Romperé tus fotos... para no verte más

La semana pasada fue un guerra de imágenes para mostrar el poder. Es lo que imponen los tiempos virtuales que se viven. La semana que viene será peor. Hay encuestas que corroboran lo que se ve en las fotos, y otras que preocupan.

Se acuerda de aquella foto. A la izquierda Sergio Massa y Juan Schiaretti. A la derecha, Juan Manuel Urtubey y Miguel Pichetto. Aquella imagen no tenía a nadie sentado en la cabecera de la mesa. ¿Un gran error o una clara debilidad? Ambas cosas. Los cuatro se sentirán muy poderosos, pero ninguno tiene las espaldas lo suficientemente anchas como para sentarse en esa cabecera. En síntesis, ninguno puede liderar este proyecto; al menos, por ahora.

No actúan con inocencia -inocencia sería pensar que la tuvieran-, actúan con las precisiones que les dan las encuestas. Un paso en falso, puede ser fatal. Esta semana se mostraron las encuestas nacionales que hizo Synopsis Consultores. Allí, de los 1.143 argentinos consultados se infiere que el 32,9% votaría por Cambiemos si hoy fuese las elecciones. Y, el 52% lo haría por otra fuerza. El 15,1 por ciento restante son indecisos.

En el mismo sondeo se le pone nombre a las peleas y siempre gana Macri: contra Cristina (45,8% a 42,2%); contra Sergio Uñac (41,3% a 29,2); contra Urtubey (42,5% a 32,5); contra Massa (42,7% a 40,6%) y contra Alberto Rodríguez Saa (44,4 a 40,7). Esto explica el porqué de la silla vacía (del líder) en la cabecera. Nadie quiere correr riesgos. Aquellos cuatro de la imagen saben que ellos pueden (aún los que todavía no entran en las encuestas), pero a ninguno le alcanza.

La pregunta capciosa tal vez sería: “entonces, ¿a los que no están en aquella foto, sí les alcanza?” Para nada. A los que no se los ve es porque simplemente no tienen capacidad para estar allí. Juan Manzur es uno de ellos.

A nivel nacional, Manzur ha tocado el techo. Se debería dar por bien servido con lo logrado en tan poco tiempo. El gobernador de Tucumán llegó siendo un simple obsecuente de su inventor político, José Alperovich, y dos años y medio después de recibir el bastón de mando intenta ser un referente nacional. Demasiado ambicioso. Está muy apurado. Sin embargo, ha conseguido lo que nadie imaginaba.

En su puño -con la ayuda de su vicegobernador- controla la provincia y el peronismo; ha arrumbado al ex gobernador a un rincón y puede convocar al peronismo a su casa con un alto porcentaje de asistencia. El miércoles será el gran anfitrión. Tendrá tanto o más invitados de lo que él preveía. Sin embargo, las fotos en medio de la multitud, con muchos popes gremiales e incluso con por lo menos un dirigente de aquella polémica foto del comienzo de este texto (vendría Massa y, tal vez, Pichetto) no le alcanzarán para ser un referente nacional. Por eso él insiste en aclarar que su preocupación principal es Tucumán. Enhorabuena. Es el gobernador de esta provincia, para eso lo votaron los tucumanos y aún le falta ratificar sus pergaminos.

Entonces, este 17 de Octubre le servirá para torcerle aún más el brazo a su ex amigo José y para avisar que más adelante intentará ser un referente nacional. Precisamente, esa es una materia pendiente de Alperovich: no lo consiguió después de tener el máximo poder en Tucumán durante una docena de años. Manzur le sacó ventaja en esa categoría.

En el álbum

También le va ganando en el álbum de instantáneas. Las fotitos que va pegando el actual gobernador son muchas más que las del senador, que se pasó los últimos dos años sacándose fotos con los vecinos a los que él iba a visitar y a ayudar con la ayuda del mismo Estado provincial. Esta semana se desesperó por mostrarse con la mayor cantidad de figuras nacionales. La mayoría que encontró tenían el sello K en la frente. Hasta la propia Cristina volvió a mostrarse para la foto con José. Sin besos ni abrazos.

