La violencia de género y la capacitación de funcionarios

14 Enero 2019

Es un flagelo social que ha atravesado los siglos y que estaba naturalizado. En los últimos lustros ha comenzado a hacer más visible y sus víctimas a denunciar. La violencia contra la mujer pareciera haberse incrementado en nuestro país, pese a la carencia muchas veces de estadísticas oficiales. Según la Organización de las Naciones Unidas, nueve mujeres por día mueren asesinadas en distintos países de América Latina. Las cifras del organismo indican que en 2017 murieron 2.559 víctimas de la violencia machista. Cada 31 horas en promedio, una mujer es asesinada en Argentina, pese a la gran movilización social que se ha realizado en varias oportunidades.

El Gobierno nacional acaba de promulgar la denominada Ley Micaela que obliga a todos los funcionarios públicos a capacitarse en forma obligatoria en temática de género y violencia contra las mujeres. La norma incluye a todas las personas que se desempeñen un cargo en todos sus niveles y jerarquías en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación; la capacitación de las máximas autoridades de los tres poderes estará a cargo del Instituto Nacional de las Mujeres.

En 2017, la joven Micaela García, de 21 años, fue asesinada en la ciudad de Gualeguay (Entre Ríos) por un hombre con antecedentes de violación que había sido liberado por la Justicia. En homenaje a ella, la iniciativa fue bautizada con su nombre.

A lo largo del primer semestre de 2018, se produjeron en Tucumán 11 femicidios y se ubicaba en el cuarto lugar a nivel nacional, superado por Buenos Aires (con 42 casos), Córdoba (con 14) y Santa Fe (con 13), todos distritos con mayor población. Lo llamativo es que había superado a Mendoza (nueve casos), la única de las provincias que le seguían en el listado con más habitantes que la nuestra. En todo 2017 se produjeron 12 femicidios en Tucumán: apenas uno más que en ese semestre.

“Golpeó salvajemente a su esposa: ella se negó a denunciarlo pero lo detuvieron igual”_(26/11), “Una mujer casi pierde la visión por la golpiza que le propinó su pareja” (15/11, ambos hechos en Tafí del Valle); “Reconoció que asesinó a su ex pareja y lo condenaron a prisión perpetua” (8/11); “Un policía golpeó a su pareja e intentó matarla con el arma reglamentaria” (15/10) “Un hombre atacó a puñaladas a su novia y luego intentó suicidarse” (1/10) son algunos títulos de casos en Tucumán publicados por nuestro diario en la última etapa de 2018.

En diciembre pasado, una docente e investigadora del Conicet afirmó que en los últimos años en Argentina, como consecuencia de movilizaciones y encuentros de mujeres, se produjeron cambios en la sensibilidad de la sociedad y remarcó que para derrocar al sistema patriarcal y terminar con la violencia contra la mujer, era necesario desarrollar una tarea cultural intensa y mucha prevención.

La promulgación de la ley Micaela es, por cierto, un pasado adelante. En alguna ocasión, señalamos que se debería abordar el problema desde varios ángulos, partiendo de la educación. Si aprendemos desde la infancia a recrear los lazos afectivos, el diálogo como fuente de entendimiento, el amor y respeto por el otro, la solidaridad y desterramos las diversas formas de autoritarismo, es posible que las próximas generaciones respeten a quienes nos traen a la vida y avancemos hacia una sociedad menos golpeadora y enferma.

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