Premio internacional para un proyecto que busca dotar de agua potable a una comunidad

Es uno de los dos trabajos tucumanos elegidos para participar del encuentro Latinoamérica Verde. En busca de patrocinadores.

EMPODERAR A LA COMUNIDAD. Los alumnos de la escuela aprenden a tomar muestras de agua y analizarlas.  EMPODERAR A LA COMUNIDAD. Los alumnos de la escuela aprenden a tomar muestras de agua y analizarlas.

Hace casi dos años, y decidido a encarnar “las tres patas” de la educación superior (docencia, investigación y extensión), un equipo liderado por profesoras de la Facultad de Bioquímica de la UNT celebraba: habían logrado mejorar la infraestructura para potabilizar el agua del río Los Alisos. De él se abastece la comunidad de Las Carreras -con población bastante dispersa-, ubicada a 13 kilómetros de Tafí del Valle, en la comuna de El Mollar (Ver “Pequeña historia”).

No querían -contaron a LA GACETA en ese momento- conformarse con ello... y vaya que no lo hicieron. Su trabajo creció e integró nuevos entusiastas, y hoy es uno de los dos proyectos tucumanos (Ver “Del aceite frito...”) que integran el grupo de 500 ganadores -sobre un total de 2.500- de la sexta edición de los Premios Latinoamérica Verde; gracias a ello participarán de un encuentro que, del 21 al 25 de agosto, se llevará a cabo en Guayaquil, Ecuador.

“Durante esos días -cuenta Cristina Torres, profesora de Química y una de las alma mater de esta historia- presentaremos nuestro trabajo al mundo, y en particular, podremos participar de la Plataforma Comercial de Negocios Verdes. Soñamos con conseguir financiamiento para seguir adelante con nuestro modelo y replicarlo”.

De qué hablamos

Aquí hace falta aclarar algunas cuestiones: la Plataforma Comercial de Negocios Verdes es, según los organizadores del premio el “momento de conexión entre los proyectos asistentes al evento y la banca, fondos de inversión, programas de aceleramiento y la comunidad creciente de emprendedores con y sin fines de lucro de la región”. Esto porque, aunque todavía falte mucho, afortunadamente de a poco crece la conciencia de que financiar desarrollo sustentable es un buen negocio. El modelo del que habla Cristina se incluye en la categoría Desarrollo Humano, una de las 10 del concurso.

Premios Latinoamérica Verde está organizada por la Fundación Latinoamérica Verde, la consultora ambiental Sambito y la Municipalidad de Guayaquil, en cooperación con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo Sustentable, empresas y ONG. “Creemos en Latinoamérica, en su potencial, en su innovación y en el emprendimiento responsable. Estamos seguros de que al impulsar el fortalecimiento de los agentes de cambio que lideran la oferta de servicios y productos verdes se dinamiza la economía verde”, destaca el sitio web de la organización.

EQUIPO. Los estudiantes voluntarios se dirigen hacia el lugar de la toma de agua para hacer las mediciones. EQUIPO. Los estudiantes voluntarios se dirigen hacia el lugar de la toma de agua para hacer las mediciones.

Mientras, en Las Carreras

Cuando Cristina y sus compañeras Marcela Medina (“profe” de Biología), Patricia Rojas (de Farmacoquímica), María Pérez (especialista en abordaje comunitario), Susana Vera (“casi” biotecnóloga) y “Juanita” Morán, ex titular de Química Inorgánica ya jubilada (pero que “no puede con el genio”) compartieron con LA GACETA el primer capítulo de su relato, estaban encarando la provisión de tanques de agua domiciliarios. Hoy ya está definitivamente instalada la bomba dosificadora de cloro (hubo que automatizar el proceso en función del caudal de agua, que no es constante), y con Mónica Rodríguez, profesora de Química Tecnológica, sumada al equipo, están haciendo los controles de calidad del agua (con apoyo y certificación de la Estación Experimental) y ajustando las dosis de hipoclorito de sodio para lograr la potabilización.

“Además -cuenta Mónica- capacitamos a los pobladores para que puedan medir y controlar el sistema; porque en corto plazo ellos deberán hacerse responsables de mantener la calidad del agua”.

“El otro trabajo fundamental -recuerda Patricia- era, y sigue siendo, lograr que la comunidad haga suyo el proyecto. Porque se trata, precisamente, de lograr autogestión, que necesita ser responsable y comunitaria”. Para ello trabajaron (y en eso siguen) con docentes y alumnos de la Escuela 22 (que está cerquita de la toma de agua y es desde el principio la sede del proyecto) y con los adultos de la comunidad. Y están recogiendo frutos: la Junta de Agua está en creación y pronta a recibir personería jurídica.

Este trabajo, a fuerza de voluntariado, es el que llegará a Ecuador y le contará al mundo lo que se hace en este pequeño rincón del Valle de Tafí. Y el que defenderán sus coordinadoras en busca del financiamiento que permita seguir hasta que la comunidad camine sola y, ¿por qué no? replicar la experiencia de desarrollo sustentable y autogestionado en otras comunidades tucumanas.

EQUIPO. Marcela, Cristina, Mónica, Patricia y el ingeniero Miguel Díaz.  EQUIPO. Marcela, Cristina, Mónica, Patricia y el ingeniero Miguel Díaz.

Pequeña historia

Construir infraestructura, y también futuro

Uno de los hitos fundamentales de esta historia fue la construcción de la toma de agua, que estuvo a cargo del Servicio Provincial de Agua Potable y Saneamiento y se hizo originalmente para riego. De allí se deriva una parte para consumo, para lo cual se construyeron el primer filtro y las instalaciones para potabilización.

Antes los pobladores dispersos dependían de que el río trajera agua, cosa que en invierno puede no suceder; y en verano suele bajar barrosa. Los ingenieros José Casanova, de la Dirección de Recursos Hídricos de Tafí del Valle, y Miguel Díaz, de la Dirección de Recursos Hídricos de la Provincia, y profesor en la Facultad de Ciencias Exactas de la UNT, estuvieron a cargo de las obras, y también se pusieron el proyecto al hombro.

Del aceite frito al biodiésel

Emprendedores amigables con el ambiente

Ariel Katz, Diego Koss, Joaquín Kirschbaum y Adrián Koss son los responsables del otro proyecto ganador (los propusieron en dos categorías: Residuos Urbanos y Energía). Se trata del emprendimiento BYOS, que en 2015 se propuso reciclar aceites comestibles usados para sean transformados en biodiésel (que permite reemplazar los combustibles fósiles, como el petróleo). Han firmado un acuerdo con la intendencia de Tafí Viejo y están construyendo un planta en el CIAT (centro de reciclaje de esa ciudad). 

“Al mismo tiempo que prestamos servicio a la comunidad -retirando los aceites de fritura de los locales y ayudando a que no vayan a parar a la cañerías- producimos combustible no contaminante”, explicó a LA GACETA Ariel Katz. “Hemos armado una miniflota de camionetas con las que vamos a los domicilios en forma gratuita, y ya tenemos convenios con 700 locales; además estamos trabajando con municipios para educar al respecto y generar centros de acopio”, agrega. Si querés sumarte a esta campaña de amigos del medioambiente, comunicate por  llamadas o Whatsapp al 3813658410. Y guardá el aceite: ellos lo retirarán y lo usarán bien.

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