Un bombero que sofoca la pasión

Un triángulo amoroso se desarrolla en “Hay que apagar el fuego”

AMIGOS PESE A TODO. Armando Díaz y Patricio Gómez de la Torre.- AMIGOS PESE A TODO. Armando Díaz y Patricio Gómez de la Torre.-
21 Septiembre 2018

ACTÚAN HOY

• A las 22 en Tertulia (Virgen de la Merced 435, ex Árbol de Galeano).

Libertad es la esposa de Cayetano, un bombero voluntario que es ejemplo de solidaridad y entrega. Ambos son vecinos de Pascual, quien es el amante de la mujer. Un día son descubiertos in fraganti, pero los hechos posteriores se desarrollan de una manera muy particular.

Este es el argumento de “Hay que apagar el fuego”, un clásico del teatro argentino escrito en 1982 por Carlos Gorostiza, que llega a escena en Tertulia Bar Cultural (ex Árbol de Galeano) interpretado por Marisol Cantela, Armando Díaz y Patricio Gómez de la Torre, dirigidos por Manuel Villarrubia Norri, quien diseñó una puesta con elementos del grotesco, del kitsch, del melodrama y del videoclip.

“El texto plantea la infidelidad, la amistad, la crisis económica y la vocación de servicio. Universaliza temas que atraviesan el tiempo, con una vuelta de tuerca en la mirada acerca de la mujer. A su estreno, Libertad quedaba como la culpable de todo, y de Pascual se reivindicaba su lealtad, pese a que es igual de responsable en la relación. Ahora hago foco en el rol del amigo como partícipe del adulterio para repartir las cargas y solventar el indulto a la figura de la esposa, dentro de un hogar en crisis, lo que justifica su acción”, detalla Villarrubia Norri.

El director reivindica un texto “que va y vuelve en su retórica y acentúa ciertas ideas que se refuerzan en las escenas, que son condensadas en acciones y son rematadas en gags verbales y físicos propios del comic”. “Le sumamos como algo contemporáneo que la infidelidad es difundida en video a través de las redes sociales e Internet”, agrega.

En cuanto al diseño de los personajes, señala que “Cayetano es esclavo de su oficio, todo pasa por su vida de bombero voluntario y su logro más grande es convertirse en cabo, por lo que decide no ver ciertas cosas, en especial relacionadas con la manutención de su hogar; su atención está focalizada en apagar el fuego, y lo irónico es que el fuego se enciende dentro de su casa con el triángulo amoroso como combustible”.

“Recurrir al humor aliviana la culpa y le da a la obra el ritmo necesario para generar matices y armonía en la sucesión de escenas. Los secretos no siempre terminan conociéndose, en la vida, pero no hay que guardarlos, porque generan cola y se pudren. En el teatro hacen a su esencia: no deben revelarse, por lo menos hasta el final. Lo cierto es que no se puede vivir mirando para otro lado y sin comprender lo que pasa a tu alrededor, parafraseando al gran maestro Oscar Quiroga. No se puede ser un turista por el mundo. Conocer todo y no querer registrarlo es impulsar la cultura del ‘no te metás’, con las consabidas consecuencias históricas que todavía estamos pagando como sociedad y que nos caracterizan como país”, advierte.


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