Un cauce maloliente desvela a vecinos de Concepción

Molesto, enfadoso e insufrible. Que despide hedor. Sucio, repugnante y obsceno. Son acepciones de la palabra hediondo. Insospechadamente, este adjetivo ha hecho camino -o mejor dicho acequia- al andar en una de las principales ciudades tucumanas. En la cercanía de uno de los accesos, este canal aromático le da la bienvenida a quien llega a Concepción. La acequia La Hedionda tiene una extensión de unos seis kilómetros, pasar por el barrio Vialidad avanza hacia el este, atraviesa la vieja traza de la ruta 38 y después la avenida del Bicentenario.

En una extensa nota que publicamos ayer, los vecinos dan cuenta de su padecimiento por vivir en las proximidades de este cauce. Según explicaron, el cauce maloliente nació prácticamente con el ingenio La Corona, fundado en 1882, con el objetivo de trasladar los desechos industriales de la fábrica. Atravesaba cañaverales y campos desolados para desembocar, como lo sigue haciendo, en el río Gastona, cerca de La Trinidad. Décadas atrás, el mal olor -generado por la cachaza- no molestaba a casi nadie, pero en la actualidad el cauce atraviesa siete barrios, entre ellos, el Alvear (donde nace), Celestino Gelsi, Vialidad, Balbín, CGT y Curva de Los Vegas.

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Un vecino que trabajó varias décadas en la fábrica azucarera y vive en el barrio Alvear, contó que la situación de la acequia empeoró, porque “además de trasladar cachaza también lleva vinaza de la destilería y desechos que quedan de la limpieza de la fábrica”. “Aquí, cuando hace calor principalmente, a veces no se puede respirar por la hediondez. El líquido parece ácido”, sostuvo. El ex empleado del ingenio señaló que una parte del sector en donde nace el cauce permanece a cielo abierto, mientras que el sector que atraviesa los barrios Gelsi y Vialidad fue cubierto con placas de cemento; luego prosigue sin cubierta. Una vecina del barrio Gelsi dijo que a pesar de que el canal está tapado en ese sector, el olor fuerte e insoportable que larga en los tiempos de zafra a veces no los deja dormir.

Las denuncias, intimaciones y fallos judiciales por contaminación se vienen sucediendo desde hace varios años. En agosto de 2010, la Cámara de Federal de Apelaciones de Tucumán señaló en un fallo que el ingenio arrojaba vinaza por canales pluviales a cielo abierto afectando varios barrios de Concepción y los ríos Gastona y Medinas, y ordenó el procesamiento de tres directivos de ese ingenio. El diario El Liberal (edición del 8/8/11) informó que la Unión Vecinos del Sur, agrupación ambientalista de Concepción, denunció que la fábrica azucarera producía un millón de litros de vinaza por día y que superaba el límite de almacenamiento en sus lagunas de contención para luego arrojarlo indiscriminadamente hacia cauces clandestinos que luego desembocan en la cuenca Salí-Dulce. Y aunque la fábrica se acogió ese año junto a otros ingenios al plan “Vinaza cero”, las denuncias continuaron.

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Según la Municipalidad, se realizan planteos permanentes ante La Corona sobre los problemas que genera la acequia, sin embargo, esta historia maloliente que estaría cumpliendo 136 años, pareciera estar lejos de encontrar su epílogo. La nueva terminal de ómnibus aún no inaugurada dista a unos 300 metros del cauce; desdichado recibimiento le dará al visitante. Es lamentable que una acequia maloliente siga ensuciando el aire de “La Perla del Sur”.

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