CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco advirtió que “el grito de los pobres es cada día menos escuchado”, por lo que llamó a los cristianos a no estar “de brazos cruzados” frente a las desigualdades sociales.
Durante la misa por la Jornada Mundial de los Pobres, que celebró en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, señaló que la injusticia es la “raíz perversa de la pobreza”, al tiempo que criticó a los ricos que derrochan.
“El grito de los pobres es cada día más fuerte pero también menos escuchado, sofocado por el estruendo de unos pocos ricos, que son cada vez menos pero más ricos”, dijo durante la ceremonia.
“Es el grito de tantos Lázaros que lloran, mientras que unos pocos epulones banquetean con lo que en justicia corresponde a todos”, dijo haciendo referencia a la parábola bíblica del rico epulón y el mendigo Lázaro centrada en la riqueza y la pobreza.
Francisco recordó a los migrantes, ancianos, niños que sufren hambre y jóvenes que crecieron durante la guerra, así como los niños que no llegaron a nacer.
“Es el grito ahogado de los niños que no pueden venir a la luz, de los pequeños que sufren hambre, de chicos acostumbrados al estruendo de las bombas en lugar del alegre alboroto de los juegos. Es el grito de los ancianos descartados y abandonados”, dijo en la misa en la que estuvieron presentes 6.000 personas en dificultades , según informó el Vaticano.
“Es el grito de los ancianos descartados y abandonados. Es el grito de quienes se enfrentan a las tormentas de la vida sin una presencia amiga. Es el grito de quienes deben huir, dejando la casa y la tierra sin la certeza de un lugar de llegada”, planteó.
El Papa llamó a atender la situación de poblaciones enteras, “privadas también de los enormes recursos naturales de que disponen”. Además, en lo que pareció un mensaje para los sectores conservadores críticos de su magisterio, advirtió que ocuparse de los pobres “no es la moda de un pontificado, sino una exigencia teológica”.
“Ante la dignidad humana pisoteada, a menudo uno permanece con los brazos cruzados o con los brazos caídos, impotentes ante la fuerza oscura del mal. Pero el cristiano no puede estar con los brazos cruzados, indiferente, o con los brazos caídos”, subrayó.
Luego de la misa, el Pontífice invitó a 3.000 pobres y sin techo de Roma y alrededores a un almuerzo en el Aula Pablo VI del Vaticano. (Télam-DPA)