Un proyecto contra la contaminación sonora, idéntico a una ley que rige en Ciudad de Buenos Aires desde 2004, tomará un nuevo impulso mañana, cuando sea tratado en la comisión de Medio Ambiente de la Legislatura.
La propuesta cuenta con el dictamen favorable de Salud Pública desde marzo pasado, y quedará en condiciones de ser debatida en el recinto antes de que termine el año. Esto debe ser resuelto por la comisión de Labor Parlamentaria, que se reunirá hoy con miras a la sesión prevista para el jueves.
El texto, presentado por el radical Raúl Albarracín en febrero, propone un plazo de 180 días al Poder Ejecutivo (PE) para que ponga en vigencia la normativa. La meta parece ambiciosa, teniendo en cuenta que la Legislatura porteña aprobó la ley 1.540 en diciembre de 2004, y los vecinos tuvieron que aguardar hasta mayo de 2007 por el decreto reglamentario.
Hace nueve días, LA GACETA publicó un informe (“Ese infierno urbano que es vivir entre ruidos”) que detalla el estado de situación de la normativa que rige en materia de contaminación sonora. La arquitecta Beatriz Garzón, responsable de la materia electiva Sonido y Hábitat de la Facultad de Arquitectura de la UNT, relató en esa nota sus aportes para la reformulación de una ordenanza en Yerba Buena y su colaboración actual con el municipio capitalino. “Las normas eran de vieja data. Hoy las ciudades cambiaron mucho y es necesario establecer nuevos valores límites admisibles, y especificarlos por áreas”, indicó Garzón.
Este es precisamente uno de los aspectos incluidos en el proyecto firmado por Albarracín. El radical, que preside la comisión de Medio Ambiente, confirmó que el asunto será analizado en ese grupo de trabajo mañana, y consideró que será un paso favorable su discusión en el recinto porque otorgará un marco general al cual los concejos deliberantes podrán adherir.
Al igual que en Ciudad de Buenos Aires, la iniciativa propone un plan de actuación a través de la Secretaría de Medio Ambiente de la Provincia para que en seis meses se elabore “un plan permanente en materia de ruido y vibraciones, el cual será revisado y actualizado en períodos no superiores a cinco años a partir del establecimiento de los Estándares de Calidad Acústica (ECAs)”. Ese programa, además de “líneas de acción”, promueve la “zonificación acústica”; la “evaluación de la situación acústica existente”; medidas “para la reducción y control de la contaminación acústica”, y programas de educación y de capacitación.
El diseño de un “mapa del ruido” permitirá el acceso de la ciudadanía a conocer los alcances de la contaminación sonora en las distintas regiones. Debe contener, entre otros datos, el “número de viviendas en una zona dada que están expuestas a una serie de valores de un indicador de ruido”; y el “número de personas afectadas (molestias sonoras, alteración del sueño, etcétera)”.
Siguiendo el proyecto, esto posibilitará que se delimiten “áreas de protección de sonidos de origen natural”, que serán identificados como “lugares vulnerables al ruido”. “(Son sitios) en que la contaminación acústica producida por la actividad humana resulte imperceptible o pueda ser reducida hasta tales niveles”, expresa el texto. La contracara de esos puntos de la provincia serían las “zonas de situación acústica especial”. Para tratar de llevar paz a los oídos en esos lugares, la Secretaría de Medio Ambiente, con el apoyo de otras reparticiones estatales, podrá aplicar multas que comienzan en $ 200 (para particulares) y alcanzan los $ 65.000 (para emprendimientos que, pese a una orden de cese o clausura, ponga en funcionamiento sus actividades). Para que estas y otras disposiciones rijan, antes de debe aprobar una normativa sancionada hace 15 años por los legisladores porteños.
Definiciones y conceptos
Bel (B) y Decibel (dB).- Bel (B) es un índice adimensional utilizado para expresar el logaritmo decimal de la razón entre un nivel medido y un nivel de referencia, según el proyecto inspirado en la legislación porteña. Decibel (dB) es la décima parte del Bel (B). Es usado para describir niveles de presión, niveles de potencia o niveles de intensidad sonora.
Ruido.- Todo sonido no deseado que moleste, perjudique o afecte a la salud de las personas y los animales, capaz de producir efectos sicológicos o fisiológicos adversos.
Sonido.- Energía que es trasmitida como ondas de presión en el aire u otros medios materiales que puede ser percibida por el oído o detectada por instrumentos de medición.
Molestia sonora.- Sentimiento de displacer asociado con estímulos sonoros que afectan adversamente al individuo y por tanto su calidad de vida.
Vibración.- Perturbación que provoca la oscilación periódica de partículas en un medio elástico, respecto de su posición de equilibrio, a intervalos iguales, y que pasa por las mismas posiciones, animada por la misma velocidad.
Niveles dañinos.- “Estamos soportando niveles muy dañinos”, le dijo a LA GACETA en una nota reciente la arquitecta Beatriz Garzón, responsable de la materia electiva Sonido y Hábitat de la Facultad de Arquitectura de la UNT. De acuerdo a las mediciones que realizaron desde su cátedra, el centro soporta un ruido de entre 90 y 100 dB -una aspiradora andando equivale a 90 dB y 100 a una moto con escape libre-.
En las calles.- Marcelo Barrionuevo, inspector de la Dirección de Control Ambiental y Bromatología de la Municipalidad de la Capital, realizó un recorrido con decibelímetro para una producción de LA GACETA por las calles de la ciudad. Según la Organización Mundial de la Salud, de 65 dB para arriba es perjudicial para el oído. Las más ruidosas son aquellas por las que pasan los colectivos. Cuando suenan bocinas o pasa una moto sin silenciador las marcas superan los 80 dB.
“Tucumán sin ruido”
Para plantear el tema desde la salud pública
También tiene dictamen favorable de la comisión de Salud Pública desde marzo pasado el proyecto de creación del “Programa Tucumán sin Ruido”, que espera por su tratamiento en la comisión de Medio Ambiente. La iniciativa, planteada por el macrista Luis Brodersen, plantea por objeto “generar medios y herramientas de concientización para la sociedad, valiéndose de publicidad vial, folletos, cartillas, videos, talleres, charlas y demás herramientas que sean necesarias”. Además, busca “incluir el ruido como un tema de salud pública importante en la evaluación y (realización de) estudios de impacto ambiental”. “La población tucumana, según el Censo 2010, es casi de 1,5 millón de habitantes. El 77% es urbana y, por ello, generadora de contaminación de diferentes índoles”, argumentó el legislador macrista en la propuesta.