Ideas para erotizar el dormitorio

10 Febrero 2019

Por Inés Páez de la Torre.-

Aunque son muchos los lugares donde se pueden tener relaciones sexuales, por lo general los encuentros ocurren entre las cuatro paredes del dormitorio y en la cama. Algo bastante lógico, teniendo en cuenta que suele tratarse de un espacio cómodo, íntimo y con la ventaja de ofrecernos dónde descansar después.

Ese ambiente tan privado, casi sagrado, del sueño y del sexo, merece que no lo descuidemos. Por el contrario, es bueno prestarle especial atención. Honrarlo, tener presente su carga simbólica y obrar en consecuencia. De hecho, en las terapias sexuales muchas veces se incluyen tareas orientadas a “erotizar el dormitorio”: una intervención sobre el contexto que prepara la escena para estimular nuevas actitudes y conductas en la pareja.

Pequeños grandes cambios

Para que el dormitorio se convierta en un lugar atractivo en todo sentido, debemos empezar por pararnos frente a él y mirarlo con detenimiento. Qué cosas nos gustan y cuáles no: muebles, objetos, luces, cuadros, adornos. No se trata de invertir grandes sumas en decoración; el objetivo no es convertirlo en un ambiente de revista.

La idea es que la habitación sea un lugar agradable, convocante, que tenga que ver con sus moradores y que cuente con recursos para conectar con lo sensual. Veremos que, con frecuencia, postergamos acciones sencillas que generarían cambios notables en este sentido.

Erotizar la habitación puede implicar desechar algunas cosas, modificar la disposición de los muebles, acomodar algún rincón desordenado. Agregar almohadones, cortinas, un lindo trapo, una alfombra, un par de velas listas para ser encendidas…

También es propicio darle importancia a los olores: sahumerios, perfumes, flores, aceites aromatizantes. Y por qué no, comprar un juego de sábanas diferente (algunos se sentirán atraídos por colores y texturas no convencionales, mientras que otros preferirán las clásicas sábanas blancas tipo hotel).

Un espejo puede ser un elemento excitante para incorporar al cuarto. Y, aunque para muchos resulta inconcebible, no es mala idea probar deshacerse del televisor.

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