Entre los logros que atesora, uno en especial llena de satisfacciones a Hugo Ginel: haber integrado la selección argentina que participó de los Juegos Olímpicos de Roma en 1960. De esa manera, se convirtió en el primer “olímpico” del fútbol tucumano.
Según recordó Ginel en una charla con LG Deportiva, aquel sueño comenzó a concretarse poco más de un mes antes de aquellos Juegos, el 8 de julio de 1960. “Ese día, la Federación jugó un amistoso contra Racing, en el Monumental; y fui “Gardel”: marqué nada menos que a Orestes Omar Corbatta, y me salieron todas. Al final del partido, el técnico de Racing, José “Pechito” Della Torre, me dijo que hablaría con Ernesto Duchini, el técnico del plantel olímpico, para que me citara. A los 22 años recibí uno de los mejores regalos que me dio la vida: integrar una Selección de mi país”, contó.
Además de llevarlo a la Selección para aquellos Juegos Olímpicos, la calidad del juego que Ginel mostraba en Atlético despertó el interés de muchos clubes de Buenos Aires. Él, sin embargo, nunca emigró. “Siempre me costó demasiado superar el desarraigo. Nací, me crié y actualmente vivo en el mismo lugar. Y aquí tenía todo lo que podía pedirle al fútbol, por eso no tenía motivos para buscar otros horizontes. Mis viejos me enseñaron a valorar lo que me dieron. Además, en esos tiempos, jugar al fútbol no era económicamente favorable como ahora”, explicó.
Pero aquel no fue el único motivo para que rechazara los ofrecimientos. La palabra de un famoso también pesó. “Durante las Olimpíadas conversé con Carlos Salvador Bilardo, el puntero derecho de aquella Selección. Él consideraba que jugar en Buenos Aires no era para mí, porque ya tenía una vida acomodada en lo económico. Me dijo que el fútbol grande podía terminar perjudicándome. Y seguí sus consejos”, contó, con una sonrisa.
Admiración
Cuando se le pregunta por un jugador que lo haya cautivado Ginel no duda, y menciona a José Rafael Albrecht. “Cuando el fútbol tucumano tenga que homenajear a un jugador que pasó por sus campos, ese será ‘Ichio’. Era un jugador extraordinario, que llevó a lo más alto el prestigio de nuestro fútbol”, afirmó. Trascartón, destacó que eran muy amigos. “Vivía en el pasaje ‘Atlético’. Su abuela lavaba la indumentaria de los equipos de Primera y de Cuarta”, añadió.