"La vida de mi hija pendía de un hilo y renació gracias a su mamá"

Sofía Denise, la nena que recibió un riñón de su mamá muerta en un accidente, se recupera en Buenos Aires. Emoción en Concepción.

De una tragedia nació un milagro. Y el pastor evangelista José Gerván, ahogado de emoción, no dudó en definir esta historia como “la esperanza de vida que renació del amor de una madre”. Se trata de una joven mamá que, antes de fallecer en un accidente había tomado la decisión de donar un riñón a su hija, afectada por complicaciones renales que la tenían al borde de la muerte.

Verónica Noelia Carrazco, de 30 años y oriunda de Concepción, falleció el viernes a la noche en un accidente que se produjo en la esquina de Haimes y Presidente Roca, en esa ciudad. Ella iba en moto y chocó contra una camioneta. El hecho, que sacudió inesperadamente a la familia, precipitó la ablación y trasplante del órgano a Sofía Denise Córdoba, de 11 años, internada desde hace tiempo en el hospital Garrahan de Buenos Aires. El procedimiento se concretó sin pérdida de tiempo cuando la familia todavía estaba en shock por la tragedia.

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Evolución favorable

La pequeña fue sometida a la intervención quirúrgica el sábado y ya se recupera favorablemente en el hospital porteño. “Comenzó a orinar y se estima que, de continuar esta evolución, en 20 días le darían el alta”, contó entusiasmada Sarahí Carrazco, tía de la niña. “Ella sabe de su madre y de la parte de ella que le incorporaron y que ahora le permite tener más expectativas de vida”, agregó. “Esto nos consuela ante la desgracia de su pérdida”, apuntó desde Buenos Aires, en donde acompaña a la niña.

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Verónica venía luchando por encontrar una cura para su hija desde hace nueve años, cuando los médicos le diagnosticaron -en un principio- síndrome poliglandular autoinmune con candidiasis y distrofia ectodérmica. En los últimos meses, las patologías se complicaron con una insuficiencia renal crónica terminal, síndrome de Adisson e hipoparatiroidismo.

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Ante esta situación, la difunta madre había decidido el año pasado donar uno de sus riñones a Sofía, quien ya se encontraba en estado crítico y en lista de espera del Incucai. La operación se iba a realizar en febrero, luego de certificara la compatibilidad del órgano. Pero a Verónica le surgió un problema en la vesícula y el trasplante se debió postergar. “La vida de mi hija pendía de un hilo y gracias a su madre hoy podemos decir que renació, está saliendo del estado grave”, expresó emocionado Jorge Córdoba, padre de la niña. “Con Verónica la vinimos remando con el problema de Sofí desde que era chiquita. Ella le puso mucha garra a esta lucha y estaba entusiasmada con el hecho de que le podía donar su riñón”, agregó.

“Su muerte nos golpeó duro y llegó en un momento en que todos estábamos angustiados por el momento difícil que atravesaba mi hija” añadió.

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Candelaria Carrazco, madre de Verónica, aún shockeada por la pérdida de su hija, sólo alcanzó a destacar la esperanza que renace ahora de que Sofía Denise regrese a casa recuperada de su enfermedad luego del trasplante. “Tengo una mezcla de angustia por la partida de Vero, pero al mismo tiempo me consuela saber que su vida se prolonga a través de su propia hija, mi nieta. Es algo por lo cual uno se siente orgullosa de ella” dijo.

Renacer

“Aquí hay un mensaje de amor de una madre que en vida no dudó en donar un riñón a su hija. Lamentablemente ni se imaginó que su deseo se iba a concretar tras su muerte”, observó, por su parte, Celia Carrazco, tía de la fallecida.

“El renacer de mi sobrina Sofía, gracias a su nuevo riñón, sirve para destacar la importancia de la donación de órganos. Es un acto muy generoso”, acotó Celia. Verónica Sofía fue sepultada e lunes por la tarde en un cementerio privado de Concepción. Un nutrido grupo de vecinos y parientes le brindó su último adiós durante una ceremonia en la que el pastor Gerván realizó una invocación religiosa.

“La muerte también puede dar lugar a la vida y Verónica nos deja ese mensaje” definió Gerván. Llantos desgarradores se alzaron en la fría tarde de la despedida. En Buenos Aires, ajena a este triste ritual, Sofía Denise despertaba a la posibilidad de seguir viviendo.

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