Las selecciones, entre la frustración y la esperanza

La camiseta celeste y blanca de Argentina fue protagonista en diferentes escenarios internacionales en las últimas semanas. Varios seleccionados representaron al país en competencias juveniles y de mayores, pero en esta ocasión se sumaron las chicas del fútbol femenino, una categoría que siempre estuvo relegada a un segundo plano pero surgió con toda la fuerza este año. Si bien la ausencia de resultados positivos fue hasta ahora el denominador común, las sensaciones generadas por los equipos pueden definirse de diferentes maneras: frustración, resignación y esperanza.

Frustración es lo que generó el seleccionado juvenil en el Mundial Sub 20 disputado en Polonia. El equipo arrancó con todo y despertó la ilusión de los argentinos. Debutó goleando a Sudáfrica (5 a 2) y superó a Portugal (2 a 0). La anticipada clasificación a octavos de final hizo pensar que volver con el título era posible. Pero todo fue un espejismo. La derrota en el cierre de la fase de grupos ante Corea del sur (2 a 1) encendió las alarmas y el final de la aventura llegó apenas arrancó la etapa de definición directa: Malí le empató (2 a 2) en el último minuto del suplementario y luego se impuso en la definición por penales. La temprana eliminación hizo recordar fracasos anteriores de un equipo que supo dominar esta categoría hasta hace algunos años.

Argentina siempre se destacó en la categoría Sub 20. Todavía encabeza el historial en la lista de campeones superando incluso a Brasil. Seis veces se consagró campeón desde 1979, en Japón, hasta 2007, en Canadá. Esta competencia consagró a grandes ídolos, empezando por Diego Maradona, siguiendo por Lionel Messi y Juan Román Riquelme, y terminando con Sergio “Kun” Agüero. Sin embargo, las épocas doradas forman parte de la historia.

El seleccionado mayor también sigue a la deriva. Las finales perdidas (una en el Mundial de Brasil y dos en las últimas ediciones de la Copa América) siguen en la memoria de los argentinos que cada vez esperan menos de Messi y compañía. La derrota sufrida ante Colombia en el arranque de la cita sudamericana el sábado pasado no fue motivo de sorpresa. Los aficionados se sienten resignados. Y aunque en el fútbol todo es posible y aunque se cuente con el mejor del mundo, para coronar una actuación con éxito hay que tener un buen equipo. Algo que hoy Argentina no tiene.

Mientras tanto, en Francia, el seleccionado de fútbol femenino mostró la otra cara de la moneda. Volvió a una competencia internacional después de 12 años y sus integrantes ganaron una batalla importante para ser escuchadas y tenidas en cuenta. Los dirigentes entendieron que ellas también merecen el apoyo por parte de la AFA, que este año decidió profesionalizar la actividad. Un anuncio que por ahora fue más mediático que efectivo, pero al menos permite vislumbrar un futuro mejor.

Mientras esperan que la anunciada profesionalización termine de hacerse efectiva, las argentinas ya dejaron sus huellas en el Mundial. Están lejos del nivel de las potencias sudamericanas y mundiales. Pero su entrega, amor propio y fortaleza anímica hicieron que hasta la FIFA las elogiara. Falta mucho para que el fútbol femenino se acerque al menos al potencial de los hombres. Pero las argentinas intentarán hoy conseguir una histórica clasificación para la siguiente fase de la competencia. No es fácil, pero tampocom es imposible. Es que cuando sobran ganas, la esperanza nunca se pierde.

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