El acusado de liderar una organización narco tenía un sueño y una debilidad. Antonio “Tony” Lobo aspiraba a ser delegado comunal de la localidad de El Naranjo, en Burruyacu. También es fanático de las carreras cuadreras de caballos. Y por presenciar una competencia equina, violó el arresto domiciliario con el que había sido beneficiado y fue apresado nuevamente por la Policía.
El sospechoso fue detenido en noviembre de 2017 por personal de la Dirección General de Drogas Peligrosas. Según la investigación, habría liderado un grupo que se encargaba de traer cocaína desde Salta y, después de ocultarla en El Naranjo, en el este tucumano, la habría distribuido a nivel provincial, regional y hasta internacional.
“Tony” fue procesado, pero al poco tiempo, por una supuesta afección cardíaca, fue beneficiado con el arresto domiciliario. Sin embargo, los hombres de la Digedrop habían recibido un dato clave. Una llamada anónima les avisó que Lobo estaba presenciando una carrera cuadrera en Leales.
Los investigadores llegaron al lugar, confirmaron la versión y decidieron, para evitar incidentes, realizar un control caminero sorpresivo sobre el camino que Lobo tomaría para regresar a su casa. A las pocas horas, pasó por ese puesto y terminó detenido.
Al parecer, el supuesto narco no contaba con una pulsera de control, por lo que el control era personal, es decir, uniformados se presentaban periódicamente en su vivienda para determinar si cumplía, o no, con el régimen de arresto domiciliario.
La situación procesal de Lobo se complicó al haber violado el beneficio que le dio la Justicia Federal. Si no era enjuiciado hasta noviembre, podría haber quedado en libertad, situación que podría cambiar con esta nueva detención.