La semana pasada, cuando cuatro candidatos a intendente de Yerba Buena inauguraron el ciclo de debates de LA GACETA, se identificó que los “clivajes” (las “divisorias de aguas” planteadas por los contendientes en la búsqueda de poner a los electores de un lado o de otro) habían sido, alternativamente, “peronismo vs. antiperonismo” (esgrimida por el radical Mariano Campero y el peronista Bernardo Racedo Aragón), “macrismo vs. antimacrismo” (plantada por el manzurista Walter “Kabubi” Aráoz) y “valores vs. anomia” (esgrimida por el alperovichista Luis Farina). “¿Cuál fue el “clivaje” en la compulsa entre los candidatos a jefes municipales de San Miguel de Tucumán?”, fue la pregunta lanzada sobre la mesa de edición en la madrugada, cuando había concluido el programa número 73 de “Panorama Tucumano”. Hubo una coincidencia plena: el escenario que se planteó claramente fue el de que Mario Leito (Frente Justicialista por Tucumán), Nadima Pecci (Fuerza Republicana) y Juan Luis Pérez (Hacemos Tucumán) se enfocaron en cuestionar la gestión de Germán Alfaro (Vamos Tucumán) como intendente. El diagnóstico admite sólo una lectura: el “clivaje” fue “alfarismo vs. antialfarismo”.
Si Leito vino a buscar que el debate planteara, cuanto menos mediáticamente, un escenario de polarización entre él y Alfaro, se fue con el objetivo cumplido. Fue el más agresivo de los cuestionadores, hasta el punto de tildar de “inepto” al jefe municipal.
El objetivo, por cierto, no es un desafío menor en el mercado electoral capitalino, que se presenta invariablemente fragmentado según las encuestas que difunden las usinas del gobernador Juan Manzur y de los senadores José Alperovich y Silvia Elías de Pérez. Todas esas mediciones varían en los porcentajes de intención de voto, pero coinciden en una situación que se asemejaría más o menos en un cuádruple empate, que se completa con Fuerza Republicana.
Pecci ensayó la misma dialéctica: discrepar y objetar sólo a Alfaro. Y el argumento preferido por la candidata de FR consistió en que hay problemas vecinales que no encuentran solución porque el intendente sólo gasta en política y no en bienes ni en servicios públicos.
Pérez también enfocó sus disensos y sus embates exclusivamente en la tarea de Alfaro, pero lo hizo de una manera no personal. “Hay que salir de la brecha” y “no particularicemos (los cuestionamientos)” fueron dos aseveraciones con las que el concejal remarcó su esfuerzo por parecer crítico, pero atemperado, para mostrar diferencias con la virulencia de Leito y de Pecci.
Alfaro tomó nota. Aceptó en silencio los planteos que le formuló el edil. Pero a sus oponentes del manzurismo y del bussismo les contestó sin miramientos.
En el primer segmento del debate libre, el intendente no respondió los planteos. Por el contrario, los ignoró y se dedicó a enumerar las obras de su gestión, lo cual indignó a los otros participantes del debate.
“No se te cae una idea, Germán”, “no tenés equipo” y “tenés que explicarle a la gente por qué no solucionás ni un problema”, le disparó Leito en el segundo tramo del debate libre. Y cuando se detuvo a tomar aire, Alfaro le contestó, recordando su designación desde 2015 en el Ministerio del Interior. “Mario, vos tenés que explicarle a la gente por qué cobrás sin trabajar. No tenés legitimidad”, le espetó.
A Pecci, Alfaro la acusó de doble discurso sobre el gasto político y afirmó que el candidato a gobernador de FR, Ricardo Bussi, tiene como edil 80 contratados, por un costo anual de $ 15 millones.
Si Alfaro vino a buscar un rol protagónico, también se fue con su objetivo cumplido. Hasta el punto de que sus adversarios lo conviertieran en todo un “clivaje”.