El bochornoso arbitraje que padeció San Jorge

El fútbol argentino sigue dando sorpresas, aunque no siempre por sus logros, sino por sus desdichas, como la que protagonizó el domingo pasado San Jorge, el equipo tucumano, que disputó con el marplatense Alvarado la final de la B Nacional en la Ciudad Feliz. Como consecuencia de un arbitraje deficiente en el primer tiempo, a los cinco minutos del complemento, nuestros jugadores se sentaron en el piso en son de protesta y renunciaron a continuar el partido. El juez aguardó unos minutos y decidió suspenderlo.

En los primeros 45 minutos, el club tucumano no solo perdía uno a cero, sino que ocho de sus jugadores habían sido amonestados y dos, expulsados. En esas condiciones, resultaba muy difícil que tuviese alguna posibilidad de clasificación.

Por su acción, el equipo local puede sufrir la sanción de ser desafiliado por 15 partidos. El Consejo Federal debe decidir sobre la cuestión. El fundador del club tucumano anticipó que no jugarán más en torneos federales. Afirmó que los jugadores estaban muy nerviosos y tomaron esa decisión porque la impotencia era muy grande. “El plantel estaba desesperado en el entretiempo al ver el daño que les hizo el árbitro... No vamos a hacer ningún planteo porque todos los planteos que hacen los clubes en la AFA son tirados al tacho de basura. No van a tener consideración”, le dijo a LA GACETA Play.

Como consecuencia de este accidentado encuentro, el presidente del Tribunal de Disciplina del Consejo Federal de la AFA presentó su renuncia indeclinable. “Aquel que tiene mil partidos en el lomo se da cuenta cuando un arbitraje es de buena o mala fe. Y este arbitraje fue amañado”, dijo.

La protesta por los malos referatos es cada vez más frecuente. Sucedió, por ejemplo, en el primer ascenso a la Primera B Nacional que logró Estudiantes de Río Cuarto tras vencer 2-0 a Sarmiento de Resistencia. Los chaqueños consideraron que el arbitraje los había perjudicado y el escándalo estalló cuando se propaló un audio de un jugador cordobés que daba a entender que el partido había sido arreglado.

Una actitud similar a la adoptada por los jugadores de San Jorge, sucedió en 1933, cuando Gimnasia y Esgrima La Plata perdía frente a San Lorenzo 3-1. Por considerar que estaban siendo perjudicados por el árbitro, los jugadores se sentaron en la cancha, permitiendo que los azulgranas anotaran goles sin oposición hasta llegar a 7-1. Algo similar ocurrió en 1963, cuando San Lorenzo que jugaba con Independiente, había sufrido la expulsión de cuatro jugadores y perdía 2-1; los futbolistas no se sentaron en el campo de juego, pero colaboraron para que el “Rojo” ganara por 9-1.

Desde hace tiempo, las sombras de irregularidades y hechos de corrupción persiguen a la Asociación del Fútbol Argentino. Es frecuente que los arbitrajes tiendan a favorecer a los equipos “grandes”, especialmente cuando juegan con los del interior del país, y si bien Alvarado no responde a esta jerarquía, cuenta con la simpatía de encumbrados dirigentes y políticos. Los intereses creados suelen poner en segundo plano la justa deportiva y generan una razonable sospecha cuando uno de los clubes padece un arbitraje desfavorable. Tal vez la reacción de los jugadores tucumanos pueda ser tildada de desmedida, pero no es menos cierto que las protestas que siguen el camino institucional pocas veces prosperan. Este episodio vivido por San Jorge es un reflejo de la oscura realidad en que está inmersa la AFA.

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