San Martín alcanzó la madurez justo a tiempo

“Hemos madurado. El mejor maestro es el error. Vamos viviendo algunas situaciones, los chicos se van adaptando cada vez más a lo que es San Martín. El grupo corrió desde atrás todo el campeonato y en los momentos en que hemos fallado fue una experiencia más”. Darío Forestello analizó el presente del equipo tras el empate con Agropecuario que le abre las puertas para una segunda chance de ascenso esta temporada.

Inteligencia, seriedad, convencimiento, solidez. Esos fueron los atributos destacados de un San Martín que mostró otra cara en relación a los últimos partidos.

Disciplina táctica

Ante el “Sojero”, San Martín jugó con conciencia de final -punto flojo en la derrota frente a Brown en la última fecha, y también previamente ante Flandria- y con una disciplina táctica -sobre todo a la hora de defender- superior a la exhibida en la igualdad con susto ante Villa Dálmine en el arranque del reducido.

“Hemos mejorado en aspectos en los que tuvimos alguna dificultad la semana pasada. Hicimos un partido bien cerradito; fuimos inteligentes y tuvimos las situaciones más claras. Sólo nos faltó convertir, pero jugamos muy serios, muy seguros, convencidos ante un equipo peligroso como es Agropecuario”, apuntó Forestello.

En Carlos Casares no hubo resabios de las debilidades mostradas en el cierre del torneo y en cuartos del Octogonal: se vio un equipo rocoso. “Tenemos hombría; vamos al frente; sabemos que en cualquier momento podemos modificar cualquier resultado. Tuvimos más seguridad de la mitad hacia atrás. El equipo aprende. Estamos en ese desarrollo”, sostuvo el “Yagui”.

Madurez fue el concepto que más se escuchó en boca de los protagonistas en el corazón de la Pampa Húmeda bonaerense.

Un equipo distinto

“Lo que sufrimos con Dálmine nos ayudó a madurar. Esta vez se vio un equipo totalmente distinto, sólido; si ganábamos el partido no iba a ser injusto para nada, pero sobre todo se jugó con mucha seguridad”, dijo a LG Deportiva Daniel Galina, vicepresidente 1°. Juan Galeano coincidió. “Hacer un partido de visitante como el que hicimos habla de la madurez del equipo, que no se desordena; eso es lo importante, que mantuvimos el cero y que tenemos la ventaja que nos ganamos en el campeonato”.

“Supimos manejar los tiempos del partido, sabiendo que empatando los dos encuentros también pasamos”, afirmó ante una consulta de LG Deportiva el volante, que desperdició un claro mano a mano con el arquero Fabián Assman en el complemento.

Según Forestello, la clave de un empate que tuvo sabor a victoria residió en el equilibrio defensivo que han construido entre todos. “Desde los tres de arriba fuimos cerrando los caminos hacia abajo. Hemos controlado los factores más importantes de ellos”, indicó.

Traducido: las subidas de los laterales de Agropecuario, que se vieron dificultadas por la sacrificada entrega de Matías García y Walter Busse. Y el haber logrado que Cristian Barinaga tuviera que jugar lejos del área.

Lo que viene

Más allá del entusiasmo por una serie semifinal con buen pronóstico, el entrenador “santo” es cauto. “Si fue un buen resultado o no, lo tenemos que confirmar la semana que viene. Todos los partidos son diferentes y habrá que empatar o ganar”.

Forestello no quiere saber nada de confiarse con la ventaja deportiva, a la que calificó como un arma de doble filo. “Sabemos jugar yendo al frente. Si jugamos de otra manera (especulando) podemos causarnos inconvenientes. Al contrario; el equipo jugará un poquito más adelante. Eso es seguro”.

Luego insistió en el llamamiento a no relajarse. “Agropecuario tiene un plantel con mucha experiencia y van a seguir causando dificultades hasta el último minuto; por eso han llegado hasta acá y por eso nosotros vamos a jugar la revancha como corresponde: con mucha seriedad y mucha entrega, hasta los 90 vamos a tener que empujar para pasar a la final”.

Y además, bromeó en relación al probable horario de las 17 para el partido de vuelta, teniendo en cuenta que no habrá actividad de Superliga. “Nos van a tomar como ‘el’ partido del domingo. Eso está bueno…”.