Atlético y San Martín apostaron por el clásico de la paz

El anhelo de ambos clubes: jugar con las dos hinchadas.

TIENE LA PALABRA. Mientras Silvio Nava abre la conferencia de prensa de los clásicos, Enrique Salvatierra, Ricardo Zielinski, Mario Leito, Ricardo Seoane, Rubén Forestello y Claudio Bieler escuchan en silencio. la gaceta / foto de diego aráoz TIENE LA PALABRA. Mientras Silvio Nava abre la conferencia de prensa de los clásicos, Enrique Salvatierra, Ricardo Zielinski, Mario Leito, Ricardo Seoane, Rubén Forestello y Claudio Bieler escuchan en silencio. la gaceta / foto de diego aráoz

Como si hubiera necesidad de hacer sentir el calor humano de lo que vendrá con los clásicos de mañana, a las 21.30, y el del próximo miércoles 1 de agosto, el espacio de maniobra en el ínfimo salón del Hotel Hilton se redujo casi a la nada. Buscar un hueco entre la humanidad de los que llegaron primero a la fila, o rezar por la desinteresada colaboración de otro adelantado que gentilmente acepte hacerse cargo de la tenencia del grabador ajeno, con tal de que no se le colgaran encima, es la primera misión.

La presentación de los duelos entre Atlético y San Martín estuvo así de apretada, como todos en una baldosa, pero a su vez fue una ceremonia que intentó ir más allá de estos 180 minutos de los que no saldrá un ganador global, por más que uno de los dos sume más puntos que el otro. “Son dos partidos amistosos, separados; no existen los penales ni nada de eso. Son dos amistosos, no una serie”. Antes, durante y después de concluida la enlatada conferencia de prensa, el presidente del “Decano”, Mario Leito, le recordaba a la prensa que estos duelos no sirven más que para continuar fortificando los lazos de amistad entre ambas instituciones, y para darles algo de respiro a las arcas vacías de los clubes.

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Lo central en este asunto es que hubo tanta buena onda que lo que decía uno se hacía espejo en el otro. Desde ambos bandos se bañaron en elogios. Primero fue Leito, tras la cesión de la palabra del jefe de prensa Silvio Nava. Felicitó al “Santo” por su ascenso y también pidió soñar en grande pensando en el beneficio que ello significará para el fútbol de nuestra tierra. “Más allá de las chicanas normales de los que somos futboleros, tenemos que celebrar el momento que estamos viviendo. Los tucumanos hemos soñado durante muchísimo tiempo jugar el campeonato más importante del fútbol argentino. Debemos estar contentos ahora que estamos los dos, porque esto le sirve al fútbol tucumano y, fundamentalmente, a la provincia. Tenemos el desafío de poder consolidarnos en Primera División”. Como orador, Leito se ganó un 10. Protocolo y cordialidad, al 100%.

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A su turno, Ricardo Seoane, vicepresidente segundo del “Santo”, recogió el guante. Primero se disculpó por la ausencia de su presidente, Roberto Sagra (“tuvo un problema personal”), y luego devolvió gentilezas para con el primo de 25 de Mayo y Chile. “Estoy muy contento por nuestro presente y el de ellos”, más aplausos.

Sentados como espectadores de lujo ante una avalancha de voces que esperaba interrogarlos, Ricardo Zielinski y Rubén Forestello fueron un calco de los directivos. Palabras más, palabras menos, los dos congeniaron en lo mismo. Estos partidos, a ellos no les sirven, pero los jugarán con gusto, porque los clásicos se juegan así. Igual, antes de meterse en la pecera, charlaron, café mediante, alejados de oídos curiosos.

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Claudio Bieler, el único futbolista en la gala, estuvo bien dispuesto a las fotos, en el lobby del hotel y también para intercambiar palabras con directivos del “Decano”.

El combo en sí, que hoy reúne a “Santos” y “Decanos”, aplica a un anhelo. Los clásicos pueden incomodar a los técnicos, sí, pero también jugarlos es dar un paso hacia lo que dos los clubes realmente pretenden a futuro. “Que podamos jugar con ambas hinchadas y podamos demostrarle al país que somos un ejemplo argentino”, decía Leito. Ojalá.

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