Gordillo te tira la posta: "¿River-Boca? ¡El verdadero Superclásico es de Tucumán!"

"¡Pero que viva el fúlbo!", cuenta Miguel Martín en un impresionante video, a horas de que se juegue la superfinal de la Libertadores.

Gordillo te tira la posta: ¿River-Boca? ¡El verdadero Superclásico es de Tucumán!
24 Noviembre 2018

A los 39 años, el comediante Miguel Martín atraviesa uno de los mejores momentos de su carrera. Reconocido afuera de su Famaillá natal, con su tucumano básico trascendió las barreras culturales y "hace capote" en Córdoba, la tierra de los humoristas.

Todos conocen sus historias de chico y las reprimendas de su madre. No hay misterios sobre las travesuras de infancia, que concluían en castigos ejemplares para la época, en el interior tucumano. 

Pero también este capocómico es un fanático del fútbol.  Y ahora, a poco de que se juegue el superclásico entre River-Boca, por la final de la Copa Libertadores, su personaje, el Oficial Gordillo, decidió publicar un video en su cuenta de red social para contar el verdadero clásico de la redonda: el del interior tucumano.

"Hola, soy Gordillo. Y hoy te vengo a hablar del clásico. ¿Qué me vienen a hablar de superlcásico a mí? Superclásico eran los de mi época, los del querido interior de Tucumán, papá. Famaillá-Fronterita; Ñuñorco versus Conción Fúlbol Clú; qué clásicos hacha y tiza eran esos, ¿quenó?"

"¿Vo' te creí que los jugadores concentraban? La concentración era hacer turnos de ocho horas en el Ingenio hombreando bolsas de azúcar. De ahí salían a las dos de la tarde y a las 3 ya saltaban a la cancha con los Sacachispas, la media con liga que le hacían la mama con el elástico de tu calzoncillo viejo, ¿te acordás? Y tenían puesto todavía la camisa de grafa pa jugar y un olor a Mentisán, la pomada boliviana, efectiva y refrescante contra las tronchaduras y las recalcadas".

"Los jugadores, además de estar concentrados en el juego, tenían que estar atentos a lo externo: el partido no solo se jugaba en el "verde césped", se jugaba en la tribuna ya que los hinchas tenían contacto directo con los protagonistas debido a la falta de tela perimetral. Los jugadores no solo deberían ser hábiles para el juego sino para esquivar todo elemento contundente procedente de la tribuna que le lanzaban los vagos y las minas".

"Si me parecía ver una coreografía de Michael Jackson cuando el Mono Acuña iba a tirar un córner tratando de esquivar escupitajos, jirio, insulto. El equipo local tenía que ganar sí o sí, de otra manera si ganaba el visitante debían tener restos físicos para correr hasta la ruta donde un colectivo salvador de El Trébol o El Centauro los esperaba para devolverlos sano y salvo a su lugar de origen. ¡Pero que viva el fúlbo!"

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