La primera temporada, que se estrenó en AMC en marzo de 2018, fue un éxito absoluto. Narraba una historia espeluznante tomada de un hecho real: la expedición perdida del capitán John Franklin, que al mando de dos barcos y 128 tripulantes partió de Inglaterra en 1845 con la intención de explorar un paso a través del Mar del Norte. Desaparecieron, y años después se fue develando el misterio sobre lo que les pasó. El best seller de Dan Simmons, publicado en 2007, combina lo real con la ficción de terror. En esa novela se basó la serie.
Hoy a las 22, la cadena estrenará la segunda temporada, de diez capítulos, con una trama diferente, pero también inspirada en hechos históricos.
“The Terror: Infamy” transcurre en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Luego del bombardeo de Japón a la base norteamericana de Pearl Harbor, más de 145.000 estadounidenses y canadienses de origen japonés fueron trasladados a campos de concentración sólo por su ascendencia, sin tener ningún delito en su haber.
En la ficción de la serie, durante el confinamiento comienzan a ocurrir extrañas muertes provocadas por un ente maligno que domina a una mujer misteriosa llamada Yuko.
El personaje de Chester Nakayama, un estadounidense descendiente de padres japoneses, será clave en la trama. Investigará el porqué de las muertes y a la vez tratará de resguardar a los miembros de su comunidad de los atropellos del ejército estadounidense dentro de las zonas de detención.
Producida Ridley Scott (“Alien”) la serie también cuenta en uno de los papeles protagónicos con George Takei (famoso por su papel de Hikaru Sulu, el timonel de la nave en “Viaje a las estrellas”) que cuando tenía cinco años fue detenido junto a su familia en un campo ubicado en un pantano en Arkansas. La experiencia vivida por él fue de vital importancia para todo el elenco, ya que contaron de manera directa con una víctima de este atropello a la comunidad japonesa. Más allá de los elementos sobrenaturales de la ficción, la serie explora un conflicto que pocas veces se llevó a la pantalla. Un recordado antecedente es la película “Bienvenidos al paraíso” (1990) de Alan Parker, con Dennis Quaid.