“El sistema de Tucumán dificulta elegir”, dice un observador

10 Junio 2019

Renato Contreras, uno de los seis expertos extranjeros en procesos electorales que este fin de semana arribaron a Tucumán, entiende que lo más importante de un sistema de votación es la confianza que los ciudadanos tengan en él. Si bien considera que la multiplicidad de partidos que existen en Tucumán dificulta la elección de los candidatos, no sentencia que el sistema en sí genere corrupción o fraude. “Si los tucumanos tienen confianza en este método, es válido que lo tengan”, manifiesta Contreras, magistrado del Consejo Nacional Electoral colombiano e integrante de la misión del Instituto de Derechos Humanos de Costa Rica, que acordó proporcionarle veedores internacionales a la Junta Electoral Provincial.

-¿Cuál es su trabajo aquí?

-La idea es ver cómo se desarrolla cada una de las etapas del proceso electoral y, al final, presentar un informe con recomendaciones sobre aquellos aspectos que creamos que deben ser mejorados. Esta es una experiencia de cooperación horizontal internacional, donde los observados y los observadores aprendemos del proceso y buscamos maneras de mejorarlo de acuerdo con nuestra experiencia, nuestra formación y nuestro conocimiento de lo que hemos visto en otros países.

-¿Los veedores internacionales pueden deslegitimar un proceso electoral?

-No, no. Nosotros no estamos aquí para certificar que un proceso se hizo de acuerdo a las reglas o no. Simplemente observamos y al final efectuamos unas recomendaciones a la autoridad electoral que nos ha invitado. La Junta Electoral de Tucumán luego es libre de publicar o no esos resultados. No podemos intervenir, sino solamente observar y tomar un registro de los eventos que logramos apreciar.

-¿Qué ha visto hoy (por ayer)? ¿Cómo evalúa los acoples?

-Primero he visto una gran afluencia de electores desde temprano. Han demorado un poquito en iniciar el proceso de votación; en promedio, han demorado entre media hora y una hora debido a la dificultad para organizar el cuarto oscuro. Creo que la cantidad de fiscales que tienen los partidos hace que el proceso sea más engorroso, ya que congestionan los recintos de votación. Hay muchas personas, pero no son votantes sino fiscales de los partidos. Y esto obedece a que el sistema electoral de Tucumán permite que haya muchos partidos. Es relativamente fácil tener personería jurídica y eso hace que haya una multiplicidad de partidos, algo que en otros países no se ve.

-¿Qué escuelas recorrió hoy?

-He estado en el Colegio Corazón de Jesús, la Escuela Secundaria El Salvador, la Escuela Secundaria San Andrés y ahora aquí, en la Escuela Primaria de Famaillá.

-¿Cuántas personas vinieron en su grupo?

-Esta misión es relativamente pequeña. Somos seis personas: dos vienen de Brasil, una de El Salvador, una de Costa Rica, una de México y yo, que vengo de Colombia.

-En comparación con otras elecciones que usted conoce, ¿cómo ve la de Tucumán?

-Los sistemas son distintos. Hay países como, por ejemplo, Brasil, donde el voto es electrónico: acá, en cambio, el voto es manual. En la mayoría de los países la boleta es entregada directamente por el Estado, pero aquí las deben proporcionar los partidos. Creo que eso dificulta un poco el proceso y que habría que mirar la manera de cambiarlo para que sea más fácil. Los electores podrían, por ejemplo, acceder a todos los candidatos en una sola boleta. Me parece que el sistema de Tucumán dificulta elegir porque los electores sólo pueden encontrar la boleta de un candidato si este tiene los recursos para imprimir un número suficiente de boletas, repartirlas previamente y poner fiscales en cada mesa. Eso creo que es algo que deberían mejorar.

-¿Este sistema de boletas favorece a los grandes partidos?

-El sistema en sí no genera ni corrupción ni fraude, pero sí es evidente que los partidos más pequeños, con menores recursos económicos, no llegan con facilidad a todos los electores. En principio cada partido debe dejar en cada cuarto oscuro un número mínimo de boletas, pero, si no tienes fiscales, no puedes estar pendiente de si esas boletas se han ido acabando y no puedes reponer las que se hayan agotado. Entonces, eso dificulta de alguna manera que los electores tengan acceso al 100 % de los candidatos durante toda la jornada.

-¿Cómo funciona el sistema electoral colombiano?

-El sistema electoral de Colombia se basa en la votación en una boleta única, que es una tarjeta electoral donde están todos los candidatos. La suministra el Estado y el presidente de mesa se la entrega al elector para que ingrese a la casilla donde marca en secreto al candidato de su preferencia. El resto es un método muy parecido, un sistema D’Hondt de listas únicas y cerradas. Pero las grandes diferencias con Tucumán son el tema de la boleta y la cantidad de partidos que hay. En Colombia solamente hay 16 partidos: acá hemos visto que hay más de 80. Allá los requisitos para que los partidos tengan personalidad jurídica son muy severos y rigurosos. Un partido, para mantener o adquirir la personalidad jurídica, debe sacar, en las elecciones al Congreso, el equivalente al 3 %, como mínimo, de los votos totales para el Senado o la Cámara de Representantes.

-¿Qué es lo más importante de un sistema electoral?

-En el fondo, lo más importante de un sistema es la confianza que los electores tengan en él. Si los electores ven que el sistema es confiable, que los resultados son transparentes, no importa cuál sea la modalidad. Porque lo que hemos aprendido es que no hay una receta única e infalible, sino que todo depende de las particularidades de cada país. El contexto en el que se desarrollan los procesos electorales hace que determinado sistema electoral funcione o no. Pero lo importante, repito, es la confianza que los ciudadanos tienen en el sistema electoral y sus autoridades electorales. Si los tucumanos tienen confianza en este método, es válido que lo tengan.

-¿Qué opina del clientelismo?

-El clientelismo es una mala práctica. Todas las autoridades electorales deberíamos luchar para que sea erradicado en todos los países. Pero no es una práctica exclusiva de la Argentina, sino que ocurre en muchos países. Es parte de esas cosas que tenemos que ir cambiando con el tiempo. (Por Hernán Miranda)

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