Detectan 80 especies de aves en el dique La Angostura

Tras un paciente trabajo de observación, dos investigadoras de la Fundación Lillo detectaron que muchas están en peligro de extinción. ¿Cuáles son?

GUAYATAS. Son aves migratorias. Bajan en invierno. foto de Michael y Paula Webster GUAYATAS. Son aves migratorias. Bajan en invierno. foto de Michael y Paula Webster

La doctora Ada Lilian Echevarría y la licenciada María Valeria Martínez, autoras de la guía de aves recientemente presentada, explican que está dirigida a interesados en conocer lo que ellas llaman “el maravilloso mundo de las aves” del embalse La Angostura. Su objetivo es motivar la observación de las aves como una actividad recreativa y de satisfacción personal, aún poco explotada en nuestro país. Es por ello que en las páginas dan pautas generales de las aves y su biología, y presentan fichas de cada especie que permitan su identificación. Además esperan que sirva como una herramienta de educación ambiental para inculcar el cuidado del ambiente a docentes, investigadores, guías de turismo, niños, jóvenes y adultos.

“Es importante tener en cuenta que puede ser usada no sólo para identificar las aves de La Angostura, sino también de otros humedales del Noroeste de nuestro país”, detallan.

De cada especie registrada en el embalse se menciona: nombre científico y común (español e inglés), identificación, clasificación, biología (comportamiento, alimentación, descripción de nidos y huevos), canto, tipo de hábitat o ambiente que frecuenta, distribución geográfica y migración. Todo ello está acompañado por fotografías para facilitar la identificación de cada ave.

Para empezar a conocerlas, es necesario entender qué son los humedales. Echevarría y Martínez contestan que son ecosistemas complejos e importantes tanto por su valor económico como por su alta diversidad. “La construcción de embalses artificiales tienen efectos positivos tales como: las aves acuáticas migratorias los utilizan como puntos de reabastecimiento en sus desplazamientos; las aves residentes utilizan estos hábitats como sitios de alimentación, reproducción y refugio; y cumplen un nuevo rol en la conservación de la biodiversidad, no previsto en la planificación y construcción original”, detallan.

Si se habla de vertebrados -describen las profesionales- las aves son uno de los grupos más importantes en los humedales y destacadas también por su relación con los seres humanos, por diferentes factores: son uno de los grupos de mayor riqueza de especies y uno de los más llamativos y abundantes en ambientes acuáticos; mantienen los ecosistemas saludables ya que controlan plagas y evitan la proliferación de enfermedades asociadas a la descomposición de cadáveres; polinizan plantas, dispersan semillas y reciclan compuestos orgánicos tales como el fósforo; valorizan ciertas áreas de importancia ambiental y son elementos valiosos para la educación ambiental y el ecoturismo.

Las favoritas

Si tuvieran que elegir sus favoritos entre esas 80 especies, las investigadoras señalan tres aves por sus características llamativas. Entre ellas está el chorlo o playero, que son aves migratorias neárticas-neotropicales. Cuentan que ellas nidifican en el norte de Norteamérica y se trasladan a nuestro país durante primavera y verano. “Estas aves, antes de migrar, triplican su peso con grasa subcutánea y la queman en un solo vuelo. Durante la migración vuelan a casi 80 kilómetros por hora y al algunos chorlitos vuelan desde Alaska a Tierra del Fuego: recorren 15.000 kilómetros”, cuentan.

JACANA. Ave zancuda de zonas tropicales. foto de Ossian Lindholm JACANA. Ave zancuda de zonas tropicales. foto de Ossian Lindholm

Las guayatas también son llamativas para las investigadoras. Explican que son aves migratorias altitudinales que nidifican en la alta montaña y durante el invierno se trasladan a zonas de menor altitud, pedemontana o a la llanura: “la coloración es blanca, las plumas primarias son negras, pico y patas rojo anaranjado. Los machos son de mayor tamaño, raramente se las ve solas, y generalmente en pareja o en grupos”.

Además, la lechucita vizcachera, aves territoriales y muy visibles, atraen su atención: “son diurnas y nocturnas, durante el día se posan en postes o cerca de sus cuevas. Al atardecer son activas, realizan vuelos o ‘halconeos’ o permanece posada en busca de presas. Regurgitan bolos o egagrópilas formadas por los restos que no digieren de sus alimentos (huesos, pelos, partes duras de insectos). Cuando éstos bolos se desarman, se puede identificar de qué se alimentan”. Las lechuzas tienen su importancia en nuestro hábitat: son controladores biológicos del aumento de la población de sus presas, como roedores, insectos, arácnidos, entre otros.

Entre tanta belleza, la mano del hombre pone su marca. Es que cuando se elimina la vegetación acuática de las orillas del embalse, las gallaretas no puedan alimentarse ni hacer sus nidos. La basura que se arroja en el embalse es un riesgo tanto para las aves como para el resto de la fauna. El número elevado de ganado que usa los márgenes del embalse causan modificaciones en las orillas, por el pisoteo, y sobre todo en la vegetación acuática. Esas son claras amenazas contra esas aves que aparecen en la guía, junto con la falta de control de la urbanización, debido a que se están instalando y/o construyendo casas sin tener en cuenta las cotas de nivel de máximo del embalse. ¿Quiénes están más en peligro? El Flamenco austral, el Flamenco o Parina grande y el Cóndor.

Si querés leer el libro entero, lo podés descargar en este LINK

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