¿Quién está a cargo del tren en Gran Bretaña?
El Parlamento votó en contra del acuerdo de salida de la UE y empujó al país a una nueva e imprediscible etapa en el proceso de retirada. El Reino Unido está al borde de la parálisis política. Nadie tiene los votos necesarios para avanzar por sí solo. La salida de May, propuesta por Corbyn, no prosperaría.
El sistema político británico ha implosionado. Por 432 votos contra 202, el Parlamento rechazó el tratado de retirada de la Unión Europea (UE) que la primera ministra Theresa May había negociado en Bruselas, sede de las instituciones europeas. Con el país, el Parlamento, May y los partidos divididos sobre cómo -o si- llevar a cabo el Brexit, todas las salidas parecen improbables y muchas resultan inverosímiles.
El primer ministro británico suele renunciar cuando el Parlamento rechaza su proyecto más importante. Con su histórica derrota (la peor por número de votos en 95 años y la primera para un tratado internacional desde 1864), May prácticamente obligó al líder del opositor Partido Laborista, Jeremy Corbyn, a presentar una moción de no confianza en su contra. Será votada a las 19.00 hora local. Si el Parlamento la aprobara, la reina Isabel II debería convocar a nuevas elecciones generales. Sin embargo, el pequeño partido Democratic Unionist Party (DUP) de Irlanda del Norte, aliado del Partido Conservador de May, ya comunicó que apoyará a la primera ministra. El DUP es clave en la formación de las mayorías en el actual Parlamento. Todo apunta a que la iniciativa de Corbyn no prosperará.
“Aun si May no deja su cargo esta semana, ha perdido completamente el control del proceso. Perdió por 230 votos y su versión del Brexit ahora está muerta”, sentenció John Springford, subdirector del Center for European Reform, en declaraciones a The New York Times. Después de la derrota, May propuso que los miembros del Parlamento expresen con “votos indicativos no vinculantes” qué solución prefieren. De acuerdo con Springford, May busca volver a Bruselas con una propuesta aprobada de antemano, aunque para ello debería ganar el apoyo de los laboristas, que pretenden mantener lazos económicos estrechos con la UE. “Creo que ahora la decisión está entre un Brexit más suave y un segundo referéndum”, pronosticó Springford.
Jenni Russell, columnista del The Times of London, contó que había conversado con tres líderes conservadores acerca de qué sucederá en los próximos días. “Sólo Dios sabe”, suspiró un ministro del Gabinete. “Nadie lo sabe”, rezongó un renuente patrocinador del Brexit. “No tengo ni una pista”, le contestó, de mejor humor, uno de los activistas clave para un segundo referéndum. Russell cree que con los conservadores tan divididos, Corbyn juega un papel clave. “Si arrojara los votos laboristas detrás de los conservadores que apoyan a May, o decidiera respaldar un Brexit más suave, o apoyara un segundo referéndum, cualquiera de esas propuestas pasarían”, estimó. En cualquier caso, Corbyn no ha adelantado qué hara si su moción de no confianza es rechazada.
Entretanto, Philip Cowley, profesor de historia de la Universidad Queen Mary, le explicó a The New York Times que no existe una derrota comparable en los doce siglos de política británica. “Cuando me preguntás por un punto de referencia histórico, no puedo encontrar ningún ejemplo. No creo que haya ocurrido algo parecido”, comentó.
Nicholas Soames no es historiador pero sí nieto de Winston Churchill, el histórico líder británico de la Segunda Guerra Mundial. Antes de la votación, Soames se preguntó en un tuit: “¿Quién está a cargo del tren?”. La cita es de un poema de Edwin James Milliken que su abuelo alguna vez recitó para satirizar la inacción de los líderes ingleses ante los primeros pasos de la Alemania nazi. Después de la votación, Russell recordó el tuit de Soames y se lamentó: “Nadie sabe quién está a cargo del tren. El país requiere un milagro de estadista. Es una pena que sólo tenga a Theresa May y Jeremy Corbyn”.