23 Junio 2019

Por Daniel Dessein

PARA LA GACETA - TUCUMÁN

“El accidente nuclear en Chernobyl fue tal vez la verdadera causa del colapso de la Unión Soviética.” La frase forma parte de un artículo publicado simultáneamente en varios de los principales diarios de Occidente en 2006 y pertenece a Mijail Gorbachov. El último presidente de la URSS es uno de los personajes de la producción de HBO que conmociona a sus seguidores. Es, para muchos, “la serie del año”. Para algunos, el mejor exponente de un género que mezcla literatura, televisión y cine, y que sobresale dentro del consumo cultural de nuestra era. Una era que nace, precisamente, con el final de otra -la de la Guerra Fría, el mundo bipolar y, en definitiva, el siglo XX-, cuyo desencadenante final pudo haber sido el desastre nuclear que refleja la serie.

El guionista Craig Mazin leyó Voces de Chernobyl, el libro de crónicas por el que -junto a otros textos dedicados al mundo soviético- Svetlana Alexiévich ganó el Nobel de Literatura en 2015. La escritora bielorrusa dedicó diez años a recorrer las zonas afectadas y a recoger, a través de más de 500 entrevistas, historias de las víctimas y testigos de la tragedia. Alexievich contrapuso palabras al abrumador silencio que impuso el régimen y un coro de versiones al discurso oficial. Testimonios como el de Lyudmila, la mujer del bombero Vasily Ignatenko (reproducido en esta página), fueron insumos esenciales para la construcción de algunos de los personajes centrales de la serie.

La producción, más allá de la deuda que tiene con el libro, tiene suficientes méritos propios para erigirse como una gran obra. La construcción de un clima opresivo a través de una estética lograda; una original combinación de registros y estrategias narrativas novedosas dentro del formato; una dosificación del suspenso eludiendo los abusos folletinescos típicos del género (no hay excesos de vueltas de tuerca, dilaciones forzadas, etc); actuaciones notables y diálogos agudos; una reconstrucción escenográfica a la altura de los más grandes films; una trama en la que se alternan protagonistas con marginados de la Historia.

De todas las lecturas posibles que admite la serie, una de las más potentes es la de los costos de la mentira. El error que desencadena el desastre deriva de una serie de mentiras en un sistema regido por el temor y el secretismo. La catástrofe intenta ser disimulada con más mentiras. Porque es el régimen el que, ante la filtración de la verdad, puede sucumbir. Y el precio de sostener la red de falsedades del régimen puede ser la vida de millones. “Cada mentira que contamos -dice Valeri Legasov, uno de los protagonistas- se endeuda con la verdad. Tarde o temprano esa deuda se paga”.

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