiro a que más allá de la información técnica y sexológica que la gente debe tener, la idea es que lo que aspiren a vivir a través del sexo sea tanto más lindo y completo que lo que tantas personas viven al día de hoy, que es un calentón físico, por encima, lleno de inseguridad, manipulación y cosas que no le sirven a ninguna de las partes.

- ¿Qué opinás del debate sobre la ley de despenalización del aborto?

- Me parece importantísimo que la aprueben. ¿Quién tiene que estar decidiendo nada sobre el cuerpo de una mujer que no sea la propia mujer, que va a llevar en su cuerpo las consecuencias de tantas situaciones? Me parecen una barrabasada que al día de hoy sigan siendo hombres los que deciden sobre los derechos de la mujer y de su cuerpo. Me parece una barrabasada que haya mujeres que pongan en riesgo su vida, porque el Estado no les permita una legalidad y una seguridad para mantener su salud. Una mujer no es una incubadora de niños, solamente porque alguna vez tuvo sexo y quiso disfrutar de su cuerpo. Debería tener el derecho de elegir si quiere o no ser madre. No estoy en pro del aborto, no creo que nadie esté en pro del aborto. No hay nadie que dice: hoy me despierto y tengo ganas de abortar, no. Debe ser la situación más dolorosa, difícil y conflictiva para tantas personas, sobre todo en un contexto social que lo ve tan mal. Me parece que la ley debe estar y me encanta la idea de que sea un servicio gratuito y seguro para todas las mujeres, en todas las circunstancias, de acuerdo con lo que ellas decidan. Para los hombres es gratuito tener una relación sexual y chau... sigo con mi vida. Busquemos la equidad de género real, busquemos una situación donde ponemos a hombres y mujeres en un campo de juego que en verdad sea equitativo. Hablamos de una sociedad equitativa, cuando ni en lo laboral tenemos equidad, por la misma educación. Son todas cosas que se traducen al sexo.

- El movimiento feminista está consolidándose, ¿qué te parece?

-Está chévere. Lo que antes se consideraba piropo, no necesariamente debe serlo. No conozco ninguna mujer que en la calle se acerque a un hombre y le diga: “qué bonito estás hoy”. El comentario sobre el aspecto físico no se da a la inversa. Es del hombre hacia la mujer, porque ha quedado tradicionalmente como un tipo de piropo, algo de caballero, en búsqueda de la seducción. Al final está tan integrado que queda como piropo. Pero realmente no lo es, porque qué importa si es linda o no es linda. Qué tiene que ver eso con quién es ella como mujer. Cuando hay un discurso, como el que ha surgido en Argentina para toda Latinoamérica, que admiro y aplaudo, creo que llega un momento en que eso ya está cool. Entérate de que es necesario un cambio de cómo se hacen esas declaraciones. Dile a alguien que es linda si la conoces, si es parte del contexto, pero en la calle, nada.

- ¿Cuál es el punto más tabú, hoy en día, al hablar de sexo?

- Hay dos. Es muy loco, porque uno no tendría que ser tabú y el otro sí entiendo que sea un tabú. Pero dos temas que cuestan mucho hablar son la masturbación, que es lo más simple, y lo otro es sexo anal, que es una práctica un poquito más avanzada. Es muy loco cómo una práctica de principiante como es la masturbación sigue generando tanto tabú. A las mujeres, sobre todo, les cuesta mucho decir en voz alta: alguna vez me masturbé. El tema del sexo anal sigue siendo muy atrapante, llama mucho la atención, la gente lo practica mucho, pero mal y la pasan mal por no hacer las cosas bien. Sin embargo, les cuesta preguntar porque es un tema tabú. Entonces siguen repitiendo cosas que no favorecen el disfrute. Ahí vemos la hipocresía de la sociedad. Hay que crecer un poco en general, entender que la sexualidad en todas sus expresiones es normal y natural en el ser humano y que está bueno que cada uno tenga su elección. No seas prejuicioso con quien quiera hacer algo diferente a lo tuyo, porque para cada uno el gusto del menú es diferente.

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