Después de la "boda épica", tres huevos de dragón andan sueltos por Tucumán

Ana Daneri y Joaquín Nader, los novios. Ana Daneri y Joaquín Nader, los novios. Fotos de Jorge Assad

El sábado al mediodía Ana y Joaquín se unieron en matrimonio. Fue una boda temática medieval, en la que todos los invitados asistieron ataviados de personajes de Game of Thrones y literatura del género. Alguien se llevó los huevos de dragón que eran parte de la ambientación, y los novios piden que los reintegren. Mirá las fotos.

Si en una boda más o menos convencional hay quienes se llevan los centros de mesa -sin pedir permiso, porque si se pide permiso no se puede-, en una boda épica los invitados, luego de algunos brebajes de más, toman de "souvenir" huevos de dragón. Todo muy normal en Villa Nougués, en esa especie de castillo medieval donde el sábado al mediodía se casaron Ana Daneri y Joaquín Nader. Pero los novios piden que aparezcan los huevos de dragón, propiedad de la artista plástica Diamela Castilla Orozco, porque no eran para llevárselos de recuerdo.

"Quedate tranquila, Ana. A la velocidad con la que crecen esos bichos, no los van a poder esconder mucho tiempo", le dijo uno de Los Cuervos a la novia al final de la fiesta, en medio de la desesperación porque aparecieran sanos y salvos. Los Cuervos son los actores Gustavo Martínez Figueroa y Federico Terzi Ahualli, que tienen un "servicio de mensajería medieval"; los invitados a la boda podían pedirles declaraciones de amor, de paz, de guerra, de hijos bastardos... entre muchas otras comunicaciones durante la fiesta. Los amigos de los novios aprovecharon en varias ocasiones la propuesta de Los Cuervos, sobre todo hacia el final de la fiesta.

La casa de Pío Fagalde, envuelta en nubes, fue la sede de esta boda épica. No hubo uno -pero ni uno- de los invitados que no hayan cumplido con la única consigna: ir ataviados con atuendos medievales. Los novios, fanáticos de Game of Thrones y de toda la literatura fantástica que les llegue a las manos, se encargaron ellos mismos y sus familias de ambientar la casona: estandartes de sus respectivas casas reales, banderas, colores, insignias, cascos, escudos... y los huevos de dragón desaparecidos.

Ana, Guardiana de la Memoria. Joaquín, Anti-Profeta Multilógico. En una ceremonia poco habitual en la que la fantasía se confundía con la realidad, los novios se unieron en matrimonio. La lectura de los respectivos votos provocó un masivo encuentro entre los invitados y sus pañuelos: la emoción de los guerreros, hechiceros, héroes, maleantes y frailes, fue épica.

Pero para que el recuerdo sea eterno y Tucumán no corra peligro, los novios piden: ¡por favor, que aparezcan los huevos de dragón!

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