Los productores de arándanos piden cambios en las políticas

Francisco Estrada criticó las retenciones y la baja de los reintegros a la exportación.

CALIDAD. Los arándanos tucumanos compiten, hombro a hombro, con los principales productores mundiales. CALIDAD. Los arándanos tucumanos compiten, hombro a hombro, con los principales productores mundiales.
24 Noviembre 2018

›› CAMPAÑA 2018 | CIERRA UN AÑO DIFÍCIL

“En el año 2008, Argentina exportaba 1,6 millón de toneladas de fruta fresca, y 10 años después apenas superamos las 800.000 toneladas, lo que resulta preocupante ya que la tendencia sigue a la baja. Se deben hacer cambios en las políticas dedicadas a las exportaciones para lograr que el aumento sea posible, ya que, sin dudarlo, las rentabilidades bajaron o se estuvo exportando a pérdida, y por ello la caída fue grande.

La aparición de las retenciones y la baja muy fuerte de los reintegros a las exportaciones, impactaron fuertemente en el sector exportador de fruta fresca, a lo que se suma la falta de créditos y financiamiento por lo que resulta imposible acceder por su altísimo costo. Todo esto debe ser puesto en la mesa de discusiones, y que los cambios necesarios para crecer sean a largo plazo. Tenemos que tener claridad y un marco legal a largo plazo para volver a crecer”, opinó Francisco Estrada, presidente de Apratuc (Asociación de Productores de Arándanos de Tucumán) y productor de arándanos, al referirse a la situación difícil que está atravesando el sector.

Las retenciones muchas veces quitan la rentabilidad, y el reintegro a las exportaciones, como herramienta para fomentarlas, dejaron de serlo con esta baja. “Se debe trabajar para cambiar la situación actual y exportar, sacando las retenciones, anulando la disminución de los reintegros. Hay que generar acuerdo bilaterales para evitar los arancelamientos que tenemos, y donde nuestros competidores no lo tienen, como China, que abrió su mercado, pero con aranceles altos para nosotros, pero nulo para Chile y Perú”, describió.

“La situación ‘macro’ es muy difícil y debe ser modificada para que la situación mejore, y si nos referimos a lo que pasó en lo ‘micro’, en la actividad la situación tampoco fue ayudada, ya que este año se atrasó la cosecha casi un mes por haber tenido el invierno más frío de los últimos 11 años, en cuanto a temperaturas promedio, con lo que se concentró la cosecha para fines de octubre, y con el agravante de que en ese pico de cosecha, entre 15 y 20 días llovió más de 11 días seguidos, lo que perjudicó muchísimo, ya que no se podía cosechar, y que cuando se pudo hacerlo esta fruta debió ir a industria por no tener garantía de calidad para exportar fresco, y por ello la industria se abarrotó”, describió. “A esto se sumó que no había capacidad de frío y almacenaje para procesar esa gran cantidad de fruta”, apuntó.

Esta situación de lluvias desorganizó toda la cosecha y, al finalizar las lluvias, los campos se escapan de su punto óptimo de cosecha y las plantas tenían fruta pasada, a punto y verde, lo que dificultó mucho cosechar. Se suma que la fruta, después de las lluvias, tiene una carga de inóculos que la perjudica en el proceso de embalado, lo que afecta finalmente el precio en el mercado, o debe ser eliminada por alta presencia de pudriciones. La concentración de los días de cosecha hizo que la fruta fresca llegue a los mercados de manera abrupta y en cantidad, a la que se sumó la entrada de fruta peruana, que hizo que los precios caigan y no sean atractivos y resulten inviables.

“Esto nos hizo cambiar la logística de envíos y pasar de aéreos a marítimos buscando bajar los costos; por ello, los vuelos sólo fueron 29 contra los más de 50 de la campaña pasada. Realmente el año termina de manera muy difícil para el sector, ya que el 50% de la fruta que pudo ser exportada no se exportó”, concluyó.

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