Las lluvias excesivas dañan la calidad del garbanzo

El doctor Vizgarra mencionó la pérdida de calidad por brotado y lavado de grano.

EL IMPACTO. El exceso de agua en los campos también dañó al garbanzo.  EL IMPACTO. El exceso de agua en los campos también dañó al garbanzo.
01 Diciembre 2018

Llegó diciembre. Las pocas trillas de cultivos de invierno fueron la nota principal, debido a las fuertes lluvias que se dieron al comienzo de la cosecha de trigo y garbanzo, perjudicando fuertemente la recolección. Esto hizo que se perdieran muchos lotes de la leguminosa invernal, y que el cereal sea afectado de manera importante, comentó el doctor Oscar Nicéforo Vizgarra, investigador principal y coordinador del Proyecto Legumbres Secas de la Eeaoc.

Igualmente, es necesario comentar que es lo que paso en general en la camépaña de garbanzo, para saber el porqué de los resultados y tomarlo como experiencia para la próxima, reflexionó.

“La campaña 2018 del cultivo de garbanzo se caracterizó por la falta de humedad al momento de la siembra; en muchos lotes, la cantidad de agua acumulada en el perfil del suelo (1,5 m de profundidad) no llegó a los 100 mm de agua útil, excepto en algunas localidades” que superaron este valor.

“La semilla disponible para esta campaña fue de buena calidad y el precio rondó los U$S 500 y U$S 800/tonelada”, según el calibre; esto lo diferencia de campañas anteriores, donde el precio de la tonelada de semilla fue más elevado.

A pesar de la poca disponibilidad hídrica, en la provincia de Tucumán se estima que se sembraron alrededor de 18.000 hectáreas, en la provincia vecina de Salta alrededor de 30.000 ha y unas 40.000 ha en Córdoba, provincia que sufrió un fuerte estrés hídrico entre los meses de marzo y abril.

En el resto de las provincias: sur de Catamarca, Santa Fe y Buenos Aires se sembraron alrededor de 15.000 hectáreas.

“El cultivo, durante sus primeros estadios, sufrió la falta de agua, ya que las precipitaciones ocurridas en los meses de junio, julio y agosto no superaron los 50 mm en muchas localidades”. Esta situación de estrés que ya venía afectando al cultivo, sumada a las heladas registradas en el mes de agosto, que sí bien fueron moderadas (-2 ºC y -4 ºC), provocaron daños al garbanzo que se encontraba en fructificación (algunos en inicio y otros empezando el llenado de granos).

Por otro lado, las precipitaciones que se registraron en la segunda quincena de octubre afectaron la calidad del grano, en aquellos lotes que fueron sembrados en el mes de mayo (siembra temprana) y que no pudieron ser cosechados antes del temporal. Este deterioro causó, principalmente, el lavado de grano y brotado. En los lotes sembrados en el mes de junio (siembra tardía), y que al momento del temporal se encontraban en R7 y R8, también sufrieron daños, especialmente por brotado. Como consecuencia de la mala calidad que presentaba el cultivo (tanto la planta como el grano) luego del temporal, la decisión de muchos productores fue no efectuar la cosecha.

En los pocos lotes que fueron cosechados antes de las lluvias, que no superaron el 10% de la superficie sembrada en Tucumán, el rendimiento promedio obtenido fue de 700 kg/ha. En el resto de la provincia, la producción fue prácticamente nula; en Salta, zona de Metán y Rosario de la Frontera, se llegó a levantar un 35%, mientras que en Córdoba la cosecha fue normal existiendo lotes intermedios y en algunos casos buenos, que estuvieron próximos a los 1,300 kg/ha. Por todo esto, se podría concluir que “la producción de garbanzo a nivel país estará sujeta a la producción de la provincia de Córdoba”.

Sumado a la baja calidad y los bajos rendimientos logrados, el precio no es muy alentador ya que la India tiene una gran disponibilidad de legumbres, lo que baja mucho los precios en el mercado, sobre todo de “garbanzo Desi”. Además, el gobierno de India subió los aranceles para las importaciones de muchas legumbres, generando con esto más presión, a la baja, de los precios internacionales.

Malezas y orugas

Se observó la presencia de un patógeno muy importante como el Fusarium spp., con una intensidad menor a la observada en la campaña pasada y en un estadio más avanzado del cultivo, en los meses de septiembre-octubre, momento en que la mayoría de los lotes estaban en llenado de grano. A fin de ciclo se observó- en algunos casos- la presencia de Macrophomina spp. , que es un patógeno que se expresa en condiciones de sequía.

Respecto a la presencia de la “oruga del cascabullo” (Helicoverpa gelotopoeon), la presión fue baja. Según los informes de la Sección Zoología Agrícola de la Eeaoc, las bajas temperaturas registradas durante julio determinaron que no se manifestaran adultos de Helicoverpa gelotopoeon y Helicoverpa armígera en trampas de feromonas. En agosto se empezaron a observar algunas larvas, pero en niveles bajos.

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