El Papa Francisco abrió el miércoles una reunión de obispos con la Iglesia Católica en un estado de crisis debido a los conocidos casos de abusos sexuales y llamó a sus líderes a no permitir que la fe de la nueva generación sea apagada "por nuestras propias fallas, errores y pecados".
El arzobispo Charles Chaput de Filadelfia llamó a la cancelación del "Sínodo de jóvenes" para que el Vaticano pueda concentrarse en preparar otra reunión de obispos sobre la prevención de abusos sexuales.
El cardenal Joseph Tobin, arzobispo de Newark, Nueva Jersey, se quedó en su diócesis para lidiar con las consecuencias del escándalo y el obispo holandés Robert Mutsaerts of Den Bosch optó por el boicot, con el argumento de que el sínodo carece de credibilidad.
Más de 250 obispos de todo el mundo asistirán a la reunión de un mes con cerca de 40 jóvenes invitados para participar como observadores.
Por primera vez, dos de los obispos provienen de China después de un acuerdo histórico del Vaticano logrado este mes que mejoró los vínculos con el Gobierno comunista.
Aunque el título oficial del sínodo es "Jóvenes, Fe y Discernimiento Vocacional", el escándalo mundial de abusos sexuales está como telón de fondo y muchos creen que será parte de la agenda informal de discusiones.
"Que el Espíritu nos dé la gracia de ser un recuerdo que es diligente, vivo y efectivo, que no se permita apagarse de una generación a la siguiente o ser aplastado por los profetas de la fatalidad y la mala fortuna, por nuestras propias fallas, errores y pecados", declaró Francisco en su homilía.
La Iglesia enfrenta crisis por abusos sexuales en países incluyendo a Chile, Alemania, Estados Unidos y Australia y el Vaticano sabe que tiene que ganarse a jóvenes desencantados.
La confianza en la forma en que el Papa está manejando la crisis por abusos sexuales se ha desplomado entre los católicos estadounidenses, según un nuevo sondeo del Centro de Investigación Pew.