Las casas de los integrantes de la familia Cisneros están pegadas una a la par de otra, formando una especie de fortín dentro del barrio. En esa zona, los parientes, amigos y allegados se juntan en grupos para observar cada movimiento. Se podría decir que cumplen turnos de vigilancia, ante un posible nuevo ataque de alguna banda rival. Así se vive por estos días en La Costanera, tras el crimen de Oscar Cisneros, ocurrido el último sábado de marzo.
El último hecho de violencia se registró el miércoles por la noche, cuando el grupo conocido como “La banda de Pizarro” se enfrentó a tiros con efectivos de la Policía, que estaban afectados a la custodia de los Cisneros. En ese momento, las balas salieron desde viviendas ubicadas a casi 50 metros del lugar, según fuentes policiales. No se registraron heridos, pero si un detenido: se sospecha que tuvo participación del homicidio.
“Los policías están desde el 31 de marzo, cuando falleció mi hijo. Hay una consigna policial de manera continua para nuestra familia. Anoche hubo una balacera”, señaló Ramona Cisneros, madre de la víctima.
“Recibimos amenazas de muerte todo el tiempo. Anoche, apedrearon mi casa. Tengo dos hijos y esta gente los señala seguido”, aportó Ana María Cisneros, una de las hermanas.
El joven, de 28 años, murió al recibir tres disparos, según relataron los allegados. Asunción Vieyra, otra hermana de la víctima, había contado en el velatorio que el fallecido festejaba el cumpleaños del sobrino. “Habían ganado un partido en la cancha e hicieron un asado para festejar también eso. Estaban mi dos hermanos y el cuñado”, había recordado.
Esa noche, los atacantes llegaron por un pasillo para desafiar a todos los que estaban en la casa. Ello derivó en una pelea “mano a mano” entre la víctima y uno del grupo. “Le dispararon en la pierna. Ya en el suelo, le dieron dos tiros más”, había dicho Vieyra.
El cuñado Darío Torres, de 33 años, quien también presentaba heridas de perdigones en las dos piernas, llevaría al joven al hospital Centro de Salud pasada la medianoche. Poco tiempo después se confirmaba la muerte del muchacho. Cisneros era cartonero y tenía tres hijos. Además, ya había tenido otras discusiones con la misma facción.
“Vivimos así”
“Dicen que formamos ‘la banda de kikín’. Pero nosotros no somos ninguna banda. Somos humildes cartoneros. Juntamos cartones y chatarra para subsistir ante la crisis. Salen a decir eso por mi hermano, quien quedó sólo. Mis hijos no pertenecen a ningún grupo. Anoche, me dijeron que me van a entregar en cajones a mis hijos, y no ha sido la primera vez”, manifestó desesperada Ana María Cisneros.
“Así no se puede vivir. Son dos banditas: ‘Los Pizarro’ y “Los Palavecino’, que se mueven juntos. Intentaron pegarle un tiro a mi hijo en dos oportunidades”, alertó Ramona.
La madre de Oscar remarcó también que fueron interceptados la semana pasada. “Cuando volvíamos de la misa de mi hijo, nos volvieron a parar con ‘tumberas’ y piedras en la mano. Encima, pasan por aquí o se paran en la cancha (de fútbol) para reírse. Nosotras, en cambio, somos todas mujeres”, finalizó.