La imagen sacó de quicio seguramente al diputado Marcelo Santillán y a la diputada Mirta Alicia Soraire. Antes de sentarse en las poltronas del Congreso de la Nación fueron fieles integrantes de La Cámpora. Por lo tanto, se convirtieron en finísimos intérpretes del hijo mayor de los K. La foto de Alperovich con la mamá de Máximo los dejó descolocados. Durante mucho tiempo en la gestión anterior, La Cámpora era el orzuelo en el ojo de Alperovich. Siempre ninguneó a sus miembros y las veces que les dio lugar fue después de expresos llamados de la Casa Rosada. Órdenes que indefectiblemente debía cumplir. La imagen de José y Cristina les puso los pelos de punta porque nunca hubo empatía entre el ex gobernador y los integrantes de la agrupación que estalló en la era K. En los pasillos del Congreso cuentan que la imagen fue motivo de consulta a Máximo. La respuesta del hijo K habría sido tranquilizadora. Máximo sólo habría aclarado que se trató, simplemente, de una foto. Una imagen que no dice nada. Luego les habría pedido que sigan haciendo política porque hay que seguir construyendo el espacio político. El mensaje fue: “no es momento de pelearse con nadie”. Los que no entendieron bien fueron los dirigentes de Unidad Ciudadana de Tucumán, que tuvieron fuertes discusiones hasta que pudieron decidir que sólo Hugo Cabral fuera al Hipódromo al acto de Manzur.

Exigiendo al chasirete

No fue una semana tranquila para Alperovich. Exigió al máximo a su fotógrafo personal para mostrarse en las redes sociales y no sirvió de mucho. Pero además sus hijos desfilaron -como testigos- en el juicio de Paulina Lebbos. No fueron los únicos de su intimidad. También lo hizo el ex súper ministro y sempiterno escudero Jorge Gassenbauer. Al final, el único que no estuvo frente a frente ante los jueces fue el mismísimo Alperovich. Hasta su esposa lo hizo.

Por el contrario, Manzur no para de sonreír. Está exultaste con su mega encuentro del próximo miércoles. Pero más feliz -y tranquilo- se muestra después de revisar las encuestas que le entregaron en los últimos días. A los “sijuancistas” de mayor confianza les cuenta que la fórmula Manzur-Jaldo tendría hoy un 48% de intención de voto. “El mejor gobernador de la historia de Tucumán (tal cual definió el mismísimo Jaldo a Alperovich) se habría instalado 13 puntos más abajo (un 35% de intención de voto). Y, lejos, mucho más lejos estarían en ese sondeo del gobernador José Cano y Ricardo Bussi, cada uno con un 12%.

En auto y a caballo

La sonrisa alcanzó para disimular cuando revisan algunos números en el interior. Midieron qué pasaba en Concepción y comprobaron que la intención de votos vuela como si anduviera en un auto de carreras. El intendente Roberto Sánchez tendría una intención de votos que llega a los 60 puntos. Y algo parecido ocurriría en Bella Vista con el Lord Mayor Sebastián Salazar. En cambio, el intendente de Yerba Buena va a paso de caballo, mucho más lento, aunque no dejó de sorprender al gobernador cuando vio que Mariano Campero tendría -según los sondeos oficiales- un 48% de intención de voto. Esos números obligarían a revisar la estrategia oficialista donde ven con buenos ojos la postulación de Bernardo Racedo Aragón y miran de reojo las de Daniel Toledo o de Sisto Terán.

Después de la fotografiada semana pasada, y de la pesada carga que dejaron los retratos, más de uno quisiera hacer desaparecer las fotografías para evitar vergüenzas posteriores. “Yo romperé tus fotos / yo quemaré tus cartas / para no verte más”, repetía en su estribillo “La Mosca” cuando popularizó su canción en épocas en las que el celular apenas asomaba.

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